Quedate en casa, lavate las manos con frecuencia y mantené metro y medio de distancia social han sido las tres consignas más fuertes entre las directrices sanitarias para evitar la propagación del Covid-19. Todas ellas pensadas para la clase media urbana y de allí para arriba. Las preguntas y reclamos que algunos sectores vienen planteando desde hace décadas respecto de las desigualdades sociales y las injusticias espaciales en las ciudades han quedado al descubierto frente a los ojos de todos. ¿Cómo se quedan en casa quienes no tienen cómo lavarse si no hay agua potable? ¿Qué metro y medio de distancia posible puede haber en pasillos que tienen menos que eso? ¿Cómo se puede cumplir el aislamiento ante un hacinamiento que es moneda de cambio en los barrios populares?

Hablar de Hábitat y Pandemia es oportuno, pero especialmente urgente.

Problematizar el modelo de planificación de la ciudad neoliberal es hoy un eje central para la acción política, porque estas tres consignas que parecen tan sencillas resultan impracticables para muchas personas. Por ello nace este micrositio, con el propósito de buscar, mostrar y analizar el fondo de esta cuestión, no sólo a través de la noticia del caso concreto, que con tanta vehemencia muestra el drama del déficit y la informalidad habitacional, sino mediante un periodismo analítico e investigativo que se nutra de miradas y conversaciones con expertos, para aportar al debate y a la necesidad de sacar a luz las raíces de la problemática del hábitat en las grandes ciudades, expuesta en toda su magnitud por esta pandemia que llegó, pero que quedará profundamente agravada cuando se vaya.

A partir de un convenio de cooperación con la Fundación Rosa Luxemburgo, y con la colaboración del Centro de Estudios y Acción por la Igualdad (CEAPI), Tiempo lanza este micrositio como una herramienta comunicacional para abordar la problemática habitacional, desde el prisma de la pandemia, pero enfocada en el desarrollo de los conflictos territoriales y urbanos, con el objetivo de construir una mirada amplia para explicar esta nueva etapa, donde el futuro de las ciudades estará determinado por una tensión permanente entre las necesidades de las grandes mayorías y los intereses del negocio inmobiliario, y donde el rol del Estado está en pleno debate.