¿Se animaría a ser guiado a través del WhatsApp en un lugar público? ¿Obedecería las instrucciones que aparecen en la pantalla de su celular de alguien a quien no conoce en persona? Estos son algunos de los tantos desafíos que propone Perfil bajo, la obra del actor y productor radial Ezequiel «El Conde» Hara Duck. Esta experiencia teatral –como prefiere definirla él mismo– constituye su debut en la dirección e implica la original experiencia de ser espectador y actor al mismo tiempo. O viceversa.

Cuando el valiente aparece en el lugar convenido previamente con el autor, un nuevo mensaje de Hara Duck da la bienvenida, pregunta si quiere ir al baño, pide relajación y advierte que está todo bajo control y nada malo va a suceder. Entonces, comienza la función.

«Mirá a la chica de sombrero. Está al lado tuyo. Mirá a la chica que está a tu lado. Recibe mensajes. ¿De quién? Mirá su celular. Te da la espalda para que leas. Podés leer». Así, en catarata, caen los mensajes por WhatsApp. El protagonista se encuentra en el brete de ser imprudente o de no ser un espectador/actor a la altura de las circunstancias. Entonces procede y la chica de sombrero se va, y la que se da cuenta de que le están mirando la pantalla del celular hace un medio giro para ocultarlo. La seguridad del «podés leer» se vuelve duda: ¿la chica es «cómplice» del director, forma parte de la obra o no? ¿Se habrá incomodado?

«Tenía la idea de hacer teatro de inmersión (en el que el público se confunde con los actores) –cuenta Hara Duck–, y cuando vi Usted está aquí me voló la cabeza. Me junté con uno de los chicos de esa obra, empezamos a trabajar el concepto de ‘instrucciones’ y ahí surgió la idea de hacer una obra por celular».

–¿Por qué es de un solo espectador?

–La gracia es que si vos lo compartís con otra persona por ahí te distraés o te inhibís. Cuando lo hacés solo sos un espectador individualizado.

–Un espectador/actor.

–Claro. Es muy interesante ver que hay toda una realidad, todo un dispositivo armado para una sola persona. Lo que les pasa a todos los espectadores es que terminan viendo la realidad con una mirada más ficcional.

Si el teatro de sala tiene su encanto en la reiteración, acá la seducción pasa por el cambio permanente: cada persona es diferente y es a partir de ella que se arma una especie de dramaturgia, que lo único que mantiene es la estructura.

«Con tres o cuatro datos del espectador está bien. Tener el physique du rol también ayuda. Porque la idea guía es que todos lo disfruten. Cuando hay algún instante o algún momento en el que llego a percibir cierta incomodidad, automáticamente cambio a otra dinámica o actividad, cosa que no haya ningún momento de aburrimiento». Y de que el espectador no dude. Eso no lo dice Hara Duck, pero queda claro que cualquier sensación que saque de foco la atención en el celular o en cumplir la instrucción recibida puede desbaratar la obra.

«Uno de los conceptos de Perfil bajo es la invisibilidad: a nadie le importa nada lo que estás haciendo», afirma rotundamente. Y esa es otra de las cosas llamativas de la experiencia porque el espectador/actor cree estar siendo observado todo el tiempo, despertando miradas de sospecha o de censura. Pero Perfil bajo propone una ficción dentro de la realidad, un espacio lúdico que conecta con la falta de prejuicios de la niñez.

La obra ya superó las 100 presentaciones y Hara Duck asegura que «todos la pasaron muy bien». También comenta que luego de una exhaustiva búsqueda por Internet no encontró «ninguna experiencia similar» y que ya tiene registrada la idea.

–¿Cuánto te cambió Perfil bajo?

–Mucho. Me divierte y me replantea la forma de producción. Se pueden hacer cosas muy baratas y efectivas. «

¿Cómo llegar a Perfil Bajo?

La obra se representa en distintos lugares de la ciudad. Quienes quieran vivir esta aventura tienen que inscribirse en perfilbajoteatro.com.