La tragedia ocurrida en los Alpes Italianos el último fin de semana, donde una avalancha causó la muerte de al menos 7 personas y 13 desapariciones, no sólo impactó y causó conmoción a nivel local. Porque el desprendimiento de una parte del glaciar se da en el marco del proceso de cambio climático y calentamiento planetario sobre el que vienen advirtiendo comunidades científicas y ambientalistas. “Hay una relación directa entre la cantidad de eventos de estas características y el cambio climático”, afirmó Lucas Ruiz, geólogo del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla).

La avalancha del domingo tuvo lugar en la Marmolada, el pico más alto de los Dolomitas, con más de 3.300 metros de altura. Por la ola de calor en la región, había alrededor de 10 grados de temperatura, medida inusualmente alta para la zona.

“Se sabe y se puede rastrear en la literatura, por ejemplo en informes como el del IPCC (del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), que debido al retroceso de los glaciares todo lo que son riesgos de potenciales aluviones por aumento de la inestabilidad de las laderas va a aumentar”, advirtió el especialista, en diálogo con Tiempo. Agregó que “cuando retroceden los glaciares muchas veces pasa que las laderas que antes estaban contenidas dejan de estarlo y se produce el deslizamiento”.

“Es esperable que esto sea más común en un futuro. Pero hay que estudiar casos específicos. Una vez que se genera un fenómeno de estos es muy difícil, a menos que haya una modelización específica, saber qué va a pasar. Pueden quedar en un deslizamiento local o sumarse en una cadena de eventos hasta formar un lago, o mezclarse con el río y formar un aluvión más grande”, explicó Ruiz. Estos fenómenos “son más probables con el aumento de la temperatura y en este caso se da con una ola de calor fuerte en Europa y coincide con unas máximas registradas cerca del sitio de 10 grados en las cumbres más altas, temperaturas anómalos para lo que se tenía registro. Sin embargo –aclaró- no es necesario que se llegue a esos valores para que se produzca” el derrumbe.

¿Puede pasar algo similar en Argentina?

En el caso italiano, “ocurrió en un lugar muy transitado. Es el glaciar más grande de la región, con una vía de relativamente fácil acceso y una pared que el mundo entero va a escalar. Es muy concurrido. No existe un lugar tan concurrido en Argentina, salvo el Aconcagua”, comparó Ruiz.

“Lo que tenemos acá y estamos observando y es objeto de estudio es el aumento de lagos que se generan donde antes estaba ocupado por un glaciar. El ejemplo más cercano en el tiempo es el vaciamiento parcial del lago por glaciar en junio de 2009, en el glaciar conocido como Ventisquero Negro, en Bariloche”, recordó el investigador del Ianigla. Y contó que si bien era un lugar muy turístico, en el momento del aluvión no había nadie porque fue durante una tormenta de lluvia. “Por el mal tiempo estaba cerrado, pero se vació casi 20 metros el lago, cayó su nivel y generó un aluvión que cortó el puente y aisló a una población cercana por un par de días. Si hubiera ocurrido con turistas, quién sabe qué podría haber pasado”.

Luego, en 2016, investigadores detectaron un aluvión de un tamaño similar en la cuenca alta de Río Turbio, en Chubut, que desemboca en Lago Puelo. “No salió en ningún lado. Los pobladores de la zona se deben haber dado cuenta. Capaz se llevó un par de vacas y nada más. No vive nadie en ese valle, pero se vació un lago grande. Todo está relacionado con el cambio climático porque tiene que ver con el retroceso de los glaciares”, remarcó el glaciólogo.

En la actualidad, hay un caso en estudio en El Chaltén, en Santa Cruz. “Uno de los lugares más visitados es el lago, al que le dicen Laguna Torre. Es un mirador natural y, debido al retroceso del glaciar en las últimas décadas, hay un deslizamiento lento de una de las laderas del cerro Solo. Está siendo monitoreado porque se mueve una gran parte de la ladera algunos metros por año”, contó Ruiz. El caso está siendo estudiado por el grupo de hidráulica de la Universidad de La Plata, “para modelizar qué va a pasar si el deslizamiento cae, qué caudal generaría en el río y qué daño podría llegar a hacer en Chaltén. Por suerte las estimaciones son que no generaría un gran daño, no hay un alto riesgo. Pero con este tipo de casos siempre hay un margen de incertidumbre”.

El especialista consideró que “si bien este tipo de eventos podrían ocurrir en Argentina, en general no tenemos sitios tan visitados que podrían generar alarma. En aquellos sitios como algunas montañas del Tronador o alrededor de El Chaltén, es necesario tener en cuenta y mejorar estos monitoreos”.

De hecho, el investigador recordó que “el verano pasado fue uno de los veranos más trágicos, con muchos accidentes asociados a desprendimientos de roca o pequeñas avalanchas. Se desarrollan en momentos de calor. En el caso de caídas de roca, muchas veces es porque el hielo funciona como una especie de cemento y cuando se derrite las rocas se caen. Lo importante es tomar conciencia y empezar a analizar dentro de todas las vías de acceso a la montaña cuáles son las que tienen mayores riesgos en los momentos de calor”.