La muerte de Ismael Ramírez el lunes en medio de los disturbios entre vecinos del barrio Obrero de Sáenz Peña develó una situación que la comunidad qom viene denunciando hace mucho tiempo: la retención de las libretas alimentarias que les brinda el Estado por parte de los comercios de la zona.

La no devolución de esa libreta o tarjeta implica la imposibilidad de comprar alimentos en otro lugar dado que su negocio estaba desabastecido y, por otro lado, permite aumentar el precio a los productos cada vez que se los compran. 

El sábado anterior los incidentes, la comunidad había estado reclamando la devolución de las tarjetas cuya retención es ilegal.

Celina Demay es cacique mayor de la comunidad qom de Sáenz Peña. Cuenta que con esa tarjeta debía adquirir los alimentos para su hija y que cada vez que quería retirarla le decía que tenía alguna deuda, había entonces una recargada de cien pesos en cada intento.

“Acá nadie dijo la verdad. Es toda una confusión. Esto no fue un saqueo, nosotros estábamos reclamando las retenciones de las tarjetas que hacía ese comercio –el Nuevo Impulso­ hace mucho tiempo retiene tarjeta de pensiones, de asignación familiar o créditos”, aclara Demay a Tiempo Argentino.

La familia de Ismael no quiso que la comunidad qom se siguiera involucrando en el caso. “La familia no quiere porque piensan que vamos a sacar provecho o réditos con sólo nombrar a la criatura, (pero la comunidad) sólo ha mostrado respeto hacia la familia. Hay mucha división, los verdaderos qom siempre estamos unidos para defender nuestros derechos a la libertad de expresión, de vivir en la sociedad con una mejor calidad de vida. Lo que estamos reclamando ahora es que por favor dejen de difundir que el pueblo originario está saqueando e incitando a la violencia. Es mentira”.

Demay dice que en el mismo barrio sufren mucha discriminación y por cómo se difundió la información sólo daña al pueblo originario. “A nosotros nos califican de distintas maneras: piqueteros, indios, muertos de hambre, pero nosotros siempre reclamamos al gobierno lo justo, nuestros derecho al trabajo, a la educación y a nuestras tierras”, agrega. “El pueblo sufre de hambre, está abandonado, no tiene nada. Pero eso no significa que vamos a saquear. Es una maldad y una bajeza total”.

Esa noche Demay la describe como infernal. Su casa está a casi treinta cuadras de Nuevo Impulso pero a tres de Sol y Luna. “Los primeros incidentes fueron en Nuevo Impulso, pero eso terminó antes de la 1.30. Después los saqueos fueron en Sol y Luna. Ahí fue que llegó la policía montada y entró a las casas. En un momento sentíamos que estábamos más seguros adentro que afuera de nuestras casas. En una de ellas fue que ingresaron y lo hicieron con tanta violencia que una mamá que estaba con su bebé fue  golpeada y el  bebé cayó al piso. De ese saqueo no participó nadie de la comunidad qom”.

El Ministerio de Seguridad les prometió resolver el caso y ocuparse de que sean devueltas las tarjetas. “Fue el compromiso de ellos, nosotros les creemos”, dijo.

La mujer dice que en la comunidad se sienten dolidos con la familia de Ismael. “Pero estamos acostumbrados porque hay muchos hermanos del pueblo originarios que niegan su raza, niegan que viven en la vivienda que les han entregado como pueblo originario. Nos duele porque cuando luchamos no jugamos al gato y al ratón cuando luchamos luchamos y reclamamos lo justo. Por esta situación, somos amenazados por criollos y por la misma justicia. Ya pasamos, por esto, ya morimos muchos y seguirán muriendo muchos por cómo está todo. Vamos a seguir luchando por nuestros hijos”.