Con el objetivo de conseguir justicia, el periodista y director Sergio “Shlomo” Slutzky y su hijo Tomer retratan su lucha por lograr la extradición de Aníbal Gauto, acusado de cometer crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura cívico-militar y sospechoso de haber participado en la desaparición del Dr. Samuel Slutkzky, primo del padre de Shlomo. El caso del exrepresor tiene una particularidad: el de ser un protegido de las autoridades israelíes, ya que vive, desde 2003 y tal como descubrió el mismo Shlomo, como un ciudadano más de ese país, más precisamente en la ciudad de Kiriat Bialik y bajo un nombre falso. De eso trata Nuestra bronca, el documental que a la par de la investigación de la desaparición de “Samy” Slutzky indaga en la historia de Gauto, quien fue agente del Batallón 601 de Inteligencia Militar y está sospechado de haber participado en los delitos perpetrados en el Centro de Detención Clandestino “La Cacha”, en La Plata.

“Esta es una cruzada legal larga, que tiene que ver con nuestra historia familiar y la búsqueda de justicia de aquel horror, que nos pareció que era válida de ser contada para explicar la complejidad de lo que se sufrió, además de ser un instrumento más para seguir la batalla por la verdad”, cuenta Shlomo Slutzky, quien también vive en Israel y ya dirigió otros filmes como Perón y los judíos. Con este documental, el director busca mostrar de qué manera Gauto es encubierto por las autoridades de ese país, además de dejar al descubierto una sumatoria de dilaciones de la justicia argentina. Así, la extradición de quien se presume responsable de actos atroces se vuelve imposible por razones en apariencia misteriosas. En ese sentido, la película incluye testimonios de primera mano de generales israelíes y exmilitantes de la agrupación Montoneros.

“Cuando reclamábamos, nos bicicleteaban. Quedaba mucho por hacer y no se hacía nada. Son muchos años de investigar, de conseguir pruebas, de idas y vueltas, entonces con mi hijo dijimos: ‘demos a conocer el tema por fuera de las murallas judiciales y los organismos de derechos humanos’”. Shlomo se comprometió a lograr la extradición de Gauto para que sea indagado y juzgado en la Argentina como lo fueran sus cómplices, condenados por secuestro, tortura, asesinato y sustracción de menores en 2014. “Hay presiones, hay sectores poderosos que dilatan la posibilidad de justicia. Entonces tratamos de que se vea. Es una narración muy real, que no da lugar a interpretaciones, sino que demuestra que Gauto estuvo involucrado en la desaparición, muerte, tortura y demás atrocidades de cientos de personas. Él hacía las fichas de los detenidos y eso era una condena a muerte, pero además tiene más información de la que pensamos, por eso tiene que comparecer y explicar. En La Cacha hay 128 víctimas, imaginate todo lo que vió este señor”, cuenta Shlomo.

La negativa del gobierno israelí de posibilitar justicia también genera indignación en los miles de argentinos residentes en ese país, quienes se preguntan qué es lo que Israel quiere esconder. Tomer, hijo de Shlomo y quien acompaña con cámara en mano la intimidad de la batalla de su padre para lograr justicia, busca retratar las circunstancias con empatía, preocupación filial y también con la suspicacia de un joven que trata de entender qué pasó hace más de 40 años atrás: “Hay un intercambio de información, un entramado de negocios que tratamos de analizar para entender cómo alguien buscado y que nosotros mismos somos capaces de encontrar, no pueda ser juzgado, ni siquiera interrogado. Eso es importante dentro de la trama del documental; le da otra dimensión, sumado a lo personal que nos atraviesa como familia. Hay puntos como Montoneros entrenando en Líbano, Israel vendiendo equipamiento militar a la Junta militar y otro intercambio de información que hasta el día de hoy se oculta. Detalles que suman para entender la injusticia de la que somos testigos”.

Shlomo recopiló durante años material de manera obsesiva, pero la idea de este documental se inició recién en 2017. “Hay una forma de relatar la historia desde la mirada de mi hijo, que trata de entender por qué me fui de Argentina y cómo fue aquello, de una manera distinta a la mía, y esas dos miradas le dan dinamismo”, comenta el cineasta. “Me gustaría que el que vea el documental entienda lo que significa la búsqueda de justicia. Queremos mostrar la importancia de la búsqueda de justicia y que la batalla no terminó. En la película se ve que nos juntamos con el presidente (Alberto) Fernández, y hace unos meses me recibió el ministro (Martín) Soria, y se continúan las gestiones. Hay que exigir que Gauto sea detenido. No es un “pescado” chico, si pudo evitar pedidos de captura de Interpol y pasó por los aeropuertos con su imagen pegada como prófugo por crímenes lesa humanidad. Espero que la película ayude a que esto termine”.



Nuestra bronca
Un documental de Shlomo Slutzky y Tomer Slutzky. Estreno jueves 24 de noviembre en cine Gaumont, Rivadavia 1635.