Horas después de que se cumpliera un récord de temperatura para octubre en la zona metropolitana, y como previa a la presentación de la Política Climática Nacional en la 26° Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021 (COP26) de este domingo, el Servicio Meteorológico (SMN) presentó un reporte preliminar “El Clima en Argentina 2021” que da cuenta de algunas certezas: la ola de calor no es un hecho aislado. Y es inevitable no asociarla a los efectos del cambio climático en nuestro país.

El Reporte evalúa las condiciones climáticas que afectaron a la Argentina desde enero a septiembre de este año, producto de las mediciones oficiales que el Servicio Meteorológico Nacional realiza desde hace 150 años en todo el país. “La serie histórica de estas mediciones permite dar cuenta de las manifestaciones del cambio climático en nuestro país y dar sustento a las políticas nacionales de adaptación, respuesta y mitigación frente a los fenómenos asociados al cambio climático”, expresa el informe, cuyos resultados destacan que la temperatura del 2021 supera a la normal, que ya está entre los 7 años más calurosos desde 1961, y que, a modo relacional, los registros de dióxido de carbono y metano muestran un incremento constante en el transcurso de los años.En definitiva, es imposible disociar los eventos extremos con la contaminación ambiental. En definitiva, es imposible disociar los eventos extremos con la contaminación ambiental.

“El Servicio Meteorológico Nacional, como organismo del sistema científico tecnológico argentino, cumple con la doble misión de ofrecer la información robusta, de calidad y continuada en el tiempo que nos permite conocer el clima actual y su evolución en las últimas décadas. Y además, con ese conocimiento, elaborar estrategias para adaptarnos”, planteó la directora del SMN, Celeste Saulo, y agregó: “3n ese sentido, una forma de adaptación es generar sistemas de alerta temprana -como el que ofrece nuestro organismo-, y así ayudar a la población y a los sectores productivos a estar mejor preparados ante las contingencias que generan los eventos extremos que se han hecho más frecuentes como resultado del cambio climático”.

De acuerdo con las mediciones del organismo estatal, en 2021 la temperatura media del país “fue superior a lo normal” con respecto al período climatológico de referencia. La región más afectada por estas anomalías fue la Patagonia. Uno de los sitios que siempre se usa de referencia para medir el impacto del cambio climático es el más austral, también por su incidencia casi nula de los seres humanos y sus intervenciones urbanas. En ese sentido, el informe remarca que las estaciones situadas en la Península Antártica y la Base Orcadas también registraron condiciones más cálidas que el promedio:“Hasta el momento, el 2021 se ubica como el séptimo año más caliente desde 1961”.

Numerosos episodios de calor y frío extremo tuvieron lugar en lo que va del 2021. Durante el verano, cuatro olas de calor afectaron al centro y sur de la Argentina, y produjeron récords históricos de temperaturas máximas absolutas en Cipolletti, Maquinchao, El Bolsón y Paso de Indios. Como dos caras de una misma moneda, en el invierno los eventos de frío extremo impactaron en el centro y noreste, ocasionando temperaturas mínimas históricas en Villa María de Río Seco, Catamarca, Mercedes, Presidente Roque Sáenz Peña y Formosa.

Con respecto a las precipitaciones, entre enero y septiembre de 2021 se registró un desvío negativo a nivel país:“la mayor parte del oeste y sur de Patagonia presentó lluvias inferiores a lo normal, como así también el extremo noreste del país –continúa el informe–. Y se destacó el agravamiento de las categorías de sequía en toda la cordillera central y parte de Cuyo, debido a la falta de nevadas importantes en esa región durante el invierno”.

La falta de lluvias y condiciones de sequía extrema continuaron en el norte del Litoral y la cuenca del río Paraná, luego de un 2020 extremadamente seco. El río Paraná experimentó una bajante histórica sin precedentes desde 1944. “Hasta el momento, el 2021 es el octavo año más seco desde 1961”, acotan en el SMN.

El miércoles, el Paraná alcanzó 1,5 metros en el puerto santafesino. La última vez que había registrado esa marca había sido a fines de abril. Esta semana, el Instituto Nacional del Agua actualizó sus proyecciones: el río subirá a 1,76 metros en el puerto el martes que viene, pero volverá a descender a 1,28 metros la semana siguiente.

Antes, los comentarios del clima servían como excusa pasatista para rellenar charlas obligadas. Hoy, vienen de la mano con dos palabras cada vez más recurrentes, porque cada vez se ven más sus efectos: cambio climático. El informe del SMN lo aborda al momento de buscar explicaciones para los fenómenos extremos. Así, subraya que “los registros de dióxido de carbono y metano muestran un incremento constante en el transcurso de los años”. Eso sí: no es potestad de la Argentina. Sigue la tendencia mundial, en la que ambos gases aumentaron su concentración a lo largo del 2021. De hecho, sostienen que “los valores medidos por el SMN fueron similares a los de otras instituciones del hemisferio sur”.

El inicio y la evolución del agujero de ozono fueron muy parecidos a los del 2020. Eso podría ser una buena noticia, si no fuera que el año pasado resultó la temporada “con uno de los agujeros más profundos y persistentes desde 1979”. Respecto a la radiación ultravioleta, los registros resultaron muy cercanos al promedio histórico en Buenos Aires y Ushuaia, levemente superiores en Mendoza e inferiores en Marambio.

Como se planteará en la cumbre climática de Glasgow, el cambio climático ya muestra sus consecuencias con fenómenos extremos, mayores sequías, y calores en épocas donde antes no predominaban. Y eso también afecta a las economías de los países. Pero también se remarcará que no se puede abordar como hecho aislado, y que los propios números hablan de una tendencia global, en la que los países desarrollados son los verdaderos protagonistas de una degradación ambiental de la que no se pueden hacer los distraídos, y que ya derrama sus efectos, literalmente, en todas las partes del planeta.