Según la cartera educativa que conduce Soledad Acuña, desde el año pasado se viene realizando “una ronda de consultas que incluyó a casi 15 mil docentes, estudiantes y especialistas”. De concretarse esta iniciativa, la reforma en el nivel primario comenzaría a implementarse en dos años. Si bien señalan que el proyecto está en fase de consulta, la Ciudad propone, entre otros puntos: generar estructuras más flexibles; incentivar el trabajo grupal de estudiantes y flexibilizar la educación dentro y fuera de la escuela. Pero quizá el punto más polémico es el que habla de la reducción de los contenidos de los programas educativos priorizando solos los “elementales”. Al ser consultados sobre qué contenidos serán quitados y cuáles tendrán mayor relevancia, evitaron responder.

De acuerdo a la información oficial, en mayo del año pasado, el Ministerio de Educación porteño dio inicio “a un proceso de consulta con distintos actores del sistema educativo”.  Una fuente del ministerio confió a este medio que “el objetivo es terminar todo el proyecto durante el 2023 y el 2024, y recién ponerlo en marcha en 2025”. Tiempo consultó cuántos integrantes de la comunidad educativa participaron de las rondas de diálogo “alrededor de 15 mil personas entre docentes, especialistas y estudiantes”, respondió la fuente. Al indagar sobre qué preguntas realizaron a estudiantes menores de edad para llevar adelante tal iniciativa, la misma fuente respondió que “esa información no se puede brindar”.

La información brindada es poco clara. No detalla los nombres de las y los especialistas educativos que participaron de esas rondas de debate, tampoco explica qué equipos de conducción fueron invitados a esos debates, ni las supervisiones consultadas para llevar adelante las mesas de diálogo. Sin demasiados detalles, aseguran que durante los debates se establecieron varios puntos en común.

La idea de Acuña, punto por punto

El primero de ellos hace referencia a la quita de contenidos. Desde el ministerio adelantan que la nueva escuela primaria “apostará por una reducción de los contenidos y priorizará aquellos que considera imprescindibles y que son transversales a distintas áreas de conocimiento”. Al ser consultados sobre qué contenidos serán eliminados y cuáles tendrán mayor preponderancia, manifestaron que “eso aún está en debate”. Otro de los ítems redunda la idea de eliminar contenidos priorizando las capacidades de las y los estudiantes: “las capacidades (resolución de problemas, comunicación, pensamiento crítico, entre otros) serán objeto de enseñanza.

El siguiente punto focaliza sobre las estructuras de trabajo que, según lo debatido en los encuentros, “serán menos rígidas”. Desde el ministerio adelantaron que “se pudo observar a lo largo de los encuentros que varios actores resaltan la necesidad de mayor dinamismo de los estudiantes, que los motiva e impulsa a seguir desafiándose y aprendiendo”.

Foto: Araoz Diego Telam

Otros de los puntos consensuados habla de flexibilizar los aprendizajes, “que exceda los límites del aula y llegue a otros espacios dentro y fuera de la escuela”. Se suma, además otro ítem vinculado a una mayor presencia de tecnología. De acuerdo a lo planteado en los debates, se integrará de manera significativa tanto para estudiantes como para docentes. Esta integración puede potenciar las experiencias de aprendizaje, consideran, volverla más “estimulante”.

Al ser consultados sobre este punto, si es posible que el Plan Sarmiento entregue nuevamente una computadora, una Tablet o un dispositivo informático a cada estudiante, como ocurre con el Conectar Igualdad de Nación, prefirieron no responder.

En otro ítem se habla de la articulación entre jardín, primaria y secundaria, dado que, advierten, muchos de los alumnos no están preparados para el salto en lo que respecta a nuevas dinámicas de trabajo y contenidos. “Por eso, aparece de nuevo la necesidad de establecer estándares de aprendizaje que aseguren niveles de conocimiento de cara a próximos niveles”. Por último, la lista de “consensos” difundida por Educación, habla de prácticas más inclusivas. Dicha inclusión es amplia, “refiere a comprender la diversidad y por tanto la riqueza propia de las aulas, en la que cada estudiante es único y debe poder participar y aprender activamente”, dicen.