El 19 de mayo de 1972 un joven murió atropellado por un tren en Puente Pacífico, en el barrio de Palermo, luego de escapar del Hospital Borda, donde había sido internado forzosamente por haber consumido drogas. En ese entonces, quien era detenido por consumo de estupefacientes era enviado primero a la cárcel y después al psiquiátrico. Le decían Tanguito, y firmaba sus temas musicales, en eso que por entonces se daba en llamar rock nacional, como Ramsés VII. José Alberto Iglesias había sido el coautor -en un bar del barrio de Once, según decía la leyenda- del que muchos consideran el tema fundacional de esa música que sería movimiento y cultura, “La balsa”. Represión y dictadura mediante, casi nadie siguió hablando de él: pocos ejemplos tan malos para los valores juveniles que quería imponer un estado autoritario que pretendía modificar usos y costumbres heredados de la que había sido la Juventud Maravillosa.

“Yo soñaba con escribir en El Expreso imaginario, era rependejo y recién llegaba a Buenos Aires buscando laburo. ¡Y me llamaron de esa revista!”, recuerda con entusiasmo Víctor Pintos, autor de Tanguito, la verdadera historia, el libro publicado originalmente en simultáneo con el lanzamiento de la película Tango Feroz de Marcelo Piñeyro, los dos puntales a través de los cuales el músico trascendió no sólo su propio tiempo, sino su propia leyenda.

Eran los primeros 80 y estaba asumiendo como director de la revista Roberto Pettinato, que le aclara de entrada a Pintos que no le interesa para nada la música nacional (aunque usando otros términos). “Y me dice si yo me podía hacer cargo de eso, que era lo que a mí siempre me interesó”, recuerda el periodista. Ante el pedido de acercar una buena idea para “vender la revista”, el muchacho llegado de Olavarría le propuso al flamante director “investigar la historia de Tanguito, porque hasta ese momento nadie había dicho nada medianamente serio”. Así fue como Pintos empezó a conocer a quien le había llamado tanto la atención, por firmar su autoría de “La balsa” como Ramsés VII.

Hasta entonces los más memoriosos recordaban que Tanguito había sido cantante de Los Dukes, donde figura con su primera canción, “Mi pancha”, en un single que en el lado B tenía “Decí por qué no querés”, de Palito Ortega. Con ese grupo llegó a presentarse en la Escala Musical, el programa más popular de entonces en el que tocaban en vivo los que formaban parte de la Nueva Ola. Luego vendría la mítica La Cueva, de Pueyrredón y Juncal, donde el rock se inmiscuía en los asuntos del jazz.

“Reconstruí la historia de Tanguito a partir de Miguel Abuelo, que fue el primer tipo que me ayudó en esto. Él todavía no era el famoso Miguel Abuelo de los 80, porque no había armado una nueva versión de Los Abuelos de la Nada. Investigué durante cuatro meses y publiqué la nota en El Expreso, que fue tapa.”

Podría decirse que Tanguito volvía a recuperar su lugar en la historia, aunque aún era un desconocido para las nuevas generaciones. “Alguien le dijo a un muchacho que había sido asistente de Luis Puenzo y tenía ganas de hacer su primera película con la leyenda de Tanguito, que yo era uno de los que más sabía.” Con Marcelo Piñeyro hicieron buenas migas enseguida, pero el aspirante a director no tenía un peso, así que no le podía pagar a Pintos por su investigación. Le pagó una parte, y Pintos se aseguró de que, en caso de la publicación de un libro, todos los derechos de autor serían suyos. “Fui el investigador que dio la base documental para la película de Piñeyro. Y la película fue un suceso nacional de proporciones.”

-¿Ahí nació el Tanguito que conocemos hoy?

-Tanguito fue famoso después de la película. No tenía banda, no tenía obra. Era un mito. Y de pedo yo me acerqué a la vida de Tanguito porque se me ocurrió. Podría no haber tenido un biógrafo y haberse quedado en las tinieblas de la leyenda. Yo soy periodista, entonces para mí es importante el nombre y apellido del chabón, cuándo nació, cuándo murió, cómo murió; pregunto cosas lógicas, no me quedo con la leyenda. Era una historia que estaba a manos de todo el mundo y yo la vi primero y me puse a investigar. Y un libro que se publicó hace 30, Planeta lo está reeditando ahora (esta vez, con el nombre Tanguito y los primeros años del rock argentino, N. de R.).

-¿Por qué creés que tanto pibe y piba abrazaron la historia de Tanguito? -Me parece que encarna buena parte de lo que a los argentinos nos gusta. Un chabón desprendido, perdedor, que se muere joven, perseguido de la sociedad. Tiene muchos condimentos que a nosotros nos encantan. Aceptamos la figura de Maradona, que es un winner, un ganador total, pero también entronizamos al Trinche Carlovich (N de la R: Tomás Felipe Carlovich, Rosario 1946 – 2020, fue un mediocampista que debutó y jugó mucho tiempo en Central Córdoba de Rosario, y al que le mismo Maradona y otros como José Pekerman, César Menotti y Carlos Griguol mencionaron como uno de los mejores que vieron en su vida). ¿Y cuántos partidos vimos de él? Yo no vi ninguno. Los tipos que van a entrenar no son tan románticos, pero el tipo que no va a entrenar porque es rebelde termina gustándonos más. Me parece que es así.