Su nombre ya está en la boca de todos en el 70º.Festival de Cannes por ser uno de los más autorizados candidatos a la Palma del Mejor actor. El argentino Nahuel Pérez Biscayart, alabado por su papel protagónico de un joven enfermo de SIDA que descubre el verdadero amor demasiado tarde en ”120 battements par minute” (120 latidos por minuto) de Robin Campillo.

Descubierto aquí mismo en Cannes por el director francés Benoit Jacquot,que lo hará debutar como protagonista en el cine galo con “Au fond des bois”, luego de verlo en el film argentino “La sangre brota” de Pablo Fendrik en la Semana de la Crítica del 2008, Pérez Biscayart, físico a la Buster Keaton como lo definió un periodista, es más que una promesa en el cine de su país adoptivo y ya ha participado en una media docena de películas europeas, paseando su talento entre Francia, Suiza, Alemania, España, Rumania, Hungría y Turquía, aprovechando su ductilidad y su dominio de idiomas como su castellano natal, francés, inglés y alemán.

“No soy un actor metódico sino que me confío en el instinto – declara– me imagino el contexto en el que se mueve el personaje y le presto mi energía porque preciso habitarlo con mi cuerpo, dándole también mis dolores, mis pasiones y mi amor por la vida”.

El actor, porteño de Buenos Aires, nacido el 6 de marzo de 1986 en los años en los que se declaraba la pandemia, no se explica como una sociedad rica y compleja como la francesa pudo dejar morir el futuro del país, representado por los jóvenes que morían de SIDA, sin procurar al menos darle una solidaridad, visto que no había remedios para curarla o para prevenirla.

“Yo creo que hay momentos en los que una sociedad se adormece y no advierte los peligros que la amenazan como se ha visto con este resurgir de los extremismos en Europa, sobre todo reaccionarios” agrega. “Hay que despertarse y luchar como lo dice el film que no es un panfleto aunque pretenda tener un significado comprometido políticamente” cointinúa el actor. “En mi país una mujer es asesinada cada 36 horas, en Brasil se apalea a los homosexuales por la calle y aún una nación como la francesa, que parece haber integrado suficientemente las diferencias sociales, políticas y religiosas de la población, tiene problemas con una parte de sus minorías” afirma Pérez Biscayart.

“Y la única manera de defender a estas minorías es hablando de los derechos sociales y combatiendo por su respeto, utilizando incluso la lucha colectiva que es lo que propone y describe nuestra película” declara.

Y refiriéndose a las escenas de sexo que pueden escandalizar a ciertas personas, Perez Biscayart afirma: “yo creo que es saludable mostrar escenas de sexo de cualquier tipo que sean, con tal de que sean funcionales al tema que se quiere discutir: el sexo es natural, es espontáneo y en la película mis escenas con Arnaud Valois transparentan el infinito amor que sienten los personajes y constituyen una lección de vida”.