En un contexto de promesas inconclusas, de proyectos de ley anunciados y jamás tratados, las intenciones de disciplinar y dar solvencia al Estado no pasan desapercibidas por las feministas que seguimos atentas a las políticas que buscan achicar la desigualdad de género y atender las urgencias que la pobreza, con rostro de mujer, nos presenta. Con los recientes cambios en el gabinete, ¿permanecerá la tendencia?

Las cuotas de dinero que el Tesoro habilita mensualmente para que los organismos gasten no van a superar lo que haya realmente en la caja, a fin de lograr el equilibrio. Sin planes explícitos de aumento de la recaudación, eso sólo significa ajustes en el gasto. En este momento de austeridad fiscal, sumado a las negociaciones políticas que retrasan su tratamiento, el proyecto de Ley para crear un Sistema Integral de Cuidados presentado hace pocos meses y que aún no ha sido votado, no parece visualizar una concreción cercana. 

Hasta acá, ¿cómo venimos? 

El primer semestre del año, el gobierno gastó el 46,6% de lo previsto para cerrar brechas de género. Recordemos que el presupuesto nacional permite seguir la ejecución de los programas con perspectiva de género, es decir que busquen reducir las brechas existentes, ya que tiene incorporado lo que se conoce como “etiquetado PPG”. Así, se puede mirar qué programas hay, en qué organismos están, qué problemáticas específicas atacan y hasta cuánto ejecutan del dinero que poseen.

De los ministerios que tienen programas PPG relacionados con cuidados, podemos ver en el gráfico siguiente que todos devengaron por encima del 30% de su presupuesto, siendo Salud y Trabajo los que quedan por detrás de lo esperado para mitad de año. En lo más alto del ranking está el Ministerio de Mujeres (57%) y el de Desarrollo Social (54%). 

Programas en la mira 

Las tres actividades de Desarrollo Social que más relacionadas están con lograr una distribución más equitativa del trabajo de cuidados son el Programa Primeros Años, la Prestación Alimentar y las Políticas Federales para el Fortalecimiento Familiar y Comunitario. Esta última, que busca “acompañar a familias en proyecto de autogestión familiar y la autonomía personal”, sólo devengó el 21% de su presupuesto. Alimentar llegó al 55% y Primeros Años ya agotó el 75% de lo asignado. Gastar de menos no es deseable, pero en este contexto de reducción del gasto se pone en duda si van a alcanzar los fondos para la segunda parte del año. 

Del Ministerio de Salud, el programa Abordaje de Curso de Vida contempla acompañamiento a personas gestantes y niñxs en los primeros años de vida, a través de detección y asistencia en caso de enfermedades y otros sostenes nutricionales. En total lleva devengado solamente el 31%, donde la mayor subejecución se concentra en las Acciones en Salud Perinatal. Si no se gasta, los productos que hacen a la distribución del cuidado no llegan a las personas que lo necesitan. 

El Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad tiene un programa específico, “ARTICULAR”, destinado a financiar proyectos en ámbitos comunitarios impulsados por organizaciones sociales que trabajen temas de género, a las cuales se les brinda también asistencia técnica. Los proyectos pueden estar relacionados con violencia de género, organización del cuidado y diversidad. De los 35,5 millones de pesos que están asignados, sólo se devengaron 5,5 millones, el 15%. Para cuidar se necesita tiempo, dinero y un Estado presente que garantice recursos para quienes todos los días realizan estas tareas. 

Por un Sistema Integral de Cuidados

Debemos tener en cuenta que entre los programas etiquetados como con perspectiva de género, que además tienen un componente de cuidados, los ejes mayormente cubiertos son la autonomía (económica y familiar) y el acompañamiento en la crianza. En ese sentido, brillan por su ausencia los programas etiquetados relativos a la construcción de espacios de cuidado, que son centrales en el anteproyecto de un Sistema Integral de Cuidados. 

Este anteproyecto fue anunciado en mayo de este año y consiste básicamente en ampliar y hacer más justo el régimen de licencias parentales, aumentando la cantidad de días e incluyendo a trabajadores que históricamente no contaron con el derecho, como quienes trabajan bajo el régimen de trabajadoras de casas particulares registradas (sólo el 30% del total), el régimen agrario y monotributistas y autónomos. A su vez, tiene en cuenta la realidad de familias no heteronormadas y adoptantes. 

Si bien son escasas, el anteproyecto también contempla algunas acciones relativas a fortalecer lo que se conoce como “infraestructura de cuidados”, que incluye todo lo relativo a la organización, el sostén y el equipamiento de la garantía de cuidados, tanto para quien los recibe como para quién lo ejerce. 

Alcanzar un sistema integral de cuidados implica revisar normativas, políticas y prácticas arraigadas, pero también necesita presupuesto para avanzar y fortalecerse. En este sentido, debemos insistir que el anteproyecto presentado no es un diseño completo y claro del sistema integral de cuidados desde la asignación presupuestaria que le daría cauce. Exigimos licencias más igualitarias para cuidar, pero también vacantes en las escuelas, centros de cuidado para las infancias, adultos mayores y personas con discapacidad, programas de apoyo comunitario y estatal y profesionalización para quienes se desempeñan cuidando. Para eso hay que pensar cómo, cuándo y con qué recursos se va a impulsar. 

A su vez, vivimos un contexto de reducción del gasto público que amenaza conseguir pisos mínimos de igualdad, como lo son la igualación de las licencias paternales. No sólo no parece avanzar la agenda de igualdad de derechos, sino que los programas de austeridad y las reducciones en el gasto golpean más fuerte a las mujeres y la población LGBTIQ+. Esta realidad debe tenerse en cuenta, mirando la ejecución de los programas que buscan cerrar brechas de género.

Sin embargo, en este balance de mitad de año vemos que algunos programas básicos siguen sin ser ejecutados. Necesitamos más y mejores leyes, pero también necesitamos más gestión y ejecución sobre lo que ya conseguimos.

La nota es parte de la alianza entre Tiempo y Ecofeminita, una organización aliada que trabaja para visibilizar la desigualdad de género a través de la elaboración de contenidos claros y de calidad.