El cartel de “Más mujeres en los escenarios” fue el más leído durante los festivales de verano de 2019. El debate ya llevaba algunos años y mostraba la gran necesidad de incluir a las mujeres en las carteleras de los grandes festivales.

La lucha por el cupo en los escenarios había comenzado hacía unos años y este miércoles llegó a una primera y feliz instancia: fue aprobada la ley de cupo en los escenarios en el última sesión del año. Ya había recibido media sanción en el Senado pero faltaba esta última instancia. La votación fue pasadas las 22 y tuvo 133 votos afirmativos, 5 negativos y 16 abstenciones.

La música Celsa Mel Gowland fue una de las tantas mujeres que encabezaron esta lucha. Mientras que el proyecto llegó al Congreso gracias a la presentación de la senadora mendocina Anabel Sagasti Fernández, del Frente para la Victoria.

“Esta construcción colectiva surgió del hartazgo y el enojo en la primavera del 2017, nos llevó dos años lograr esta ley y no hubiera sido posible sin el apoyo de 32 agrupaciones de músicas mujeres, disidencias y diversidades de las 24 provincias del país”, expresa Celsa a Tiempo Argentino.

“Desde la mesa de músicas decimos que este es el primer paso. Es simplemente una herramienta porque hay muchísimas maneras de ser música y músique en el país. La desigualdad no está solamente sobre los escenarios sino también en los ámbitos educativos, en los lugares de formación, en los concursos, en la aplicación de subsidios y becas”, afirma la mujer que fue vicepresidenta del Instituto Nacional de la Música. “Los jurados tiene que tener una paridad para que haya otra escucha sobre las propuestas musicales de las mujeres músicas, disidencias y diversidades”, agrega.

Este primer paso en la música, es un maravilloso precedente para las mujeres en otras ramas del arte. “En estos dos años hemos interactuado con cineastas, actrices y vimos que los números de la desigualdad atraviesan todo el arte. Hace poco se presentó una ley para crear un Observatorio de género en las culturas, y se hizo un panel donde estaban representadas todas las ramas del arte. Todas llevaron sus estadísticas y de ahí resulta que la presencia de las mujeres es menor del 10%. Tenemos que trabajar mancomunadamente y abrir nosotras posibilidades para otras, por ejemplo, cuando las músicas tocamos, llamar sonidistas mujeres, iluminadoras mujeres, stage mujeres. Tenemos que cambiar nosotras también”.

El texto indica que “los eventos de música en vivo, así como cualquier actividad (…) que para su desarrollo convoque a un mínimo de tres artistas o agrupaciones deberá incluir un 30% de solistas mujeres o bandas mixtas o integradas al menos en un 30% por mujeres”.

El origen de este debate que termina en esta ley surgió durante una actividad realizada durante el Día Nacional del Músico, el 23 de enero de 2018. “La música mendocina Elbi Olalla propuso una ley de cupos. Al principio a nosotras nos pareció raro, porque pensamos que iban a decir que queremos ocupar los espacios por una obligación. Pero ella nos convenció de que ese era el camino y que así se había hecho en la política, y así se habían abierto las puertas a muchas legisladoras. Cuando terminé el mandato como vicepresidenta del Instituto Nacional de la Música me puse a trabajar en eso, junto a Alcira Garido y Mercedes Liska e hicimos un estudio de los 46 festivales principales de las seis regiones culturales del país. Ese estudio nos mostró un número tristísimo: menos de un 10 % en los escenarios argentinos”.

La ley quedó se aprobó un año después de haber sido presentada y se espera ahora una pronta aplicación.

“Está sancionada y se implementará por el INAMU, que es el órgano de aplicación. Desde ahí se va a redactar su normativa de fiscalización y de inmediato comenzará a fiscalizar. Ya estamos trabajando dentro del instituto en eso. Esperamos que pueda aplicarse rápido”, explicó Mel Gowland.

“Es importante señalar que la ley de cupo es la oportunidad de instalar un nuevo diálogo desde esos escenarios donde se construye sentido e identidad. Necesitamos escenarios más heterogéneos de los géneros y las sexualidades, necesitamos un nuevo diálogo de los trabajadores para juntos poder luchar contra la violencia, la misoginia, los abusos y todas esas cosas que nos envilecen como sociedad, y que a las mujeres no llevan hasta la muerte. Ese es el mensaje que queremos dar porque la ley es un reclamo laboral, es un reclamo por multiplicidad de voces pero también es un llamado a construir con quienes se deconstruye”, finalizó. Desde diferentes colectivos y artistas celebraron la decisión del Congreso.


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