Dicen que el tiempo tiene la última palabra. Que recién dentro de unas décadas se podrán dimensionar con precisión los alcances de esta movida cultural. Pero más allá de las apreciaciones personales, el esfuerzo, las variantes y los resultados que desde hace años exhibe la escena de tango contemporáneo ya son imposibles de ignorar. Enfrentando las históricas restricciones en la difusión, ignorado por los circuitos turísticos que solo estimulan la caricatura y tratando de menguar el impacto de la actual crisis económica, el tango del siglo XXI resiste con trabajo, imaginación y obra. Una nueva prueba de ese compromiso es la primera edición de Familia CAFF, el festival autogestionado que comenzará este jueves e incluirá 40 agrupaciones en nueve noches de expresiones diversas y sin gomina.

La iniciativa surgió desde la Orquesta Típica Fernández Fierro, una de las referencias ineludibles de la nueva escena de tango que comenzó a hacerse más visible sobre el final de los ’90. La OTFF construyó un estilo cáustico y febril que ya influyó a más de una generación, pero su formato cooperativo y la decisión de fundar y administrar el Club Atlético Fernández Fierro (CAFF) también impulsó e inspiró a la escena. El Ministro (40 años), bandoneonista y uno de los fundadores de la orquesta, reflexiona sobre el festival: «El CAFF ya tiene más de diez años y un día nos pusimos a repasar todas las orquestas y agrupaciones que tocaron en este tiempo. Ahí nos dimos cuenta de que era una cantidad muy grande. Entonces decidimos empezar a llamarlos, armar un festival y bautizarlo Familia CAFF. Es un momento muy difícil para el país y la cultura. Pero nosotros no nos queremos quedar en la queja: nos gusta hacer cosas. Este es un festival político porque nos oponemos a muchas cosas que están pasando, pero no partidario porque cada cual tiene sus ideas. Creo que Familia CAFF ofrece una foto muy rica de la escena actual de tango. Quedaron grupos afuera por diversas cuestiones, pero ojalá que la próxima se puedan sumar».

El festival comenzará este jueves y concluirá el sábado 26 –ver recuadro de programación–. La grilla incluye orquestas típicas, otras con formatos menos tradicionales, sextetos, quintetos, cuartetos, dúos y solistas. En algunos casos los repertorios son instrumentales y en otros predomina la canción, pero en todos los proyectos el foco está puesto en las composiciones propias y/o de colegas contemporáneos. Algunos de los participantes serán el Sexteto Murgier, Rascasuelos, Juan Seren y los Púa Abajo, el Cuarteto La Púa + Victoria Di Raimondo, la Orquesta Utópica, el Dúo Guerrero–Scalerandi, Alto Bondi, la Orquesta Típica Cambio de Frente, la Orquesta Típica Misteriosa Buenos Aires, Dema y el Maestro, 34 Puñaladas, La Martino Orquesta Típica, la Orquesta Típica Ciudad Baigón, Altertango con Alfredo Piro, el Sexteto Fantasma, el Quinteto Negro La Boca, la Orquesta Típica La Vidú, Daniel Ruggiero, Horacio Fontova y la Orquesta Típica Fernández Fierro, entre muchos otros.  

Rodrigo Perelsztein (32 años) es el cantor de Sexteto Fantasma, una agrupación que sorprendió con disco debut La ventanita de Arrabal (2015) por su tono bailable y la audacia de los arreglos –que incluyen una trompeta–. En estos momentos están grabando su segundo álbum con todas composiciones propias. Algunas de ellas ya fueron versionadas por colegas de mayor rodaje, como 34 Puñaladas y Hernán «Cucuza» Castiello. «Participar de esta movida es genial –confiesa Perelsztein–. La crisis pega en todos lados y el tango tiene sus dificultades históricas. La OTFF fue pionera en lo artístico y en crear espacios por fuera de los circuitos turísticos y las tanguerías clásicas. El que no se resignaba a tocar ‘El Choclo’ o ‘La Cumparsita’ prácticamente quedaba condenado a la intemperie. Nosotros vinimos bastante después y nos inspiramos en todo eso. Ellos abrieron muchas puertas y el festival Familia CAFF es otra forma de seguir haciéndolo. Acá hay mucho amor y compromiso. De otra forma sería imposible.»

La creación del CAFF en mayo de 2004 resultó determinante en múltiples aspectos. Un espacio propio garantiza la libertad para tocar cómo y cuándo se quiera tocar, abre oportunidades para colegas, se puede utilizar como sala de ensayo e incluso para actividades pedagógicas. Hoy la Orquesta Típica Ciudad Baigón administra Galpón B; La Martino Orquesta Típica, el Espacio Cultural Benigno; y El Sexteto Fantasma –entre otros– apela al formato de organizar una milonga con shows en vivo una vez a la semana –en Señor Duncan, todos los martes, desde hace cinco años–. Pero la tarea no es nada sencilla. El efecto Cromañón en algunos casos favoreció demandas excesivas para espacios chicos o medianos que nada tienen que ver con la liturgia del rock y en el último año y medio la suba de tarifas y la caída del consumo pusieron a estos emprendimientos en una situación muy difícil. Su respuesta es seguir peleando, construyendo nuevas propuestas y también un proyecto de ley que se redactó en el marco de la Cámara de Clubes de Música en Vivo (Clumvi) y prevé diversas medidas para cuidar y favorecer el desarrollo de espacios culturales de menos de 300 personas. Se estima que el proyecto ingresará en la Legislatura porteña en las próximas semanas.  

La Martino Orquesta Típica es una de las apariciones más auspiciosas de los últimos tiempos. Su disco debut lleva el nombre de la orquesta, fue lanzado el año pasado y alterna composiciones propias cantadas e instrumentales, todas de gran elegancia y profundo conocimiento del género. Nehuen Martino (24), pianista, compositor y director, detalla: «Es una alegría participar de este festival porque el CAFF representa el espíritu del tango nuevo. Las propuestas son múltiples. Están los más clásicos, los más contemporáneos, los más rockeros, los más jazzeros: cada uno con su mirada suma y enriquece. Yo creo que en el tango vivimos un gran momento creativo, pero padecemos de una situación social y de la industria muy brava. Por eso apostamos a toda propuesta de lucha y militancia. Si nos unimos en la trinchera vamos a avanzar mucho más. El tango tiene que abrirse espacio aunque sea a los codazos.» «