Más de mil académicos de casi 30 países están participando, desde este lunes y hasta el próximo sábado, de una “Rebelión Científica”. Impulsada por el movimiento internacional Scientist Rebellion, incluye movilizaciones, huelgas e intervenciones en universidades para exigir acciones que apunten a menguar el cambio climático. La bióloga y ecóloga argentina Irene Wais se sumó a la iniciativa y compartió su mensaje de alerta a partir de su trabajo sobre el río Paraná, donde se acumulan múltiples evidencias de que la necesidad de frenar el calentamiento global es urgente.

“Me sumo a la Rebelión Científica Global, por la gran crisis hídrica. El Río Paraná es uno de los grandes ríos del mundo, el segundo de América del Sur, después del Amazonas. Todas las lagunas del valle de inundación están secas. Los peces migradores –a los cuales dediqué mi vida profesional- no están pudiendo reproducirse (…) Es un recurso no solamente comercial sino también cultural súper importante, porque los pueblos originarios ya los veneraban como dioses a estos peses, y están desapareciendo. Es biodiversidad que estamos perdiendo. Además, no está habiendo agua para las poblaciones aledañas del río, donde está más del 70% de la población argentina, porque es nuestra columna vertebral hídrica”, alertó a través de un video que difundió por Twitter. Y agregó: “No me parece justo lo que habremos de padecer en años muy próximos. Lo hago también por mis hijos y mis alumnos de la universidad. No hay derecho a que tengan que intentar sobrevivir en un planeta sin agua, por culpa de la inacción de dirigentes políticos de mi generación. No toman las decisiones necesarias y suficientes para evitar la crisis hídrica”. Por eso, instó a participar de la Rebelión Científica.

El movimiento postula que la ciencia es política y pretende presencia científica luchando en las calles, pero también asumiendo parte de su responsabilidad en lo ocurrido hasta ahora. Ante la consulta de Emergencia en la Tierra, de la periodista especializada en crisis climática Valeria Foglia, desde Scientist Rebellion anunciaron que este miércoles 6 de abril habrá acciones “contra Gobiernos, empresas fósiles e instituciones científicas”, con intervenciones de desobediencia civil con métodos no violentos. “En países del norte global esperamos cientos de personas detenidas, y en países del sur global el mismo hecho de protestar ya es un riesgo alto”, apuntaron.

Estas acciones coinciden con los resultados del nuevo informe de los expertos del cambio climático de la ONU, publicado este lunes. Según alertaron, el mundo tiene tres años para frenar sus emisiones de gases de efecto invernadero y debe prepararse para abandonar los combustibles fósiles. Para mantener la posibilidad de un futuro “viable”, ni más ni menos.

Los expertos del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) consideran que el abandono del carbón es necesario de aquí a 2050, y que el mundo debe renunciar en un 60% como mínimo al petróleo, y en un 70% al gas. Las emisiones de CO2 tienen que ser frenadas para 2025.

“Estamos ante una encrucijada”, dijo el jefe del IPCC, Hoesung Lee. “Las decisiones que tomemos ahora pueden garantizar un futuro viable. Tenemos las herramientas y el conocimiento necesarios para limitar el calentamiento”, añadió. No sólo está en duda la posibilidad de controlar el aumento de la temperatura media del planeta a +1,5ºC, como indican los compromisos actuales, sino que de no haber medidas de peso el mundo se dirige hacia un calentamiento “catastrófico” de 3,2ºC.

“Algunos gobiernos y líderes empresariales dicen una cosa pero hacen otra. Por decirlo llanamente, mienten. Y los resultados serán catastróficos”, advirtió el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en un mensaje en video tras la publicación del informe, que completa las publicaciones previas con evidencias sobre el cambio climático y sus efectos, y suma recomendaciones para actuar en consecuencia.

Las más drásticas apuntan a reducir el transporte aéreo, obligar a los usuarios a abandonar los vehículos con carburantes tradicionales en favor de los eléctricos, refundar la cadena alimenticia reduciendo el consumo de carne, repensar la forma de construir las viviendas. Demasiado para hacer en muy poco tiempo y en un mundo cada vez más desigual: el informe señala que los hogares que representan el 10% de la riqueza mundial emiten el 45% de esos gases de efecto invernadero, y dos tercios de ese grupo están en los países desarrollados.

El informe se dio a conocer tras dos semanas de sesiones virtuales entre 278 científicos y 195 gobiernos, para generar un documento de 2800 páginas. Según explicaron a la agencia estatal Télam los investigadores argentinos Gabriel Blanco y Walter Pengue –quienes participaron como autores- es la primera vez que se incluyen capítulos sobre los aspectos sociales de la mitigación, los patrones de consumo y el desarrollo tecnológico.

Aborda, también el papel de la agroecología y la autoproducción de alimentos como alternativa para enfrentar crisis alimentarias. «No necesitan los países invertir tanto, sino generar un cambio en el comportamiento humano en el uso de la energía. Eso ahorraría bastante, tanto a nivel de consumo doméstico, a nivel social y hasta en el nivel industrial», dijo Pengue. Y advirtió que «el cambio tiene que ser ahora. Si paramos la pelota y empezamos a implementar todo lo que hay disponible en conocimiento científico tecnológico es altamente posible que podamos pegar el volantazo».