“Hay carreras que se miden por velocidad, otras por resistencia y sortear obstáculos. No fueron fáciles los últimos años, con tantos imprevistos y previstos. Pasaron 4 años y posiblemente pasen muchos más antes de ver que se haga justicia, pero llegué, más fuerte y firme que nunca con el corazón rojo, latiendo fuerte y llena de convicciones”. Alika Kinan escribió este párrafo en las redes sociales hoy por la mañana, seguramente después de pasar una noche sin mucho dormir, a la espera de la histórica decisión del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Tierra del Fuego. Alika es la primera víctima de trata que logró convertirse en querellante de sus verdugos y su lucha tuvo más sentido que nunca esta tarde, cuando los jueces Ana María D´Allesio, Luis Giménez y Enrique Guanziroli, determinaron penas de entre 3 y 7 años de prisión para sus captores.

La sentencia, leída a sala llena, impuso una condena de 7 años de prisión y 70 mil pesos de multa para Pedro Montoya, propietario del local nocturno Sheik donde el 9 de octubre de 2012 rescataron a siete víctimas de trata, incluida Alika, quien es ahora una reconocida activista en favor de los derechos de género. Montoya fue considerado autor penalmente responsable del delito de “trata de personas agravado por la pluralidad de víctimas”, pero aunque la condena es de cumplimiento efectivo no será detenido mientras la sentencia no esté firme.

El tribunal también condenó como “partícipes secundarios” del mismo ilícito a Claudia García, pareja de Montoya, y a Lucy Alberca Campos, una mujer peruana que estaba encargada del prostíbulo, y les impuso una pena de tres años de prisión en suspenso. García deberá pagar además una multa de 30 mil pesos.

Ambas condenadas tendrán que cumplir reglas de conducta como fijar residencia, someterse al cuidado de una institución penitenciaria y abstenerse de abusar de bebidas alcohólicas y de consumir estupefacientes.

Los magistrados dispusieron el decomiso del dinero secuestrado durante los operativos judiciales y del inmueble donde funcionaba el local Sheik, ubicado en el centro de la capital fueguina y a metros de un jardín de infantes.

Alika, vestida de remera blanca y con el cabello recogido, se abrazó con varios de los integrantes de organizaciones sociales feministas que acudieron en su apoyo y se emocionó al dialogar con la prensa: «Ahora vamos por más condenas contra los proxenetas de todo el país”, afirmó con lágrimas en los ojos.