Hace 50 años, Joan Manuel Serrat editaba Mediterráneo (1971), un álbum que se convertiría en el material más celebrado de su extensa discografía. Sus diez canciones no solo fueron un éxito en España y Latinoamérica. Trascendieron el tiempo e influyeron a artistas de múltiples generaciones.

En pleno 2021, la oportunidad de que el catalán salga de gira para festejar el aniversario de su disco más querido está fuera de la mesa. Pero como parte de los festejos, Sony Music anunció que reeditará el mítico álbum en vinilo, tal como se lo conoció allá por 1971, pero en una versión especial. En ese momento, “Nano” Serrat tenía solo 28 años y les dio vida a un puñado de composiciones de enorme madurez, con grandes melodías y una poesía imposible de pasar por alto. En ese marco se destacan canciones como la propia “Mediterráneo”, “Aquellas pequeñas cosas”, “Lucía”, “Pueblo blanco”, “Qué va ser de ti”, “Tío Alberto” y “Barquito de papel”, entre otras. Todos los temas tanto en letra y música fueron compuestos por Serrat, con excepción de “Vencidos”, cuyo texto corresponde a un poema del español León Felipe. Los arreglos musicales, por su parte, quedaron en manos de Juan Carlos Calderón, Gian Piero Reberveri y Antonio Ros Marbá. Fueron estos tres últimos quienes junto con Serrat les dieron a los temas influencias de la bossa nova y el jazz, produciendo un aura particular que logró vencer múltiples modas.

En la historia del catalán existen dos facetas muy reconocibles. Antes de la salida de Mediterráneo, Serrat era un cantautor y compositor que alternaba un repertorio en catalán y otro en castellano. El éxito del disco hizo todavía más grande su carrera en España, multiplicó su impacto en buena parte de Latinoamérica y lo consolidó como un artista de habla castellana –más allá de que volvió al catalán en reiteradas ocasiones–.

El álbum fue grabado en Milán (Italia), pero la leyenda cuenta que Mediterráneo fue escrito en un hotel del pueblo de Calella de Palafrugell (provincia de Girona), en plena Cataluña. Si hasta 2015 la población de ese lugar era de solo 733 habitantes, no es raro imaginar que hace 50 años ese pueblo ofreció un marco ideal para que Serrat encontrara la inspiración para componer el álbum que le cambiaría la vida. Una vez lanzado el disco, se mantuvo un año entre los más vendidos de España, para luego saltar hacia las consideraciones populares en nuestro país, Uruguay, Chile y luego el resto de Latinoamérica.

Fue durante ese tiempo en el que quienes vieron al veinteañero Serrat por vez primera sintieron que estaban ante un artista único. “La televisión me dio esa oportunidad a comienzos de los ‘70, en el programa de (Pipo) Mancera. Yo vivía en Corrientes en ese entonces y me impactó enormemente su propuesta de cantautor, porque era un juglar que aparecía con su guitarra, y desde la palabra y la música nos contaba historias como las de Mediterráneo. Muchísimos de nosotros nos reconocemos en esos relatos de pequeños pueblos donde afloran los sentimientos humanos junto con situaciones que son iguales en todas partes. Hablo en plural porque era algo que se compartía con los amigos de aquellos años, de mi generación, donde todos cantábamos y soñábamos con aquellos versos”, recuerda Teresa Parodi.

La relación que Serrat forjaba con las historias cotidianas hacía que muchas de sus canciones se hicieran universales. “Uno siente que Serrat les habla a tus cosas de la familia, a los que están cerca de uno. Escucharlo es como sentarse a una mesa donde te entienden. Sé que esa sensación la vive mucha gente y creo que es algo clave de su obra. Cuenta cosas en sus temas que me contaron mis viejos sobre su infancia. Mediterráneo es un disco particularmente lúcido y con bastante nostalgia. En canciones como “Aquellas pequeñas cosas” hay una belleza sin vencimiento”, señala el compositor y cantor Juan Seren.

Pocas obras musicales son recordadas mucho tiempo después de su primeros años de vida. Ahí, en el espacio reservado para las destinadas a perdurar en la memoria, Mediterráneo resalta de manera singular en la extensa discografía del catalán. ¿Pero qué es lo que hace que un álbum como este todavía ocupe un lugar importante en los oídos de millones? Víctor Heredia, uno de los viejos amigos argentinos del Nano, aporta su análisis: “A los discos se los recuerda generalmente cuando tienen buenas canciones. Creo que Mediterráneo está lleno de buenas canciones. Aunque, por otra parte, siento que es un material que sienta un precedente en cuanto a la postura, porque había ahí una posición personal que establece una mirada generacional, algo que todos pudimos avizorar y descubrir. Tal vez ese sea el factor que hace que este disco tenga la presencia que tiene a lo largo del tiempo.”

Serrat fue exitoso e influyente desde temprana edad. ¿Pero cómo lo vieron sus colegas argentinos? “Creo que nos influenció mucho –reflexiona Parodi–. Discos como Mediterráneo impactaron a los músicos argentinos, pero también a muchos de Latinoamérica y de España, claro. En ese lugar que tiene Serrat también puedo nombrar a Violeta Parra, porque son autores y compositores que, a pesar de pertenecer a dos universos totalmente distintos, ofrecen propuestas sonoras de una tremenda toma de posición en todos los sentidos. Pero fundamentalmente establecen un lugar para ver desde qué espacio se piensa a la poesía, a la melodía. Entonces, eso que fue tan impactante en su momento, terminó atravesando a generaciones de músicos, sobre todo porque hay una belleza profunda que trasciende”.

Desde hace varias décadas que el nombre de Joan Manuel Serrat dispara múltiples consideraciones positivas. La fecha sobre el cumpleaños 50° de Mediterráneo no solo nos hace pensar en esa obra venerada que esquivó el ritmo de los calendarios, sino que permite reflexionar sobre su autor: “Con un tipo como este pasa lo mismo que pasa con las grandes obras de los compositores o los grandes escritores, como Homero, Bach, Mozart o Lorca. Muchos de sus discos se escucharon cuando salieron, pero van pasando de padres a hijos. Mediterráneo es un ejemplo exacto de esas obras que trascienden”, sostiene Juan Seren.

Víctor Heredia, por su parte, subraya: “Su obra lo primero que me dispara a mí es la libertad. Él ejerce de esa manera esta profesión de artista sincero, de ser humano. Por eso sigue estando más allá del tiempo, y este disco es prueba de ello”. Y a modo de conclusión, Parodi destaca: “Hay una manera y un cuidado en todo lo que hizo Serrat que es muy profundo y va más allá del tiempo. De alguna manera, él tiene una forma simple de hacer las cosas que nos gustan y eso permanece hasta hoy. Las canciones de Mediterráneo y tantas otras que compuso son como espejos para quienes las escuchamos”. «

Mediterráneo

  1. “Mediterráneo” (Serrat). 2. “Aquellas pequeñas cosas” (Serrat)3. “La mujer que yo quiero” (Serrat)4. “Pueblo blanco” (Serrat)5. “Tío Alberto” (Serrat)6. “Qué va a ser de ti” (Serrat)7. “Lucía” (Serrat). 8. “Vagabundear” (Serrat). 9. “Barquito de papel” (Serrat). 10. “Vencidos” (León Felipe/Serrat). 



La crítica no lo acompañaba

Por Tamara Smerling
Periodista*


«El sol le hizo mal”, decía un titular de Clarín cuando Odeón publicó Mediterráneo en la Argentina, a fines de 1971. Hace, casi, 50 años. La frase se refería a la temporada que Joan Manuel Serrat había pasado recluido en el Hotel Batlle, en Calella de Palafrugell, para componer las canciones del álbum.

“Los discos de este español sonoro son una prueba irrefutable de su talento creador y por ello cada edición que aparece es objeto de la mayor atención por parte del público. En este último ejemplo se revela que es evidente que Serrat está fatigado (…) Es tan profunda su desorientación que al transmitirse esta actitud a sus canciones ha creado un disco fatigoso y monótono.”

Pero las críticas no vinieron solo de Clarín: desde La Opinión decían: “Este long play (…) es una peligrosa reincidencia en el pretencioso escapismo al que parece resignado quien por algunos meses fue la mayor esperanza de la canción castellana”. El texto también calificó a Mediterráneo como un álbum “totalmente prescindible por sus concesiones musicales, la reiteración de temáticas y la gratuita nostalgia”. Se quejaba –además– de que Serrat hubiera prescindido del pianista y socio musical Ricard Miralles.

La tensión era evidente. Serrat –que ni siquiera había llegado a los 30 años– estaba en uno de los mejores momentos de su carrera y, sin embargo, la crítica no lo acompañaba. En España el disco debió pasar, además, la censura del régimen de Franco. Pero el álbum se tomó su revancha: por varias semanas ocupó el primer puesto del ranking en pleno franquismo y, 50 años después, sigue siendo un clásico de la cultura iberoamericana.

Lo cierto es que el trabajo no solo perduró todos estos años: «Mediterráneo» se convirtió en una de las mejores canciones en castellano (entre los primeros borradores, Serrat barajó también “Amo el mar” o “Hijo de Mediterráneo”), sin eclipsar tampoco a los otros temas del álbum: “Lucía”, “Vagabundear”, “La mujer que yo quiero”, “Barquito de papel”, “Tío Alberto”, “Aquellas pequeñas cosas” y “¿Qué va a ser de ti?”.

Quizás, por todo eso, Mediterráneo aparece ahora redondo, perfecto: ninguna de sus canciones pasó desapercibida, ni siquiera el tema basado en un poema de León Felipe: “Vencidos”. Uno de los temas, “Pueblo blanco”, flameó como una bandera unos pocos años después, durante la dictadura: “Y si te toca llorar / es mejor frente al mar”.

Serrat volvió a la Argentina en 2019 con Mediterráneo da capo (faltaba para el aniversario, pero a la luz de lo que pasó en 2020, fue casi un vaticinio festejar antes). La premura de esa celebración por los cincuenta años no impidió volver a escuchar esta obra melancólica, invencible: la prueba más contundente fue que en el Gran Rex, repleto, se coreó cada una de las canciones que, como un talismán, pasaron por múltiples generaciones. «


* Autora del libro Serrat en la Argentina.