En un posteo en Twitter también se señala que es asimismo «un recordatorio para toda la sociedad de la importancia que tiene la donación de órganos y tejidos».

Justina murió el 22 de noviembre de 2017, a los 12 años, mientras estaba internada a la espera de un corazón que nunca llegó.

El secretario general de la Presidencia, Fernando De Andreis, dijo que se colgó «esta bandera como un reconocimiento a la generosidad de quienes donan».

«Justina -subrayó- es un símbolo, es una persona y un caso, pero con este homenaje queremos recordar a todos los que han tenido participación en procesos de donación: donantes, familiares, médicos, técnicos, Incucai».

En esa línea, el funcionario aseguró que «la bandera es una de muestra de respeto y agradecimiento a donantes y profesionales».
El pasado 14 de febrero la Casa Rosada amaneció con una gigantografía en alusión a San Valentín, en el Día de los Enamorados, y el primero de enero pasado recibiendo el nuevo año.

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(Foto: Pedro Pérez)

Durante la internación de Justina, sus padres comenzaron una campaña en redes sociales para incentivar la donación de órganos que generó récords de inscriptos en todo el país y despertó conciencia sobre la necesidad de simplificar el proceso de donación.

En ese momento, en Argentina, más de 10.000 personas esperaban un trasplante y solo donaban 13 de cada millón de habitantes.

En julio de 2018 la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad la nueva ley que regula el trasplante de órganos y tejidos llamada “Ley Justina”, en memoria de la niña.

Hace un mes, Incucai informó que el año pasado 2954 personas recibieron órganos o tejidos, lo que se convierte en una marca histórica de donantes y trasplantes para el país.

Bajo el hashtag #TodosSomosDonantes la Casa Rosada agradeció a Ezequiel Lo Cane y Paola Stello, padres de Justina, por haber autorizado el uso de su fotografía.