La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) reclama que investiguen la muerte de Sasha Barrionuevo, una mujer trans de 38 años que estaba detenida en la alcaidía 44 del Complejo Carcelario de Batán.

Desde el organismo explican que el hecho se produjo en un contexto de violencia de género, de desidia y abandono por parte del Sistema de Salud del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) que no pudo establecer los causales del fallecimiento ocurrido en el hospital de la zona.

“Sasha sufría dolores crónicos, también padeció una pérdida de peso abrupta de treinta kilos y tenía fatiga, entre otros síntomas “explicó Antonella Mirenghi, directora del Programa de Inspecciones en lugares de encierro de la CPM, a Tiempo. Continuó denunciando que “los médicos de la alcaidía declararon -sin revisarla ni tratarla- que se trataba de una simulación y no tomaron en serio el deterioro de su salud”.

Ante esta situación la CPM -en su carácter de Mecanismo Local de Prevención de la Tortura- presentó un hábeas corpus y así lograron que Sasha fuera trasladada al hospital de la zona. Allí, los trabajadores de la salud incumplieron con la Ley de Identidad de Género 26.743: “Fue registrada con nombre masculino, por eso nos costó ubicarla cuando fuimos a verla”, aseveró Mirenghi.

Sasha falleció el pasado 20 de julio en el Hospital Interzonal General de Agudos Oscar Alende de Mar del Plata, “pero la noticia no fue comunicada al Tribunal Oral Criminal (TOC) N°3, que llevaba su causa, ni a su defensa pública”, remarcó la directora. “Estas dos agencias judiciales nos manifestaron que no tenían conocimiento del fallecimiento, que se enteraron a partir de un llamado telefónico que realizó este organismo casi una semana después, el 26 de julio” aseguró.

Ese mismo día, integrantes del equipo de la delegación atlántica de la CPM se hicieron presentes en el hospital para entrevistar a Sasha nuevamente. Ellos venían monitoreando y acompañando judicialmente su caso por la sistemática negación del acceso a la atención sanitaria que ella padecía en la alcaidía 44 de Batán.

La muerte de Sasha fue tan injusta que el mismo día de su muerte, el TOC 3 de Mar del Plata había ordenado el cese de la prisión preventiva porque ella ya no podía más. “En esta decisión se ampararon desde la alcaidía penitenciaria para intentar justificar por qué no habían dado aviso del fallecimiento”, aseguró Mirenghi. “Dijeron que como le había cesado la prisión preventiva el personal penitenciario se había retirado del hospital y por eso no informaron oportunamente lo ocurrido” subrayó.

“Cuando visitamos a Sasha por última vez en su lugar de detención, debido a la gravedad y deterioro observado en su estado de salud, se presentó un hábeas corpus solicitando su inmediata atención médica en un hospital extramuros” recordó la directora. “La orden de traslado finalmente llegó el pasado 12 de julio, y tras varios días de intensos sufrimientos que padeció fue trasladada al hospital local. Allí permaneció internada en muy grave estado hasta que finalmente falleció” señaló.

“No es un caso aislado, venimos denunciando que hay una crisis sanitaria muy grande en el sistema penitenciario bonaerense”, advirtió Mirenghi. “La mayor parte de las muertes que ocurren en estos lugares de encierro tiene que ver con la falta de acceso a la salud” aseguró.

“En el caso de Sasha hubo una falta de registro sobre su estado de salud de parte de los profesionales que la atendieron” se quejó. “Ella tenía VIH, pero no recibía los controles que requieren la enfermedad. Además, falleció sin tener un diagnóstico claro”, denunció Mirenghi. Puntualizó que solo “se basaron en su patología de base para informar la muerte”.

A raíz de esto, “nosotros hicimos la presentación correspondiente ante la fiscalía General de Mar del Plata, para que investiguen los causales de muerte de Sasha Barrionuevo. La justicia tiene la lupa puesta sobre los funcionarios públicos por desatención a la salud” finalizó la directora.