Como signo de época, la presencia de privados en lo público y conceptos como «emprendedurismo» y «meritocracia» empiezan a ser naturalizados en los discursos políticos. Pero también son incorporados a los planes de estudio. La gestión de Horacio Rodríguez Larreta en la Ciudad trabaja  actualmente en el proyecto Secundaria del Futuro, que establece que en el último año de la enseñanza media los estudiantes deberán repartir su tiempo escolar en empresas y organizaciones en las que deben aplicar lo aprendido hasta ese momento; y  en el desarrollo de «habilidades emprendedoras». Esto generó el reclamo de los gremios y especialistas, que alertaron por «un retorno a las viejas políticas de los ’90», en un contexto donde el Ejecutivo nacional propone una reforma laboral a favor de mayores flexibilizaciones.

En el proyecto Secundaria del Futuro los cinco años del Nivel Medio quedarían repartidos entre dos años de Ciclo Básico, otros dos de Ciclo Orientado y un último de «vinculación con el mundo del trabajo». En este quinto año (y en el sexto también en el caso de las escuelas técnicas), el tiempo escolar se dividirá en dos actividades obligatorias: la aplicación de los aprendizajes «en empresas y organizaciones académicas, científicas, tecnologías, humanitarias, artísticas, según talentos e intereses de cada alumno»; y el desarrollo de «habilidades emprendedoras». 

En los anteproyectos del documento, a los que accedió Tiempo, le asignaban 50% del tiempo escolar a cada una. Lo único voluntario será la posibilidad de utilizar tiempo escolar para la acreditación de las 2 materias generales del CBC o de terciarios.

El Ministerio de Educación porteño, dirigido por Soledad Acuña, no aclara cómo serán los convenios con las empresas ni con qué criterios las elegirán. Lo único que se especifica en los documentos es que arrancarán con 17 escuelas en 2018, y luego aumentará a 42 en 2019. 

Este diario supo que hay colegios donde se presentaron organizaciones a ofrecer cursos de emprendedurismo. Una es la Fundación Eidos, relacionada a Microsoft, que posee la Academia A(em)prender y cuyo lema es “construimos cambio”. Su fundador y director ejecutivo desde 2008, Alejandro Batto, viene de ser Coordinador Nacional en el Ministerio de Educación y Deportes de la Nación entre diciembre de 2015 y abril de 2016. De julio a noviembre de 2015 fue asesor en el Ministerio de Educación porteño.

El documento oficial de la Secundaria del Futuro también postula un «sistema de créditos» para valorar a los alumnos, con los que puedan promocionar el año. Las 15 asignaturas se licuarán en cuatro áreas: Ciencias Sociales; Ciencias Exactas y Experimentales; Comunicación y Expresión; y Orientaciones / Especialidades. Con este sistema, los profesores «introducen los temas» y el alumno «autorregula su aprendizaje, de manera autónoma y colaborativa». Ahí el docente pasará a ser «orientador». 

Los gremios de UTE–CTERA y Ademys rechazaron el proyecto por «transformar al 5º año en una suerte de pasantía en las empresas, generar un evidente recorte de contenidos que afectará a la cantidad de docentes». Marcelo Parra, secretario de Nivel Secundario de UTE, denunció que «este cambio va en detrimento de la orientación y las disciplinas» y agrega: «No buscan egresados con perfil crítico, sino formarlos para abastecer al mercado laboral con mano de obra barata. Al mismo tiempo hay una invasión de ONG que intentan reemplazar las funciones del Estado, por ejemplo Cimientos con la entrega de becas a estudiantes. Es la mercantilización del sistema educativo.» Tiempo consultó al Ministerio sobre el proyecto, pero no obtuvo respuesta.

Estos cambios en la secundaria coinciden con lo sugerido en un informe reciente por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), organismo internacional promotor de las pruebas estandarizadas PISA, donde insta a capacitar a los chicos para acceder a «los nuevos empleos». La idea es «alinear» la currícula al mercado laboral actual. Y mencionan la palabra mágica: «el emprendedurismo».

«La secundaria del futuro plantea un cambio de paradigma, un cambio cultural», sostiene el documento. ¿Cuál será el nuevo perfil del estudiante? El mismo ministerio lo deja asentado: «Un ciudadano del siglo XXI: talentoso, creativo, crítico, cooperativo (sic), emprendedor, alfabetizado digitalmente con capacidad de adaptación». «