En las últimas dos semanas y sin dar lugar a excepciones, la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, dio la orden de que todos los docentes dispensados que ya tienen una dosis de la vacuna contra el Covid-19 aplicada regresen presencialmente a las escuelas. Esto provoca al menos tres complicaciones. Las dos más graves y más difundidas: que las y los docentes que tienen una sola dosis aplicada no están inmunizados como para enfrentar las consecuencias de la pandemia; y que, al mismo tiempo, la masa de 110 mil trabajadores de la educación que se movilizan hacia las aulas pueden seguir esparciendo el virus en los medios de transporte público, donde no se respetan los protocolos de distanciamiento y mucho menos la ventilación cruzada en pleno invierno, y aun contagiar a los estudiantes. Pero otra consecuencia menos atendida es que los alumnos exceptuados por problemas de salud, que siguen en la virtualidad, ya no tendrán maestras asignadas para continuar con el vínculo pedagógico a distancia, pues esas docentes debieron volver a las aulas y Acuña no designó reemplazos.

“Me obligaron a volver a la escuela con dos patologías: asma y problemas cardíacos”, señala a Tiempo Natalia, docente del nivel inicial del Jardín de Infantes Integral N° 1 DE 19 «Manuel Belgrano». Recibió una sola dosis de la vacuna, pero su condición es más sensible, al tener enfermedades preexistentes. “Yo, para pedir la licencia, tuve que enviar todos mis estudios médicos, y me dijeron que debían ser actuales, o sea, volví a hacérmelos en medio de la pandemia. Nos preocupa nuestra salud, pero también que nos obligan a romper la continuidad pedagógica que veníamos sosteniendo desde febrero virtualmente con los estudiantes exceptuados”, advierte.

Todas las escuelas infantiles de los distritos 5 y 19 (Nueva Pompeya, Barracas, Parque Patricios y Villa Soldati) diagramaron un plan de estudios con clases virtuales diarias para ese sector de alumnos exceptuados de la presencialidad. “A medida que nos obligan a volver a las aulas a las docentes que tenemos una sola dosis, nuestros chicos se van quedando sin las clases virtuales diarias, y lo más grave es que un día te avisan y al otro tenés que comenzar con las presenciales, eso desorganiza todo el trabajo que veníamos haciendo”, agrega Natalia. En esos distritos son alrededor de 250 chicas y chicos de 45 días a cinco años de edad los que quedan relegados de sus clases.

La estrategia que utilizó la ministra Acuña fue que primero volvieran al aula los docentes dispensados que daban clases virtuales a los exceptuados, pero sin contratar más personal docente para esos alumnos que no pueden asistir a presenciales.

No es un hecho aislado. La situación se repite en todas las escuelas: miles de chicos exceptuados que sostenían su vínculo pedagógico vía Zoom quedaron desamparados y el enojo de las familias se hace sentir. “Es discriminatorio. Nuestro hijo está exceptuado por enfermedad. Costó, porque las clases virtuales no empezaron en febrero como para el resto, nos incluyeron recién en abril”, señala a Tiempo Marina, cuyo hijo asiste a tercer grado en una escuela pública de Palermo. “Sin previo aviso, los docentes, en la misma clase virtual, nos dijeron que era el último Zoom, que no saben qué va a pasar pero que ellos tienen que volver a la presencialidad. ¿Y cómo sigue la educación de nuestros hijos?”, se pregunta y agrega: “Dicen que quieren calidad, mejorar, que los chicos aprendan, ¿y hacen esto? De nuevo hacernos sufrir con esta incertidumbre, como si ya no hubiéramos padecido bastante. Este año la relación con la escuela fue de padecimiento puro, realmente no lo soportamos más”.

Los equipos de conducción de las escuelas informaron a las familias que deben reorganizar todas las clases virtuales porque no fueron designados suplentes. “El año pasado, que estábamos todos confinados, mi hijo Benjamín recibía  como todos los chicos clases virtuales y trabajos prácticos. Este año nos vimos afectados con la modalidad de burbujas, horarios y espacios reducidos. Al principio nos adaptamos al horario de la escuela y las rotaciones, después se sumó un problema de salud en nuestra familia, ya que vivimos con la abuela de Benja, que es paciente de riesgo”, detalla Yanina, cuyo hijo cursa en una primaria del Distrito Escolar 9. “Nos adaptamos a seguir en clases virtuales para no exponerla. Y hoy, sinceramente, no veo la misma educación con los niños que por distintos temas quedaron excluidos de la presencialidad. Mi hijo solo recibe clases virtuales dos veces por semana, solo plástica y matemáticas, y por email o Edmodo (la interface virtual) algunas tareas de inglés, tecnología y lengua”.

Tiempo se puso en contacto con el Ministerio de Educación porteño para saber cuándo se designarán docentes suplentes para las clases virtuales de los alumnos exceptuados. “Eso todavía no lo evaluamos”, respondieron desde la cartera que conduce Soledad Acuña.  «

Sin calefacción, sin ventilación, sin protocolos

Tras el anuncio de Larreta del regreso pleno de la educación media a las aulas, la comunidad educativa manifestó que aún no están dadas las condiciones: “Esta política incumple absolutamente los protocolos dispuestos por los propios ministerios de Salud y Educación porteños. No solo no se respeta el metraje necesario para garantizar la distancia física sino que se utilizan aulas sin ventilación”, advirtió en un comunicado el gremio docente Ademys. En la semana, familias, docentes y estudiantes realizaron un “Frazadazo” en el que reclamaron por “la falta de calefacción necesaria frente al sostenimiento de una presencialidad sin garantías ni seguridad, en una ciudad cuya tasa de incidencia de Covid excede por mucho los 500 casos cada 100 mil habitantes, límite establecido por el Consejo Federal de Educación”, señalaron desde UTE, al tiempo que exigieron “el pase a la virtualidad mientras duren estas condiciones climáticas y epidemiológicas”.