La nueva serie de HBO juega fuerte con la creación de David E. Kelley (Big Little Lies), la dirección de Susanne Bier (The Night Manager) y Nicole Kidman (como protagonista y productora) en la adaptación del bestseller Tú ya lo sabías de Jean Haff Korelitz. Una historia con entregas semanales los domingos a las 22, que desde el comienzo insinúa personajes fuertes y algunas intrigas para desatar.

La primera impresión que da la serie es la de una reiterada historia de suspenso donde la infidelidad y la infelicidad en la abundancia se presentan como tópicos tan presentes como no dichos. La heroína es Grace Fraser (Nicole Kidman), desde quien se cuenta un relato centrado en los vínculos personales. Su marido Jonathan (Hugh Grant), su hijo Henry (Noah Jupe), su padre (Donald Sutherland), su amiga Sylvia (Lily Rabe) y Elena Alves (Matilda De Angelis), una misteriosa mujer que irrumpe en su vida, se despliegan como personajes que se construyen de manera incipiente como perfectos y exitosos, quienes se hacen minuto a minuto más magnéticos por el clima enrarecido donde se desenvuelven. Desde ahí se puede sentenciar que lo que desarrollará la historia es mucho mayor a lo que despliega en un correcto y conservador primer capítulo.

Grace es una exitosa psiquiatra a poco de publicar su primer libro, se la ve tomar la iniciativa y el control de las situaciones, al menos trabajando en su consultorio, como madre en su casa y en la relación con su padre. Casada con un prestigioso médico y madre de un preadolescente, alterna su trabajo con la organización de una subasta que recaudará fondos para la escuela de élite a la que concurre su hijo. Allí se relaciona con su amiga Sylvia, otras madres del comité y con una nueva integrante de ese círculo, una misteriosa y joven mujer que llama su atención. Elena es observadora y de pocas palabras, su hijo obtuvo una beca y en cierto modo las otras madres de la escuela la marginan por no pertenecer a su clase social. Elena se presenta como una sensual y frágil mujer que en contadas y contundentes escenas encandila la atención de Grace. Aunque todavía no se puede comprender bien si se trata de pura atracción sexual o el deber de cuidarla, su involucramiento devendrá en problemas.

Decía Hitchcock que la diferencia entre suspenso y sorpresa es la cantidad de información con la que el espectador cuenta sobre lo que sucederá en la escena. En The Undoing no se sabe mucho más que los personajes y el espectador se sorprenderá junto con ellos en el devenir enigmático. Una construcción narrativa que, además de apelar a buenas actuaciones, se desarrolla entre cuidados diálogos y un ritmo que no aburre.

Nicole Kidman hace lo que mejor sabe hacer, suspenso de calidad, y su actuación se convierte en impronta y garantía. Desde ahí es cierto que la serie no descolla en originalidad, pero tampoco defrauda ante el potencial que despliega. A la vez de contar una historia de clase media alta de Nueva York, con problemas tan lejanos como atractivos para el público masivo, logra atrapar con un par de inesperados puntos de giro. La ostentosa vida de ricos, escenario recurrente de las telenovelas, esta vez oficia como trasfondo de una historia que consagra el protagonismo en las situaciones límite de los personajes principales. El primer capítulo cumple con el género thriller y con las suspensiones narrativas del caso: una muerte dudosa y una persona que desaparece trastocan el aparente equilibrio en la cotidianidad de Grace. Desde allí, con su hijo, la ayuda de su padre y su amiga, se verá envuelta en la confusión. The Undoing, que podría traducirse como “la ruina”, nos pondrá como testigos del desmoronamiento de una vida soñada.

En una época donde el consumo en maratón está alimentado por las plataformas, HBO continúa con The Undoing en el formato de grilla, estrenando un episodio por semana. Asimismo, con seis capítulos, se suma a la tendencia de acortar las temporadas obedeciendo quizás a información sobre el comportamiento de las audiencias. Lo cierto es que la historia de suspenso se enriquece con el cliffhanger –final de capítulo inesperado y con desenlace abierto– que busca la perplejidad y motoriza las ansias de querer saber más aunque tengamos que esperar una semana.  «