Hay personas capaces de revolucionar sus vidas, las de su sociedad e inspirar a quienes las continúan. De eso se trata El puto inolvidable, el documental sobre Carlos Jáuregui, militante y pionero en la lucha por la defensa de los derechos del colectivo gay en la Argentina. El largometraje dirigido por Lucas Santa Ana (Como una novia sin sexo) deja constancia de la corta e intensa vida de Jáuregui, quien fue presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), fundó Gays por los Derechos Civiles e impulsó la manifestación anual hoy conocida como Marcha del Orgullo LGBTIQ.

«En el 2013 Gustavo Pecoraro me propuso hacer un documental breve sobre Jáuregui para presentarlo en jornadas de debate y concientización de derechos. Él me contó un poco la historia de Carlos y me horroricé porque no estaba al tanto. Yo salí del closet en el ’96 y me preocupó mucho la desinformación: por mí y por las nuevas generaciones de militantes», revela Santa Ana. Pero por motivos de agenda el director no pudo sumarse al proyecto hasta nueve años después. «Nos hicimos amigos con Gustavo y en el 2015 le pregunté con quién estaba haciendo el documental –detalla Santa Ana–. Me dijo que todo había quedado suspendido y me horroricé otra vez. Ahí nos pusimos a trabajar con todo porque la vida de Carlos merece ser contada y difundida».

La lucha de Jáuregui por visibilizar los derechos y reclamos de las personas de identidad sexual diversa lo transformó en el primer activista gay argentino en salir en la tapa de una revista con nombre y apellido. A partir de ahí su actividad en los medios fue intensa. Sus respuestas a monseñor Antonio Quarrachino –quien públicamente «invitó» a la comunidad gay a vivir en una isla– todavía son recordadas. El compromiso de Jáuregui también resultó fundamental para incorporar la orientación sexual como factor antidiscriminatorio en la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires. Murió el 20 de agosto de 1996 (38 años), víctima del virus VIH.

Uno de los hallazgos de El puto inolvidable. Vida de Carlos Jáuregui es que a través del testimonio de compañeros de militancia y amigos se llega a la dimensión humana de Jáuregui, pero también a su convicción y audacia política. «Creo que Carlos nos dejó un legado muy profundo e importante. Trabajó por la igualdad social, pero también por la legal, dos asuntos que conforman el cuerpo de la discriminación contra el mundo gay. Pero también fue muy inteligente en sus estrategias políticas. Fue punta de lanza cuando nadie se animaba y también supo correrse para dejar que otros activistas y problemáticas se expresen por sí mismas, como por ejemplo la de los colectivos de trans y el de lesbianas. Él era historiador y creo que eso le dio una mirada más precisa de los procesos históricos que transitó y los que lo sucederían», reflexiona el director.

Santa Ana destaca que el largometraje tiene una búsqueda reivindicativa, pero que también se propone redoblar la conciencia y el compromiso sobre un presente complejo. «Vivimos en tiempos en los que se constata un reflujo de discriminación. Parecería que hubo mucho odio contenido y en esta coyuntura se soltó. Eso nos obliga a comprometernos, luchar y exigir más por nuestros derechos. El ejemplo de Carlos está más vivo que nunca».