Tras una larga trayectoria como periodista de espectáculos en la agencia Télam, Mariano Suárez le propuso a su colega Miguel Ángel Taboada abordar un trabajo sobre la música de nuestro país. Por su parte, en su también extensa carrera, Taboada había conectado con el mundillo tanguero, y así fue como tuvo la suerte de conocer a Aníbal Troilo en 1972. De ese territorio de intereses en común y de la relación que cultivaron entre ambos surgió Troilo. Una teoría del todo, el libro en el que los periodistas abordan la gran influencia del bandoneonista tanto desde el plano musical como cultural y político.    

“La figura de Troilo nos dio libertad para hablar de toda la historia del tango. Porque en él se puede encontrar el canto gardeliano, lo revolucionario de (Julio) De Caro, la transformación piazzoliana y todo lo que vino a posteriori. Es la síntesis de todo lo que hubo antes y después”, expresa Mariano Suárez, quien además es abogado, delegado sindical y autor de varios libros sobre derecho laboral y comunicación popular, entre otros temas. La diferencia generacional entre Suárez y Taboada permitió tener esa perspectiva de qué representó y representa el bandoneonista a lo largo de los años. El libro, además, suma textos de Dino Saluzzi, del periodista Santiago Giordano y de la pianista Leda Torres.

-¿Siempre quisiste meterte en el universo de Aníbal Troilo?


-Trabajé diez años en Télam y mucho material de mis notas de ese tiempo aparecen en el libro. Pero no fue algo planeado ni por Miguel (Taboada), ni por mí, sino que se dio. En lo personal mi gusto iba por otro lado. Pero nos atrajo la figura y la posibilidad de no estar atados sólo al personaje, sino poder hablar de la historia del tango, de la música a través de él, de y la construcción de su imagen icónica. Desarmar el dispositivo por el cual Troilo se convierte en la figura por excelencia de ese género y mostrarlo.

-¿Y por qué consideras que sucedió todo eso con Troilo?

Si uno tiene que definir el tango, el estilo troileano es el que mejor lo ejemplifica.  Aunque también explotó otros territorios dentro del tango, la fuerza de su estilo clásico consiguió presentarse como la totalidad o el mejor resumen de lo que el tango debe ser. Eso fue por su talento y por su espíritu curioso de explorador sonoro que lo  puso allí. Era un purista del sonido.

-¿Cuál fue el mayor desafío que encontraron al escribir el libro?

-Antes que nosotros, hay por lo menos una docena de autores que hicieron libros sobre Troilo. Se escribió bastante sobre él y su anecdotario. Entonces queríamos dejar de lado lo pintoresco de su contorno, para ver el personaje desde otro lado. Cincuenta  años después de su muerte y con pocos testigos que pudieran ser fuentes directas de su forma de trabajar, nos pareció interesante rescatar su legado, enfocándonos en lo más potente de su discurso, que son sus discos y sus partituras, con sus inagotables recursos estilísticos. Además, algo distinto es presentarlo dentro del contexto social de su época.

-¿En que se enfocaron?

-Obviamente en los aspectos musicales y profesionales. La orquesta de Troilo debuta en 1937, en un momento justo dentro de la evolución del tango y su dramática, luego del sexteto de Julio De Caro. A partir de allí, donde parecía estar en el punto de mayor ebullición, Troilo logra superar eso, incorporando a los cantores, transformando el tango bailable en un tango de escucha. Asimismo, incorpora a los arregladores como un elemento importante para hacer composiciones más complejas y modifica el lenguaje del tango. Ese fue uno de los puntos que no queríamos dejar afuera, porque nunca antes se había analizado su carrera desde esa mirada.

-¿Hay un período donde Troilo alcanza su punto más alto o cada época tiene algo revolucionario?

-Creo que hay un consenso entre todos los tangueros acerca de que el período de mayor esplendor estilístico de Pichuco, donde se nota mayor variedad de recursos, se da entre principios de los ‘40 hasta mediados de los ‘50.  Es el período que trabajó con Argentino Galván y Piazzola como principales arregladores. Pero, de todos modos, aunque es la figura que representa la tradición del género, Troilo siempre luchó por la evolución constante del tango.

-¿No era entonces una figura conservadora?

-Para nada. A veces se lo quiere ubicar en ese lugar, pero él siempre tuvo una concepción muy abierta de su orquesta y siempre estuvo abierto a la transformación. Eso tratamos de dejarlo claro en este libro.

-¿Troilo. Una teoría del todo, apunta a que las nuevas generaciones sepan qué significó Troilo para el tango?

-Los músicos más jóvenes que hacen tango lo reivindican y toman su legado, de manera parecida a lo que nosotros hacemos en el libro. Ellos tienen la obligación de tomar su música como centro y dejar de lado la mitología y la cuestión nostálgica del Buenos Aires perdido. Están sus voces reflejadas en el texto. Es un libro que es para todo tipo de personas, pero sobre todos tangueras, claro, pero también para lo que no.

-¿Por la figura icónica que significa Troilo?

-Claro, él está en ese monte sagrado donde está Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa o Carlos Gardel. Pero hoy en día sus figuras no están en el centro de atención, de los medios, de la industria y de los consumos. Pero bueno, marcamos también esa diferencia de la época de oro del tango, donde casi era lo único que se escuchaba, ocupando el centro de la escena, y lo que pasa hoy. Hoy esta música tiene un lugar preponderante, valioso, pero ya no es masivo. Ese es un lugar que seguramente ya no vuelva a ocupar.



Troilo. Una teoría del todo

Una biografía de Mariano Suárez y Miguel Ángel Taboada sobre el bandoneonista, compositor y director de orquesta Aníbal “Pichuco” Troilo. Editorial Mil Campanas.