Morelia Colque tenía 21 años y una beba de tres meses en marzo de 2018, cuando ante una nueva agresión de su ex pareja y padre de su hija optó por defenderse. Cuando él se le tiró encima en su casa del barrio de Tongui, agarró el destornillador con el que trababa la puerta de la heladera para intentar frenarlo. La herida fue fatal. Desde entonces, la joven está detenida. Este lunes comenzó el juicio en su contra, por “homicidio calificado”. Organizaciones sociales la acompañan ante los Tribunales de Lomas de Zamora y reclaman su absolución. Piden que se aborde con perspectiva de género un caso en el que, como tantos otros, la mujer actuó para defenderse.

La joven llevaba largo tiempo sufriendo violencia por parte de su ex, Brian Huanca, y de su familia. Una violencia que era tanto física como verbal y económica. Incluso sufrió privación de comida durante su puerperio y recién operada de la vesícula. Además de violentarla, el padre de la beba no aportaba ingresos y no podía solventar la leche de fórmula indicada por prescripción médica. Ante ese panorama, ella decidió separarse. Pero las agresiones siguieron. Según reconstruyeron organizaciones como el Frente Popular Daría Santillán (FPDS) y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), él ingresó al hogar de Morelia y entre amenazas y forcejeos por el cochecito de la beba se le abalanzó. Fue entonces cuando ella manoteó el destornillador.

“Está injustamente acusada de homicidio agravado por el vínculo, esa es la carátula, por defenderse en una situación de violencia de su agresor. Él ingresa a la casa que ella alquilaba, hay un hecho violento y la compañera se defiende, lastimándolo a Brian. Él termina falleciendo no solo por el hecho en sí sino porque la ambulancia tardó.

Morelia siempre fue víctima de violencia por parte de su ex pareja y de la familia de su ex. Ella nunca pudo denunciar, nunca pudo contar lo que le pasaba. Y hoy por eso mismo tiene esta causa”, remarcó Sheyla Díaz, del FPDS, en diálogo con Tiempo desde los Tribunales de Lomas de Zamora, en la esquina de Camino Presidente Perón y Larroque, en el sur del conurbano. El debate oral está a cargo del TOC 7, presidido por Inés Moyano.

“Después de una gran lucha que dimos y con el acompañamiento del CELS pudimos lograr que le den arresto domiciliario, porque también había sufrido situación de violencia donde estaba detenida, y porque tenía una bebita recién nacida a la que tenía que cuidar. Hoy alquila una casita, trabaja de costura para poder sostener y alimentar a su hija. El caso de Morelia no es un caso aislado. Sabemos que en los barrios hay muchas Morelias, que terminan en esta situación porque no tienen opciones. Porque termina siendo o la vida de ellas o lo que pasó con More. Esperamos que la Justicia realmente la escuche, nos escuche. Y que podamos lograr la absolución”, pidió tras el inicio de la primera audiencia, donde estaba pautada la declaración de la acusada y de una psicóloga que la asistió.

“El juicio a Morelia es un caso emblemático, porque fue inmediatamente revictimizada luego del ataque que recibió por parte de su ex. Ella tuvo el tupé de defenderse y la justicia lo primero que hizo fue aislarla, detenerla, separarla de su hija. Fue maltratada en todas las comisarías donde estuvo. Siempre fue un problema desde atenderse por un dolor de muelas hasta lograr la domiciliaria, fueron hechos muy difíciles de conseguir”, recordó Mariela Velárdez, del FPDS. Y analizó: “Lo que está pasando es que se la está aleccionando por haberse defendido, por ser mujer, pobre, migrante (es oriunda de Bolivia). Para nosotros y nosotras es muy importante que pueda salir en libertad. Que estos cuatro años que tuvo que mantenerse detenida se terminen acá. Esperamos que al fin haya algún criterio con perspectiva de género, que no lo hubo en toda la investigación. Que se pueda escuchar la voz de Morelia y de quienes la acompañamos. Sabemos que ella actuó en legítima defensa. No es una asesina, sino una víctima de violencia de género. Esperamos que no se la siga revictimizando y pueda emprender su vida con libertad”.