Del mito al cine. Ese podría ser el primer acercamiento a lo que representa la figura de Antonio Mamerto Gil Núñez, más conocido como el Gauchito Gil, el célebre personaje de nuestra Mesopotamia que tiempo después de su muerte en 1878 se elevó a la categoría de santo para miles de habitantes de nuestro país.

Gracias Gauchito, la película dirigida por Cristian Jure que ya llegó a los cines, hace foco en la vida difícil de Gil, su niñez carenciada y su posterior fidelidad a la causa de los más pobres de Corrientes, la provincia donde nació, vivió y fue asesinado. «Estrenar en estos momentos es algo titánico», aclara el director. «Por suerte el productor pudo conseguir la cooperación de capitales paraguayos y pudimos hacer la película en su totalidad en Paraguay. Sin esa posibilidad hubiese sido imposible hacerla, por eso estamos felices que así haya sido, del proceso y del resultado final», revela.

Más allá de la siempre convocante figura del Gauchito, el proyecto de llevar su vida al cine nace desde la casi permanente presencia incidental de este en muchos de los últimos proyectos del director: «Siempre trabajé en los barrios villeros y ahí noté que él era algo muy presente, alguien muy querido y venerado. Me pareció extraño que nunca se hubiese hecho nada en el cine con el Gauchito pero tampoco había nada escrito, salvo Colgado de los tobillos, una novela bellísima de Orlando Van Bredam que narra historias contadas por otros sobre su vida».

Para el director, lo que terminó por decidir sus intenciones de rodar un film basado en la vida y obra de Gil se encuentra íntimamente ligado a la construcción del mito del Gauchito, un factor que se construyó de generación en generación: «Más allá de mi faceta como director cinematográfico, aunque no ejerzo, soy antropólogo. Al conocer la historia todo me encantó, sobre todo por la manera en que con el tiempo se construyó su figura. La historia tiene dos ejes, el primero relacionado con la vida del gaucho y el otro referido a la construcción del mito, unos 50 años después de su muerte, cuando comienza a elevárselo a la categoría de un Robin Hood nuestro, para luego incorporar características milagrosas. De alguna manera, todo me lleva a la primera vez que me topé con el mito, que fue hace unos años atrás cuando asistí, por una filmación que estábamos haciendo, al santuario del Gauchito, en Mercedes, Corrientes. Ahí me encontré con la fuerza de sus creyentes y la dimensión de su figura, la fidelidad de los devotos y la fe. Eso fue en 2010, y desde ese momento se transformó en algo que me conmueve mucho. Tal vez ese haya sido el germen inicial de lo que hoy es la película».

Teniendo en cuenta su formación como antropólogo, Jure sostiene que en la reconstrucción de la vida del Gauchito no utilizó ninguna herramienta académica, especialmente las ligadas al trabajo de campo. «En la antropología las creencias de los pueblos significan algo fundamental para analizar y son muy valoradas por otras disciplinas como la Comunicación y el cine. Lo que más me gusta de la figura del Gauchito es que es un santo pagano que se construye por fuera de la institución de la Iglesia. No tengo dudas de que eso trascendió las fronteras sociales, porque originalmente fue un santo de los sectores populares. La última vez que fui al santuario de Gil en Corrientes noté que había cambiado mucho la disposición social que quienes iban a ese espacio. Me encontré con gente de clase media y rezagada pero también con otros que llegaban en autos de alta gama, así que creo que la figura del Gauchito y lo que representa, más en estos tiempos de tanta injusticia, adquirió mucha más relevancia. No hice ningún trabajo de campo ni etnográfico para la película, porque me basé totalmente en la ficción. Al principio habíamos pensado una cruza entre documental y lo ficcional pero finalmente optamos por la ficción, y así fue en un 100%, siempre teniendo en cuenta a la novela de Van Bredam.»

Para el director, la filmación de Gracias Gauchito no estuvo exenta de cierta presencia misteriosa que forma parte del anecdotario de la película. «Cosas pasaron, muchas. Recuerdo que un conductor que nos transportaba y que no creía en el Gauchito se le rompió el vehículo cuando íbamos a filmar. Al otro día llamamos a otro transportista, nos contó que sí creía en él, pasamos por los mismos lugares que con el otro pero nada sucedió. Así pasaron muchas cosas que nos hacían pensar en su presencia.» «

Una obra con estilo propio y el proyecto que se viene

La obra como director cinematográfico de Cristian Jure trata siempre –en mayor o menor medida– sobre hechos socialmente relevantes. Desde ese aspecto, el realizador supo captar las aristas de personajes como Pepo (el alias de Rubén Castiñeiras, el cantante de cumbia y líder de Los Gedes) que a comienzos de año llegó a los cines con el film Pepo, la última oportunidad. Un año antes hizo lo mismo con Alta cumbia, la producción que registraba la vigencia de la cumbia villera como género de los sectores postergados del Conurbano bonaerense. «Siento que poder registrar las cosas que suceden en el mundo de la cumbia es exponer una temática que por su marginalidad muchos no quieren exhibir. Bueno, a mí me interesa poder tener un registro tanto visual como sonoro de esa movida, ya que expone situaciones que deben ser vistas y que no llegan de la mano de los grandes medios. Que la vida de Pepo haya llegado a los grandes cines es sinónimo de que existe todo un gran público interesado por esas propuestas», señala Jure en relación a sus recientes trabajos. Consultado por sus próximos proyectos, el director afirma: «Mucho no puedo adelantar, pero puedo decir que será la historia de una figura controversial del mundo de nuestro fútbol, alguien que tiene tantos defensores como detractores.»

Gracias Gauchito

Una película de Cristian Jure basada en el libro Colgado de los tobillos, de Orlando Van Bredam. Elenco: Jorge Sienrra, Diego Cremonesi, Dani González, Lali González y Héctor Silva, entre otros.