El viernes 17 por la mañana se llevó a cabo una inspección oficial en la Escuela «Joaquín V. González», la N°14, Distrito Escolar 8°, de la Ciudad de Buenos Aires, para examinar obras que debían haberse terminado en el período de vacaciones y aún no estaba comenzada. Una es en el techo, donde se subió un trabajador. Cedió la chapa, cayó y horas después falleció. Los docentes reclamaron por la crisis edilicia que afecta a la educación pública en la Capital Federal, donde en 8 años el Pro decidió no invertir 870 millones que estaban destinados a infraestructura escolar.

“Tristeza y bronca ante un nuevo crimen laboral”, indicó el gremio Ademys en un comunicado, en referencia al obrero Fernando Moreira que cayó al ceder una chapa del techo de este colegio primario ubicado en Caballito. El viernes anterior, 10 de marzo, en la Escuela 9 del mismo distrito escolar, una chapa cayó al patio, con la suerte de que en ese momento no había niños ni adultos en el lugar. Esa obra también debía finalizar durante el período vacacional. 

La empresa es Di Pietro Paolo, que suele obtener licitaciones para obras en escuelas porteñas. En 2016 le adjudicaron la «ejecución de trabajos de pintura de fachada de diversos edificios escolares” en las Comunas 3, 5, 6 y 7 por 15.872.527 pesos, con un plazo de ejecución de 120 días corridos. En una de esas comunas, la 6, se encuentra la escuela de la tragedia.

Ademys pidió “justicia para que esta muerte no quede impune” y recordó “que no es la primera vez que un hecho de estas características sucede en una escuela pública de la Ciudad de Buenos Aires. En 2013, por ejemplo, el trabajador de la construcción Gerardo Rodríguez falleció al caer de un techo de la Escuela 17 del Distrito 7°. Esto sucedió en presencia de los alumnos que se encontraban en clase de Educación Física en el lugar”. Y denunció “los graves problemas edilicios que atraviesan las escuelas públicas. Así como la irresponsabilidad del gobierno a la hora de llevar adelante las reparaciones, que suelen hacerse mientras transcurren las actividades escolares, poniendo en serio riesgo tanto a los chicos como a quienes nos encontramos trabajando allí”. 

Como ejemplo, citaron el caso de la Escuela 4 del Distrito Escolar 7°: “Un edificio inundado, con seis aulas inhabilitadas y una obra que fue abandonada durante el verano y retomada al comienzo del ciclo escolar”. Mientras tanto, en el Bernasconi denunciaron presencia de ratas y obras inconclusas, y en la Escuela 15 del Distrito Escolar 17°, en Villa Devoto, no tienen clases. No por el paro docente, sino por falta de luz por parte de Edesur. No se apersonaron autoridades de la Ciudad. Los propios maestros hicieron el reclamo Nº 0262234. Aún no tuvieron respuesta. 

De fondo subyace la crisis en infraestructura escolar que domina a la Ciudad de Buenos Aires en los últimos años. A la falta de nuevos establecimientos, que generó más de 23 mil chicos sin vacante en escuelas públicas en los últimos tres años, se agrega el deterioro edilicio de los colegios ya existentes. Sin embargo, esta crisis se podría haber solucionado si el PRO ejecutaba todo el presupuesto asignado al área año tras año.

En los 8 años de gobierno de Mauricio Macri en Ciudad no utilizaron 870 millones que estaban destinados a infraestructura escolar. La salida de Esteban Bullrich y la llegada de Soledad Acuña al frente de Educación no renovaron los aires. Según datos del Ministerio de Hacienda, en el primer semestre de 2016, la Dirección General de Infraestructura Escolar apenas utilizó 61.125.467 pesos sobre un presupuesto total de 388.389.157. En la Dirección General de Mantenimiento, usaron 206 millones de los 543 millones disponibles.