Una cosa es el protocolo, que se activa ante cualquier sospecha. Y otra cosa es la enfermedad. Lo cierto es que, como puntualizó este miércoles el ministro Ginés González García, no hay hasta el momento casos de coronavirus en la Argentina, cuyas autoridades sanitarias repiten que lo que  preocupa es el pico de dengue, que llegará en marzo, y que en lo que va del año ya causó 20 muertes en Paraguay.

Esa es hoy la realidad del coronavirus en el país. Mientras China y buena parte del planeta experimentan una paranoia global a causa de la expansión de la enfermedad, la mirada sanitaria está puesta en el dengue, pero están vigentes todos los mecanismos de alerta contra el Covid-19. Y aún así, insistió Ginés en conferencia de prensa, “el riesgo de que llegue a la Argentina es bajo, por la distancia, porque es verano y por muchos factores más”.

La intención del ministro de Salud ha sido la de transmitir tranquilidad. “Estamos trabajando en prevenir”, repitió, procurando revertir, por lo menos a nivel local, la imagen de pánico colectivo que llega desde países como Italia, conmocionada por más de una decena de muertes debidas al coronavirus, en un contexto mundial en el que la posible pandemia ya hace caer los mercados financieros, amenaza desacelerar las principales economías, arrastradas por la situación china, y hasta pone en peligro la realización de megaeventos como los Juegos Olímpicos de Tokio.

¿Llegará el coronavirus a la Argentina? Es altamente probable. El protocolo ante un posible caso volvió a activarse por una turista italiana con síntomas febriles en El Calafate, pero no hay confirmación. Brasil acaba de confirmar el primer caso en la región: un ciudadano paulista de 61 años que estuvo de visita en Italia. Y la Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de informar que el número de casos nuevos de coronavirus Covid-19 reportados el día martes fue por primera vez menor en las regiones de China (excepto Hubei) que en otros países, lo que indica que el gigante asiático parece haber desacelerado el ritmo de los contagios, que sin embargo siguen expandiéndose por el mundo, sobre todo en Italia, Irán y Corea del Sur. De ahí la confianza del organismo en que el virus se puede contener.

En la mañana del miércoles, China reportó a la OMS 78.190 casos, 2718 de ellos fatales, y solo diez nuevos contagios confirmados fuera de la provincia de Hubei. Ahora la preocupación es el repentino aumento de casos en esos tres países mencionados, desde donde, se presume, habrían irradiado a otros países en cada región: con afectados iraníes se vinculan los nuevos casos en Bahrein, Iraq o Kuwait; y a los casos italianos se asocia la detección del virus en personas de Austria, Croacia o Alemania. En total, fuera de China hay 2790 personas infectadas de 37 países, y 44 muertes.

Todavía no se trata de una pandemia. “El aumento de casos fuera de China llevó a algunos medios y políticos a presionar para que se declare. No deberíamos estar demasiado ansiosos por declarar una pandemia sin un análisis cuidadoso y claro de los hechos”, advirtió el director general de la OMS, el etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, al entregar en Ginebra las cifras actualizadas de enfermos y fallecidos.

O sea, no hay beneficios en el uso de la palabra “pandemia”, y sí, por el contrario, el riesgo significativo de intensificar la paranoia. “Estamos en una pelea que se puede ganar si hacemos lo correcto. Por supuesto, no dudaremos en usar la palabra pandemia si es una descripción precisa de la situación”, agregó Adhanom. Para la OMS, entonces, no hay una transmisión sostenida e intensiva del virus ni una escala de morbilidad y letalidad que lo justifiquen. Las cifras parecen astronómicas: 80 mil casos en China, pero relativas para una población de 1400 millones de personas.

La definición es clara: epidémica es una enfermedad que experimenta un aumento de los casos en un momento determinado y después se reduce. Y una pandemia implica un aumento constatado en todo el mundo durante el mismo periodo de tiempo, como ocurrió con las gripes aviar y porcina, cuyas previsiones más pesimistas, en realidad, no llegaron a cumplirse. En cualquier caso, el criterio para pasar de un estatus sanitario a otro lo deciden la OMS y su comité de expertos.

Entonces, y frente a la conmoción que el virus causa a nivel global, hoy la certeza es que no hay casos en la Argentina y que el sistema de vigilancia está alerta: los protocolos de monitoreo de pasajeros que llegan en vuelos internacionales, aseguró el ministro de Salud, se cumplen “rigurosamente”.