Secundado por sus hijos Facundo y Valentina, el médico Marcelo Macarrón, llegó esta mañana a los tribunales de Río Cuarto, donde será sometido a un jurado popular que evaluará si fue o no el instigador del crimen de su esposa, Nora Dalmasso, ocurrido el 26 de noviembre de 2006. Será «muy difícil» esclarecer el femicidio, adelantó.

La familia Macarrón llegó al lugar cerca de las 9.30. El juicio será llevado adelante por la Cámara Criminal y Correccional de 1° Nominación que juzgará al imputado por el delito de «homicidio calificado por el vínculo, por alevosía y por precio o promesa remuneratoria en concurso ideal”.

El viudo calificó como un “mamarracho” todo el proceso de investigación y la elevación a juicio por parte del fiscal Luis Pizarro. “Es muy difícil después de tantos años que se pueda saber quién la mató”, expresó Macarrón, quien aseguró que vive esta situación con «mucha angustia». No obstante dijo que tiene “expectativas buenas” con respecto al desarrollo que tendrá el juicio, por lo que se siente “muy ansioso”.

Durante esta primera jornada está previsto que se lleve adelante la lectura del requerimiento de elevación a juicio ante el jurado, los camaristas Daniel Antonio Vaudagna, Natacha Irina García y Gustavo José Echenique Esteve, el fiscal Julio Marcelo Rivero y los defensores Marcelo Brito, Cristian Ayán y Mariángeles Mussolini.

En tanto, para el martes, tal como dijo el propio acusado al ingresar a la sede judicial, se escuchará su declaración.

Hipótesis

Para el fiscal que instruyó la causa, Pizarro, Macarrón mandó a matar a Dalmasso motivado por “desavenencias matrimoniales y cuestiones económicas”. En esa línea, resume que las circunstancias que rodearon la muerte “permiten concluir que el homicidio fue realizado por alguien del entorno personal de la víctima, más precisamente el esposo”.

De acuerdo a esta hipótesis, unos meses antes del asesinato, ocurrido en la madrugada del 26 de noviembre de 2006 en el barrio Villa Golf de Río Cuarto, Macarrón “con personas aún no identificadas planificó dar muerte a su esposa Nora Dalmasso”. El fiscal añade que el viudo “proporciona al asesino las llaves o la inteligencia para ingresar sin forzar la cerradura de la casa, información y movimientos, y asegurando un espacio de tiempo en el que se hallaba sola, sin ningún otro integrante de la familia en la ciudad de Río Cuarto”, situación que permitió al homicida “actuar sobre seguro y sin que la víctima pudiera recibir auxilio de terceros».

En la descripción de los hechos se afirma que la fecha del crimen fue elegida porque coincidía con el torneo de golf que se disputaba en la ciudad turística de Punta del Este, Uruguay, “al que concurría el encartado junto con amigos, con la finalidad del éxito de su plan delictivo y despejar cualquier posibilidad de sospecha sobre su persona”.

Mientras tanto, para los acusadores, el homicida aguardó que la víctima realice su rutina previa al descanso y la abordó una vez que ésta se encontraba dormida en la habitación de su hija, Valentina, ubicada en la planta alta de la vivienda. Cumpliendo el plan delictivo “acordado previamente con Macarrón y sus adláteres”, la tomó del cuello, ejerciendo una fuerte presión con sus manos, anulando así toda posibilidad de defensa.

Acto seguido, utilizó el cinto de toalla de la bata de baño que se encontraba en la habitación, realizando un ajustado doble lazo alrededor del cuello, ocasionando la muerte por asfixia mecánica.

Finalmente, “como parte del plan criminal, ordenó la escena con la finalidad de simular un hecho de índole sexual, tras lo cual se retiró del lugar, sin dejar rastro alguno de su persona”, describe la investigación al referirse a los signos de actos sexuales “con rasgos de sadismo y exaltación no compatibles con violaciones” encontrados en el cuerpo de la víctima, de acuerdo al informe médico legal.

Al momento de ser indagado, Macarrón sostuvo: “Niego totalmente el hecho que se me imputa en esta causa, soy totalmente inocente, como ya lo he dicho en varias oportunidades”. El tribunal informó que, durante la etapa previa al juicio, fueron aceptados más de 300 testigos (aunque las partes podrán, luego, desistir de algunos testimonios durante el debate). En la causa, que cuenta con 34 cuerpos, hay diferentes tipos de pruebas, como ADN, autopsia psicológica y pericias criminalísticas.

Otras líneas investigativas

Durante la investigación se siguieron varias hipótesis: un crimen durante un juego sexual; abuso sexual seguido de muerte; y femicidio y asesinato por encargo. En tanto, las pericias determinaron que Nora murió por asfixia por estrangulamiento y su cuerpo semidesnudo quedó tendido en la cama de su hija.

En el transcurso de la causa fueron imputados, además del viudo, el exasesor del Gobierno cordobés Rafael Magnasco, el pintor Gastón Zárate y Facundo Macarrón, aunque todos ellos fueron finalmente sobreseídos.

Los peritos hallaron en la escena del crimen el patrón genético del linaje Macarrón (haplotipo Y) y ese elemento fue utilizado primero para acusar a Facundo y posteriormente para apuntar al viudo, quien siempre reconoció que antes de viajar había tenido relaciones sexuales con su esposa.

En tanto, Zárate fue apodado en Río Cuarto como «perejil» y hubo marchas en su favor cuando estuvo unos días detenido, y fue desvinculado del crimen más rápidamente que el hijo de Nora, cuyo sobreseimiento demoró seis años.

Macarrón fue procesado en marzo de 2016 por el anterior fiscal Daniel Miralles, quien inicialmente puso en duda la coartada de que se encontraba en un torneo de golf en Punta del Este cuando ocurrió el asesinato y lo acusó de «homicidio calificado por el vínculo» solamente.

Cuando el fiscal Pizarro se hizo cargo de la causa modificó la hipótesis y consideró que el viudo contrató un sicario para matar a su esposa mientras él estaba ausente en su viaje por Uruguay.