En el Día de la Donación de Órganos el presente se cruza con el futuro. Mientras los trasplantes crecen en centros de salud de referencia, los avances científicos y tecnológicos generan desarrollos revolucionarios con la impresión 3D de órganos.

En un país como la Argentina donde hay más de 200 mil personas esperando un trasplante, las bioimpresiones 3D, por ejemplo a través de una biopsia del cuerpo del propio paciente. puede ser crucial.

Ya en abril de 2019 la Universidad de Tel Aviv anunciaba un «gran hito médico»: un equipo de investigadores había logrado la impresión del primer corazón 3D utilizando las células y los materiales biológicos del paciente. Incluían los vasos sanguíneos.

Dos años después, en mayo de 2021, en el hospital Gregorio Marañón, en Madrid, España, concretaron el primer trasplante de corazón en asistolia (una ausencia de actividad eléctrica en el miocardio) de un donante incompatible.

La protagonista fue Naiara, de tan solo dos meses de edad. El avance de la ciencia en ese caso se logró en tres claves: tanto el donante como el receptor fueron recién nacidos; al estar alejado del hospital donante, el corazón se implantó luego de varias horas de isquemia fría; y por último, había incompatibilidad entre los grupos sanguíneos de ambos bebés.

España es la fuente del 20% de todas las donaciones de la Unión Europea y el 6% de las mundiales. El 86% de las familias consultadas autoriza la donación de órganos. 

“En el mundo, se calcula que unos 2 millones de personas cada año pueden necesitar un trasplante y se vienen realizando unos 140.000. Es decir, la posibilidad de conseguirlo no supera el 4-5%”, explicó a la prensa meses atrás Rafael Matesanz, fundador de la Organización Nacional de Trasplantes en 1989.

Quien  necesita un trasplante lo define con una palabra: lotería. La angustia de esperar que te llegue eso que te va a salvarte. Para contrarrestar esa carrera biológica contra el tiempo que no siempre se gana, con una creciente demanda de órganos, la innovación tecnológica del sector se vuelve esencial. Así lo resumía Matesanz: “La innovación lo es todo y puede acabar transformando la realidad del trasplante tal y como hoy lo conocemos. No solamente podría ayudarnos a solventar la escasez de órganos, sino que nos permitiría construir órganos con las propias células del receptor de tal forma que cada paciente que necesite un trasplante pueda tener un órgano a la carta y a tiempo”.

¿Es posible crear órganos humanos complejos como corazones y riñones en el laboratorio? El año pasado científicos de la Universidad de Pensilvania anunciaron haber inventado una nueva técnica de bioimpresión 3D que permite cerrar lesiones en la zona craneofacial reparando al mismo tiempo el tejido óseo y el blando. Las células de animales modificadas son un camino posible. El Grupo de Investigación IBEC de Catalunya ya consiguió replicar a través de la impresión 16 tipos de células: casi toda la estructura de un órgano humano a escala milimétrica. Lo piensan sobre todo para regenerar lesiones pequeñas. El tamaño suele ser un problema en la efectividad de las investigaciones. El otro: el tiempo.

En la Universidad de New York trabajan en impresiones 3D con hidrogel, un material biocompatible que se usa para cosas como la creación de lentes de contacto. Igualmente, los avances no van a concretarse ya ni de manera masiva. La escala en la que se piensa es en años. Pero el futuro está llegando.

“Hoy mediante la combinación de células, biomateriales y tintas biológicas podemos desarrollar tejidos vivos, que cuentan con las mismas propiedades que los tejidos humanos. Esto permitiría la bioimpresión de órganos sólidos que reemplazarían su uso en el trasplante como lo conocemos hoy en día. Además, actualmente hay líneas de investigación para huesos, cartílagos y​córneas; y desarrollos para tejidos cardíacos y riñón”, explicó a Tiempo Carlos Lazzarino, docente de la carrera de Bioingeniería del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA).

Y agregó: “Sin dudas esto puede ser un hecho revolucionario en lo que respecta a los trasplantes de órganos, y demuestra el gran potencial que ofrece la Bioingeniería en el reemplazo de tejidos”.

Foto: Prensa

Multiplicar es la tarea

Desde 1987 el Hospital Garrahan lleva realizados un total de 2879 trasplantes. El trasplante de órganos y tejidos es el único tratamiento posible para muchas enfermedades. 

En el Garrahan se realiza la mayor cantidad de trasplantes en pacientes pediátricos del país gracias a la donación. Desde 1987 ya concretaron 2879 trasplantes: 1023 corresponden a trasplantes renales, 941 a trasplantes hepáticos, 86 cardíacos y 826 trasplantes de células progenitoras hematopoyéticas.  

“En muchos casos, la evolución de la enfermedad desencadena la única respuesta posible que es el trasplante de órganos o tejidos. Este año el lema es #DonarNosUne, para destacar el lazo entre donantes y pacientes, y visibilizar que gracias a la donación de órganos miles de personas pueden recuperar su salud y vivir plenamente”, resaltaron desde el centro de salud emblema de la atención para niños. 

Un 30 de mayo nació Dante. Fue el primer hijo de una paciente que había recibido un trasplante hepático. Gracias a ese hecho inédito se celebra el Día de la Donación de Órganos. En 2018 llegó la Ley 27-447, conocida como Ley Justina, que busca facilitar la donación y el trasplante de órganos. De los siete órganos principales que se pueden donar, tres se pueden donar en vida: hígado, riñón y médula ósea. Los otros cuatro –corazón, pulmón, páncreas e intestinos– se donan desde una persona fallecida. 

El presidente del Incucai, Carlos Soratti, informó que hubo 1366 trasplantes de órganos y córneas en 2022. Los calificó como «un buen número», a pesar del impacto del Covid en las donaciones en estos años. Del total de trasplantes, 700 pacientes recibieron un trasplante de órganos, 613 provenientes de donantes fallecidos y 87 de donantes vivos. Además se realizaron 666 trasplantes de córneas.

«Teniendo la caída de donantes por el impacto de la variante de coronavirus Ómicron en el primer trimestre», los 1366 trasplantes «es un buen número», declaró Soratti a Télam.

La perspectiva es que el número supere al de 2021, cuando hubo 3181. Esa cantidad ya había representado un 40% más que en 2020, un año marcado por la pandemia. Claro que ese número sigue lejos de las 7347 personas que necesitan un trasplante para salvar su vida.

«En Argentina trasplantamos relativamente mucho más: de esos 7.300 pacientes en lista de espera, probablemente al cabo de este año habremos trasplantados 2.000 pacientes, es decir más del 25%», resaltó el presidente del Incucai.

Acotó que esa cifra «representa un desafío que el sistema de salud tiene que mejorar», y subrayó la necesidad de trabajar para que en «todos los hospitales y centros asistenciales sea posible la donación porque estamos trasplantando mucho menos de lo que la demanda exige».

Habló de la necesidad de combatir «la concentración de la oferta de trasplante en la zona metropolitana» y de seguir mejorando las logísticas, y resaltó que para contribuir al aumento de donantes se lleva a cabo en varias provincias el programa donante a corazón parado, apuntando a la ablación de órganos tras el paro cardíaco: «Ante la detención circulatoria también es posible obtener órganos para trasplantes; en algunos hospitales en nuestro país ya se iniciaron programas».