Ayer viernes se dio a conocer el veredicto del juicio que llevó adelante la Cámara 8° del Crimen de la Ciudad de Córdoba contra 13 policías acusados por el crimen del adolescente Blas Correas y el posterior intento de encubrimiento.

Lucas Damián Gómez y Javier Catriel Alarcón fueron condenados a prisión perpetua por el delito de homicidio calificado por ser integrantes de la Policía y agravado por el uso de arma de fuego más tentativa de homicidio.
Además, otros 9 policías fueron condenados a penas de entre 4 y 5 años de prisión por los delitos de encubrimiento y abandono de persona, mientras que dos agentes fueron absueltos.


En paralelo, tras lo que quedó en evidencia durante las audiencias del juicio en cuanto a las responsabilidades políticas, el Tribunal solicitó que se investigue al exministro de Seguridad, Alfonso Mosquera, al exsubsecretario de Coordinación y Planificación Estratégica del Ministerio de Seguridad de Córdoba, Lucas Mezzano, a la jefa de la Policía Liliana Zárate de Belletti y al excomisario Gonzalo Cumplido.

Tanto los amigos de Correas como la familia fueron considerados expresamente como víctimas de violencia institucional. En la audiencia estuvo presente el secretario Horacio Pietragalla Corti, junto a Soledad Laciar y Blas Fernando Correas, los padres del joven, familiares y allegados de la víctima. «Esta semana tuvimos seis policías condenados a perpetua por asesinar ciudadanos sin razón alguna, en los casos de Espinoza y ahora en el de Blas Correas. El camino de la no impunidad es muy importante para que en el futuro cada policía que porta un arma sepa que no es gratis usarla contra las personas a quienes tiene que cuidar», opinó Pietragalla Corti al conocer la sentencia.

El caso

El 6 de agosto de 2020, Valentino Blas Correas, de 17 años, viajaba en un auto con cuatro amigos después de juntarse en un bar. En un momento del recorrido, un grupo de policías que estaba realizando un control vehicular le hizo señas para que se detuvieran, pero los jóvenes se asustaron y siguieron de largo.


Esta acción fue respondida por los policías con varios disparos de armas de fuego, uno de los cuales ingresó por la luneta y se incrustó en la espalda de Blas, mientras que otros impactaron en el auto.


Herido de bala, Blas fue llevado por sus amigos al Sanatorio Aconcagua, donde se negaron a atenderlo. Mientras esto ocurría, los policías colocaron un arma en la escena para simular un enfrentamiento que nunca sucedió.