“Estamos asustados y preocupados”, confiesa Mónica Ruejas, presidenta de la Junta Vecinal del barrio Los Piletones, en Villa Soldati. “Abandonados, llenos de basura, con ratas en nuestras casas y con un total desamparo por parte del gobierno de la Ciudad, de la empresa de recolección y de Ambiente y Espacios Públicos”.

Las casas están invadidas de roedores que salen disparados por el Lago Soldati, relleno de basura semana tras semana por la falta de recolección. Los toneles de debajo de la autopista desbordan de bolsas y restos de todo tipo. Las calles carecen de luz y son inseguras para los vecinos. El centro comunitario presidido por Ruejas trabaja sin detenerse a través de delegados para recibir y visitar a los vecinos. Ellos son quienes han podido relevar que las manzanas 9 y 10 son las que más ratas tienen. “No podemos estar así. Nos tratan y nos maltratan”, dice a Tiempo la presidenta.

La empresa encargada de recolectar la basura se llama Serbeco SA, debe hacerlo unas tres veces por día, además de cumplir con desinfecciones pautadas por Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires. Nadie responde o lo hacen de modo hostil sin resolverlo. La situación es de alerta máxima. Desde hace meses nadie cumple con las recorridas ni la Ciudad ni Espacios Públicos. Guillermo Hauschildt es el gerente operativo de Zonas Vulnerables de la Dirección General de Limpieza y quien niega la solución cuando van a denunciar el desborde de desperdicios, excremento y suciedad.

Cuando los 20 representantes de la Junta Vecinal se lo reclaman, les responden que “no ingresan porque las calles son angostas o inseguras”. Ni Hauschildt ni la Fundación privada Margarita Barrientos actúa en el problema, a pesar de haber sido responsable y protagonista de la recorrida de urbanización en abril de 2015 junto a la por entonces vicejefa de Gobierno porteña María Eugenia Vidal y el jefe de Gabinete porteño Horacio Rodríguez Larreta. En esa recorrida a viva voz Rodríguez Larreta afirmaba: «Hemos logrado que Los Piletones sea un lugar con oportunidades y un barrio para que los niños crezcan como se merecen.» Hoy nadie responde y las ratas están dentro.

Desde la Junta Vecinal, tanto delegadas y delegados como vecinos temen que sus niños se enfermen o mueran al estar expuestos a las mordidas de ratas. Y dicen: “Ahora viene una elección legislativa y van a esperar una semana antes para hacer las cosas. Queremos prevenir a nuestros niños no queremos que tengan una enfermedad y mueran. Nuestras calles están sin luz, estamos inseguros.” 

Ante esta situación que afecta a todas las Villas de la Comuna 8, los vecinos advierten el deseo de visibilidad ante la imperiosa necesidad de desrratización: “Queremos cazarlos y ponerlos en una jaula para mostrarlos a las oficinas de la Ciudad. Cada 15 días nos reunimos con el Centro de Salud 24. Nos estamos organizando para ver qué hacer”.