Argentina tiene hoy el honor de inaugurar el 75o. Festival de Venecia con “Mi obra maestra” de Gaston Duprat, en compañía de “First Man” de Damien Chazelle que cuenta la fantástica historia del primer desembarco del hombre en la Luna pero dando mayor resalto al aspecto humano de la odisea.

En 2016, Duprat había causado furor aquí en Venecia con “El ciudadano ilustre”, film que le valió a Oscar Martínez la Copa Volpi a la mejor actuación (primer galardón veneciano en absoluto para un actor argentino). Ahora vuelve con un tema del que su hermano y guionista Andrés sabe mucho, el arte contemporáneo.

La historia es la de un anciano pintor fuera del tiempo y de las tendencias contemporáneas (un mayúsculo Luis Brandoni dispuesto a seguirle los pasos a Martínez), irascible y pendenciero, cuyo único amigo es su marchand, interpretado por Guillermo Francella en otra de sus creaciones que ya han tenido un gran impacto en el público italiano que lo recuerda en “El secreto de sus ojos”, de Juan José Campanella, y en “El clan” film que a Pablo Trapero le valió un león de plata al mejor director.

En guerra con el mundo, desalojado de su casa, el pintor sufrirá un grave accidente que dará un nuevo vuelco a su vida ayudado por su amigo marchand, pero el guión de Andrés Duprat reserva sorpresas al espectador que sería injusto develar.

Los Duprat prosiguen con un cine sutil, irónico e inteligente que respeta a su público y lo hace cómplice de una historia original que se vale de dos grandes actores en la cúspide de sus talentos para dar una visión risueña del inmenso negocio que se esconde entre los pliegues del arte contemoporáneo.

Chapelle, que con su Oscar al mejor director en 2017 fue el más joven ganador de la estatuilla, vuelve a la Venecia que lo lanzó definitivamente a la fama con “La La Land”, siempre en compañía de su actor fetiche Ryan Gosling, que encarna con economía de medios (a la manera de los grandes iconos de la vieja Hollywood) a un Neil Armstrong que marca con su pie la superficie lunar llevándose a cuestas tragedias familiares y personales como la muerte de su hijita de pocos años de cáncer y la de varios astronautas que dejaron su vida en pos de la conquista del espacio.

Inspirado en la biografía de Neil Armstrong que escribiera póstumamente James R. Hansen (el astronauta falleció a los 82 años, en el 2012) y adaptado por Josh Singer, el film contempla la gran aventura de la conquista del espacio desde el punto de vista de los astronautas y los técnicos de la NASA que la vivieron personalmente, contribuyendo con sus esfuerzos y hasta con sus vidas a hacer que el ser humano saliera, por una vez, de la prisión a la que lo condena su propio planeta.

Chazelle se confirma a sus escasos 33 años como un director original que sabe renovar el lenguaje cinematográfico instilando una gran dosis de humanidad en los códigos férreos que imponen los géneros y la industria de Hollywood.