Las cifras de femicidios durante la cuarentena no descienden. Según el observatorio Ahora que sí nos ven, durante el período del 20 de marzo al 26 de abril se registraron 32. Mientras que para el Observatorio Adriana Marisel Zambrano, que publicó su informe el 30 abril, la cantidad de mujeres asesinadas llegó a treinta y seis.

Ambos informes coinciden en un dato: el 72% ocurrió en la vivienda de la víctima. De acuerdo con Ahora que sí nos ven, el 45% era pareja del femicida. El 19% expareja y 16%, familiar. El 7% era conocido, 6% desconocido y sin datos, el total un 7 por ciento.

Uno de los eslabones clave es la Oficina de Violencia Doméstica que depende de la Corte Suprema, que en el contexto de cuarentena, mira con preocupación cómo disminuyó la cantidad de denuncias. “Desde el 20 de marzo, que comenzó la cuarentena, hasta el 30 de abril, tuvimos 282 casos. Eso es el 20% de lo que tuvimos en el mismo período el año anterior”, detalla Analía Monferrer, coordinadora de la OVD. Mientras que María Delia Castañares, de la Oficina de la Mujer, que se ocupa de procesar esas cifras, afirma que hace dos años en más o menos el mismo período hubo una cantidad similar de femicidios.

Las denuncias en la OVD deben ser presenciales y pueden hacerla tanto las personas que se consideran víctimas de violencia como cualquier otra. “No hay manera de verificar determinadas situaciones sin la persona enfrente”, explica la coordinadora. Una vez que llega la persona a la oficina, es atendida por un equipo integrado por un abogado, una trabajadora social y una psicóloga. La persona responde algunas preguntas (en contexto de cuarentena, aclaran, son entrevistas reducidas) y luego de evaluarse el riesgo, se charla con ellas sobre las medidas que conviene tomar.

Para Sabrina Dufur, además de que las denuncias sean presenciales, el otro problema para denunciar ante la OVD es la cantidad del tiempo. “Las mujeres pasan un día entero para conseguir su entrevista, a veces están con sus hijos, sin comer, sin dormir. En esas condiciones en que la mujer llega al dispositivo tiene que denunciar”, destaca.

De los femicidios que consignan los observatorios, tres tenían medidas judiciales y cinco habían realizado una denuncia.

Un dispositivo es la posibilidad de denunciar. Luego surgió también el botón de pánico que se puede pulsar cuando la víctima se siente en peligro. “Las críticas que suelen hacerse al botón de pánico es que sigue en la cabeza de la víctima su protección porque es ella la que debe accionar el dispositivo”, expresa Monferrer. “Otro avance es el de la pulsera o tobillera electrónica que lleva el agresor. La víctima tiene otro aparato y todo eso está controlado por el personal policial. Si el agresor entra a la zona de exclusión se emite un alerta y, si no retrocede, se manda un móvil. Esto deposita la responsabilidad en el Estado y no en la víctima”, afirma. “Falta un control efectivo sobre el cumplimento de las medidas y, dentro del contexto de cuarentena, la mayor preocupación es esa persona que convive con el agresor, porque el Poder Judicial se entera de esa situación de violencia si vienen acá a denunciarlo”, finaliza Monferrer.

La elaboración estadística de femicidios

Las cifras oficiales que emite la Corte Suprema a través de la Oficina de la Mujer tiene al menos un año de trabajo. Aún no están terminadas las de 2019, pero se lleva un conteo interno de lo que pasa en 2020.

“Buscamos obtener cifras consolidadas de todo el fenómeno de violencia de género. Para obtenerlas se trabaja desde las distintas intervenciones a nivel estatal: la investigación policial, las acusaciones que formula el Ministerio Publico Fiscal y las resoluciones que dicta el Poder Judicial”, explicó Castañares.

“El trabajo es manual y a través de códigos, de ese modo se va construyendo esta estadística que abarca todo un contexto de violencia para analizar integralmente el problema de la violencia contra la mujer. Lo más importante del registro es tener herramientas para poder diseñar políticas públicas más acordes con el fenómeno, y ver en qué falló en el Estado”, aseguró. El análisis cualitativo abarca no sólo la muerte de la mujer, sino aquellos casos de personas que se interpusieron poniéndose en la línea de fuego para evitar el femicidio, o las personas asesinadas para causar dolor a la mujer.

Las terribles cifras del dolor

Desde el último conteo del Observatorio de la Casa Encuentro, que se publicó el jueves y que consignaba 36 mujeres asesinadas, se registraron cuatro casos más: María Julieta Riera (24) cayó de un balcón de un edificio de Paraná y por el femicidio detuvieron a su pareja; en Tucumán, se encontraron los cuerpos de Rosa Guaráz de 65 años y el de su pareja Néstor Salas (80), ambos con disparos de arma de fuego en sus cabezas. Sospechan que se trató de un femicidio seguido de suicidio.

Clara Carina Maciel (42) fue asesinada el jueves 30 a golpes en una vivienda del partido bonaerense de Florencio Varela y por el crimen detuvieron a su concubino, quien dijo que la víctima había caído de una escalera; mientras que Norma Gallo (54) murió tras ser golpeada y acuchillada por su pareja una casa del partido de Merlo.