Quienes se toparon con él hace unos 40 años en algún pasillo escolar, lo recuerdan un tanto encorvado para sus jóvenes veintipico. A mediados de los ’90, el loro que llevaba en el hombro acaparaba la atención de los alumnos. El hermano Ángel Duples no pasaba desapercibido. Con un carisma particular, se convirtió en el «ídolo de los niños» y llegó a ser un integrante más de las familias mejor vinculadas con el Instituto San José, tradicional institución católica de Morón. Desde hace unos días, Duples está recluido, luego de haber confesado un abuso consumado hace casi cuatro décadas. Ahora, la congregación marista intenta descubrir si los directivos de entonces lo encubrieron.

Las últimas dos semanas fueron complejas para los hermanos maristas. Duples cumplía funciones como director general en el Colegio Champagnat –una institución de élite a la que asistió, por ejemplo, el jefe de Gabinete Marcos Peña–, donde coordinaba los tres niveles: jardín, primario y secundario, hasta que de común acuerdo con las autoridades abandonó el establecimiento, luego de que trascendiera el abuso sexual que protagonizó en 1979.

El episodio ocurrió en un campamento en la villa marista de Luján, durante un encuentro de varios colegios de la congregación, entre ellos el San José. «En esa época, los hermanos que iban a estos retiros dormían en la carpa con los chicos. Eran cinco o seis nenes y un hermano por carpa», precisó Gonzalo Santa Coloma, a cargo de la aplicación en la Argentina del Protocolo de Protección de los Derechos de la Infancia de los maristas, que rige desde hace unos años, cuando se conoció una seguidilla de casos de pedofilia en Estados Unidos y España.

«Entonces no teníamos protocolo, hoy es imposible que ocurra. No había conciencia de todo esto», aclaró a Tiempo el hermano Santa Coloma, quien explicó que la idea es concientizar y prevenir este tipo de situaciones, «pero cuando todo eso llega tarde, y las cosas pasan, se separa al miembro del servicio apostólico inmediatamente». Lo que «pasó» en ese campamento es que Ángel, que tenía 23 años, intentó manosear debajo de los pantalones a un niño de once.

«Dado que esto no se conoció en el momento, Ángel siguió trabajando», agregó Santa Coloma. Sin embargo, Tiempo constató que la víctima pudo hacerse de valor y revelar el episodio unos años después a su familia. Según reconstruyeron los allegados del abusado, hoy un exitoso profesional, los padres hablaron del tema unos tres años después con el hermano Rufino Sánchez, entonces máxima autoridad del San José. No pasó nada.

La lógica de esta congregación apostólica es que los hermanos van rotando entre sus instituciones. Así, Ángel pasó de ser un joven maestro de primario en Morón en los ’70 a convertirse en la actualidad en director general del Champagnat de Recoleta.

A principios de la década pasada, Duples volvió al San José como director del primario. Sin salir de su asombro, la víctima le habría comentado su pesar al hermano Eugenio Magdaleno, rector del Champagnat, al que conocía del San José. Lejos de sorprenderse, Magdaleno tampoco actuó.

«Nos llegó esa información, pero no es totalmente coincidente con lo que nos dijeron la víctima y el propio Ángel, cuya versión sí coincide», argumentó Santa Coloma, quien agregó: «No lo hemos podido comprobar totalmente. No lo descarto ni lo acepto. Lo que sí nos sorprende es que la mamá del muchacho, durante el centenario del colegio, que fue hace dos meses, se acercó al hermano Rufino y lo saludó muy cordialmente».

A mediados de junio, la Catedral de Morón fue uno de los escenarios de los festejos de los cien años del San José, que si bien fue inaugurado en 1892, quedó a cargo de la congregación marista en 1917. «En el evento también estaba Ángel, que fue uno de los oradores, y la mamá de la víctima no hizo referencia al caso. Eso nos sorprende un poquito, pero tenemos que seguir investigando. Ni Rufino ni Magdaleno recuerdan eso», expresó Santa Coloma sobre el supuesto intento de las autoridades de encubrir el abuso.

Este diario se puso en contacto con la familia de la víctima, que prefirió no hacer declaraciones y seguir manejando el tema de manera privada. Por ahora no hay denuncia penal ni intención de hacerla. Al mismo tiempo, la congregación puso a disposición una dirección de correo electrónico para que se aporten, en el caso de existir, nuevas denuncias contra Duples: por ahora, llegaron dos emails, pero relacionados con sucesos más lejanos en el tiempo y con el Champagnat, no vinculados al hermano Ángel. Se trata de abusos ocurridos hace 60 años en los que habrían participado un marista que ya falleció y un portero ya jubilado.

De todas maneras, Santa Coloma reconoce que esta no fue la única vez que se activó el protocolo. “Viene funcionando ante cualquier sospecha aunque después la denuncia se desestime. En cualquier caso, hay separación del miembro sospechado, cualquiera sea el servicio que esté prestando», graficó.

En los cerca de 40 establecimientos que maneja la congregación en el país, se registraron una decena de estos episodios: algunos tenían relación con servicios tercerizados como trabajadores de un buffet, o bien docentes o situaciones entre los propios alumnos. Muchos de estos casos –luego se comprobó– eran situaciones intrafamiliares. Solo uno llegó a la instancia penal, confirmó Santa Coloma.

«El hermano Ángel está retirado y no puede atender ningún llamado por propia decisión y de la superioridad. Él prefiere estar tranquilo un tiempo», dijo un hombre del otro lado de la línea telefónica en la villa marista de Luján, donde fue confinado el sospechoso, el mismo lugar donde 38 años atrás violentó la integridad sexual de un alumno. «