El eco de las violentas y misóginas declaraciones de Gustavo Cordera ha llegado a los tribunales. El Juzgado de Instrucción Nacional 19, a cargo de Diego Slupsky, recibió una denuncia por “apología del delito” del abogado de la Asociación de Médicos Municipales, Vadim Mischanchuk, contra el ex cantante de la Bersuit Bergarabat por sus dichos ante estudiantes de la escuela de TEA Arte.

La pena por este delito, enmarcado en el artículo 209 del Código Penal, si fuera declarado culpable va desde los dos a los seis años. En este punto es necesario recordar algunas de las frases lanzadas por Cordera que ocuparon la agenda pública el día de ayer, y que fueron citadas en la denuncia: «Hay mujeres que necesitan, porque son histéricas, ser violadas, porque psicológicamente lo necesitan y porque tienen culpa y no quieren tener sexo libremente», otra de sus delirantes afirmaciones fue que es «una aberración» que la ley no permita tener relaciones sexuales con menores que «quieran» tenerlas.

Frente a esta última, la secretaria nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, Yael Bendel, aseguró que esos comentarios “dejan al descubierto el discurso machista absolutamente naturalizado» y sostuvo que el artista «no sólo deberá pedir disculpas sino reparar de alguna manera a la sociedad». Un caso ligado a estas declaraciones es el de Cristian Aldana, líder del grupo El Otro Yo, que es investigado por el Juzgado N° 17 por seis casos de abuso.

La lógica conmoción por esas declaraciones en un país en el que una mujer muere cada 37 horas víctima de violencia de género y cuya problemática viene sacudiendo a la sociedad especialmente a través del colectivo #NiUnaMenos provocó más de una consecuencia. Algunas otras repercusiones fueron “el enérgico repudio” de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires “por resultar misóginas, instigar a la violencia de género y cosificar a las mujeres”. Una declaración similar emitió la Cámara Nacional de Senadores. Por otro lado, recitales programados del músico en Mendoza, Corrientes y Rosario fueron suspendidos en las últimas horas, mientras que la radio Rok & Pop decidió dejar de pasar su música.

Por supuesto, las repercusiones siguen creciendo como las ondas de una piedra lanzada al agua. La sensibilidad social a través de las organizaciones, de otras figuras públicas y de la misma justicia pone límites a declaraciones que además de merecer el repudio llaman la atención sobre la hondura de un sentido cada vez menos común pero que aún sigue vigente.