María Rosa Lencina, de 27 años, estaba por ser madre por segunda vez. El viernes, falleció junto al bebé que llevaba en su vientre en el Hospital Rivadavia. Su familia y organizaciones sociales y políticas con despliegue territorial en el Barrio Carlos Mugica, donde la joven vivía, denunciaron desidia por parte del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta ya que unas horas antes la víctima había sido atendida en el Hospital Fernández y apenas le dieron unos calmantes por los fuertes dolores que sentía.

Norma Lencina, la tía de la joven, reconstruyó ante las cámaras de Urbana Tevé, que todo comenzó en la tarde del viernes cuando la víctima empezó a sentirse fatal, con fuertes dolores de estómago. Una ambulancia del SAME las trasladó hasta el Fernández, donde lo primero que recibieron fueron palabras de discriminación por parte del personal de seguridad, según consta en la denuncia a la que tuvo acceso Tiempo Argentino.

“Tengan cuidado porque vienen de la villa y están todos infectados” alcanzó a escuchar Norma cómo un empleado de seguridad le advertía a los médicos que recibían a las mujeres. “Pero días antes mi marido se había hecho el hisopado y dio todo negativo”, se atajó la tía de María Rosa ante la prensa.

“Puede ser que sea un poquito maricona y exagera el dolor”, recordó la tía de la víctima los dichos de las médicas obstetricias que atendieron a su sobrina, quienes después de corroborar que “no estaba en trabajo de parto” y que los resultados de sangre y orina habrían dado bien, le indicaron que debían volver a su casa porque el hospital “estaba colapsado por casos de coronavirus”.

Ante los vómitos y mareos, los profesionales de la salud le indicaron que debía comer un caramelo o una manzana, porque “no tiene nada, es la naturaleza”, insistieron siempre de acuerdo a la versión de la tía de la chica. De la misma manera, le suministraron algunos calmantes.

Norma y María Rosa volvieron a la casa 5 de la manzana 23 del Barrio Mugica, pero los dolores persistieron. A las 7.00 del sábado, el malestar fue en aumento y la Buscapina no bastó para tapar el sufrimiento. Cerca de las 10 comenzaron a llamar a una ambulancia, pero la respuesta fue rotunda: no podían ir a buscarla porque había otras prioridades.

A las 12.30, un vecino llevó a las mujeres al hospital Rivadavia, ya que no querían volver al Fernández, donde unas horas se habían desentendido de la situación. “Estamos haciendo todo lo posible, pero empezá a rezar. La vida de la bebé está descartada, ya está muerta. Estamos luchando por la mamá”, expresó entre sollozos la tía de la chica embarazada hacía 38 semanas.

“Después, el médico salió y dijo que ya no podía hacer nada. Que le había agarrado un infarto de los dolores que tenía”, describió Norma, y agregó que tuvo “un derrame porque tenía coágulos de sangre”. Lo sugerente es que la joven llevó el embarazo en buenos términos. “Era sana”, añadió su tía.

Tiempo pudo saber que la denuncia por el fallecimiento de la mujer y su bebé fue realizada contra el Hospital Fernández, el jefe de Obstetricia, dos médicas, el gobierno de la Ciudad y el SAME por considerarlos a todos autores del delito de abandono de persona.

“Esperamos que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires instrumente las medidas necesarias para esclarecer este caso e implemente políticas públicas que garanticen la cobertura de salud de TODXS lxs vecinxs”, escribió en su Twitter la legisladora porteña por del Frente de Todos, María Bielli.