Antes de desfilar por la alfombra roja, los nominados al Martín Fierro 2018 se encontrarán con un reclamo en la puerta del hotel Alvear Icon donde hoy, desde las 19, se desarrollará la ceremonia: cientos de periodistas marcharán en Puerto Madero bajo la consigna «Que no te apaguen los medios públicos». Será la antesala de la movilización nacional del próximo miércoles a la de ADEPA en la que los trabajadores de prensa, entre otros puntos, protestarán contra el vaciamiento de los medios bajo gestión estatal en un conflicto en plena escalada a raíz de los dos recientes despidos en la agencia de noticias Télam. 

Ángel Jozami, de la sección Economía, y Fernanda Arce, integrante de la mesa de edición, fueron echados el lunes por actuar «con imprudencia y falta de profesionalismo» –según el comunicado del directorio–, al escribir un cable con datos falsos sobre los tenedores de las Lebac 48 horas antes del supermartes financiero. La respuesta fue inmediata: hubo paro de lunes a viernes en la agencia. «Es un claro disciplinamiento porque argumentan que hubo una intencionalidad política que no está probada», dice Carla Gaudensi, delegada de Télam, y alerta sobre el peligro de la decisión: «¿Ahora con qué tranquilidad y qué resguardo nos sentamos a escribir un cable?».  Hoy el centro del conflicto está en Télam, donde los trabajadores levantaron el paro para abrir una instancia de diálogo con la gerencia para que reincorporen a los dos cesanteados. De todos modos, hay un denominador común en los medios bajo la órbita del Sistema Federal a cargo de Hernán Lombardi: el ajuste ejecutado desde comienzos de 2017 alcanza a Radio Nacional, la TV Pública, DeporTV, Encuentro y Paka Paka en un combo que incluye despidos y una merma en la producción y la calidad de los contenidos. 

La crisis en los medios públicos se aceleró a fin de año cuando  desde el gobierno desmontaron la Televisión Abierta Digital (TDA) y echaron a sus 180 empleados. En enero, hubo 16 despidos sin aviso ni explicación en Radio Nacional. Los trabajadores se enteraron cuando quisieron ingresar por los molinetes y su huella digital ya no estaba registrada. Algunos trabajaban –con contratos precarios– hacía más de diez años y entre ellos había una madre embarazada. «Los que quedamos estamos siendo hostigados, nos provocan y filman las asambleas», señala Micaela Polak, de la comisión interna.

La TV Pública también está en lucha desde enero, cuando la gerencia decidió dejar de hacer los noticieros del fin de semana. Los trabajadores denuncian el apagón informativo y cada sábado autogestionan la transmisión a través de las de las redes sociales del #NotiTrabajadoresTVP, la emisión online que visibiliza lo que la pantalla estatal deja de lado. «Sacando el noticiero, son todos programas viejos, enlatados y que fueron hechos por trabajadores echados de, por ejemplo, la TDA. Hay una privatización encubierta de la televisación», alerta Agustín Lecchi, delegado del canal. También sufren ataques a los convenios colectivos con un impacto económico que se suma al ofrecimiento de paritaria cero de la gerencia. 

«Este gobierno tiene su voz sobrerrepresentada en los medios hegemónicos. Por eso no les interesa ni les sirven los medios públicos. Ellos ven una planilla de Excel y números. Así piensan todo y nos suman en esa lógica», resume Gaudensi, de Télam, donde señalan que el vaciamiento comenzó cuando la pauta oficial dejó de manejarse desde la agencia. 

«Hay persecuciones muy notorias desde que peleamos por nuestros derechos. Un jefe de un informativo no cobra su jefatura por ser delegado de SiPreBa, un sindicato que Lombardi y sus secuaces eligieron como el enemigo público número uno», dice Polak. En ese clima adverso, los trabajadores defienden el rol de los medios públicos. «No estamos ajenos al contexto de ajuste general. Pero sabemos que el vaciamiento beneficia a los sectores de medios concentrados y privados», concluye Lecchi. «