A partir de varios testimonios en redes sociales durante 2020 y 2021, salió a la luz la discriminación que sufren las personas que viven con VIH en los ámbitos laborales en Argentina. Desde despidos encubiertos hasta ser descartades en los exámenes preocupacionales, son denuncias difíciles de llevar a la Justicia. Es una problemática constante y silenciada que se agravó durante la pandemia, según denuncian activistas y organizaciones de derechos humanos.

Según el Estudio Indice de estigma y discriminación 2.0 hacía personas con VIH en Argentina, “las relaciones laborales siguen siendo una instancia de estigma para las personas con VIH. Un 35% de las personas encuestadas declaró no conocer las leyes que refieren al VIH o directamente consideraban que no existían”.

Mujeres, las más discriminadas

En el invierno de 2014 Marina se engripó. Decidió ir a la guardia del Hospital Muñiz y le dieron unos días de reposo. Fue a llevar el certificado a Recursos Humanos del call center pero se lo rechazaron porque le dijeron que el médico laboral había visitado su casa y ella no estaba. La acusaban de haberse ido de fiesta.

Ella, preocupada, volvió al hospital para pedir que de alguna manera figurara la hora de atención, así no le descontaban el día en el trabajo. Logró que le imprimieran la hoja de triage, donde aparecía el horario en que había ingresado a la guardia. Cuando salió del lugar vio que en una esquina de la hoja decía VIH positivo. Ella ya lo sabía, vive con el virus desde que nació, pero tuvo miedo que eso fuera motivo de despido. Decidió no ocultarlo, le parecía mal romper o tachar un documento médico.

A las semanas le llegó el telegrama: la habían echado. “Ese día voy a Recursos Humanos a preguntar el porqué de mi despido, si todo estaba bien. No hubo falla en mi trabajo, a los números estaba llegando. No había un porqué”. Le decían que su perfil no funcionaba, le daban vueltas. Pero en un momento Marina se dio cuenta: “Me ofrecieron más plata. La chica me dijo algo así como: Esto no corresponde, pero en tu caso te vamos a indemnizar más. En mi caso. Y yo pensé: ¿Cuál es mi caso?”

“En ese momento me callé por miedo a lo que pueda pasar en un futuro”, dice a Presentes, 8 años después. “Recién hace un año y medio que empecé a visibilizarme, a poner mi rostro para la causa. Si uno va a luchar por algo hace falta de rostros que salgan a decir cuáles son las situaciones”, cuenta.

Graciela Awad vive a 1300 km de Marina, pero sufrió lo mismo: discriminación laboral por VIH. Durante 10 años trabajó en una escuela de Puerto Madryn, provincia de Chubut, como preceptora y secretaria. Un día se empezó a sentir mal, decidió hacerse análisis y supo de su diagnóstico. Lo contó en su trabajo, en confianza, y le “recomendaron” no trabajar más. “Pensá que vos estás trabajando con chicos, los estás exponiendo”, le dijeron. “Con ese miedo y esa angustia yo renuncié a mi trabajo. Fueron años muy oscuros, muy duros de mi vida”, cuenta hoy.

Ignorancia y prejuicios

Años después, Graciela se volvió a presentar al mismo puesto. La rechazaron. Decían que no cumplía con el perfil que pedían, aunque era para desempeñar las mismas tareas que había hecho durante una década. Hoy vive de una pensión no contributiva, de la ayuda alimentaria a la acción social y de alguna amiga que le lleva comida.

“Creo que el activismo y la visibilización es para darle fuerza a todos los chicos y chicas, jóvenes y no tan jóvenes. Tengo amigas que trabajaban en lugares dependientes de lugares gubernamentales y el estigma y la discriminación hicieron que dejaran su medicación porque estaban cansadas y agobiadas, y hoy ya no están acá”, dice Graciela, ahora con 56 años y referente de la Comunidad Internacional de Mujeres viviendo con VIH/SIDA (ICW).

Parte de su militancia consiste en dar talleres. Ahí, a veces, tiene que explicar hasta lo más simple: “En algunos lugares tuvimos que ir a dar charlas para explicar que por tomar mate no se transmite”.

La organización RAJAP (Red Argentina de Adolescentes y Jóvenes Positivos), el Ministerio de Salud de la Nación y el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) llevaron adelante el estudio, donde encuestaron a 948 personas que viven con VIH en el país. Uno de los puntos que más llamó la atención fue que son las mujeres con VIH las mayores víctimas de estigma, discriminación y violencia.

“Botaron 15 kilos de carne porque yo la había tocado”

En 2019 se hizo exámenes anuales de salud. Recibió el diagnóstico positivo y empezó el tratamiento. Se empezó a sentir mal, tenía un poco de fiebre. Su jefe le preguntó qué le pasaba y David le contó. Sentía confianza.

A los tres días lo llamó el mismo jefe para decirle que no podía seguir trabajando ahí porque no tenían las herramientas para poder trabajar con una persona con VIH positivo. “Veo que de la cocina estaban sacando una bolsa de carne que yo había preparado. Botaron la carne completa porque yo la estaba haciendo con mis manos. Tenían miedo que alguien se contagiara. Botaron 15 kilos de carne”, contó David en No se puede vivir del amor, el programa radial conducido por Franco Torchia.

De acuerdo a la encuesta de RAJAP, muchas de las personas con VIH o Sida en el país reconocen haber sufrido algún tipo de discriminación. El 16 % dijo haber sido obligada a hacerse la prueba del VIH o a divulgar su estado serológico para aplicar a un trabajo u obtener un plan de pensión.

Si bien existe un marco legal que ampara los derechos de las personas con VIH, todavía 2 de cada 10 desconocen a lo largo de las encuestas que exista una Ley de SIDA (23.798) en la Argentina. La mitad de ellas considera que no se respeta la confidencialidad de su historia clínica y 8 de cada 10 personas con VIH tienen dificultades para hacer público su diagnóstico positivo.

Distintas organizaciones reciben denuncias todos los meses sobre discriminación en el trabajo, tanto en las entrevistas previas como cuando algún empleador/a se entera del diagnóstico.

El estigma empieza desde la entrevista laboral

Matías Muñoz, coordinador de la organización Ciclo Positivo, lo explica: “Los casos de discriminación laboral son los que más se reiteran en las denuncian que se reciben en Ciclo Positivo. Muchos son con la persona trabajando, en la que un jefe o encargado se entera de esta situación y a los pocos días los despiden. Y otros son en la situación prelaboral, cuando la persona tiene que hacerse el preocupacional, va a hacerse los estudios, o tiene la entrevista con el médico o médica laboral y ahí les preguntan si toman alguna medicación y cuando les dicen que toman antirretrovirales normalmente no las llaman o no los llaman para continuar con el proceso de contratación”.

David buscó información en un grupo de Facebook, contactó Matías Muñoz y logró presentar una demanda contra el restaurante que aún sigue en curso. Desde RAJAP hicieron un escrache frente a Abocado cantina.

Mientras la Justicia trabajaba en su denuncia, David empezó a tener depresión e intentó suicidarse. Nunca más pudo volver a trabajar en gastronomía. “Empezó a haber un rumor en los restaurantes. Me entrevistaban, y cuando revisaban las referencias no me querían contratar. Tuve que cambiar de rubro y terminé entrando como trabajador sexual para poder sobrevivir después de eso”.

Con la pandemia de Covid-19 estas situaciones aparecieron cada vez más, porque, según explica Matías Muñoz, lxs empleadorxs tienen miedo que aquellas personas con VIH requerirán más licencias. “Entonces eso hace que no solamente estos casos de discriminación tanto en la situación contractual como en la precontractual crezcan, sino que también deja a las personas con VIH en una situación de mayor vulnerabilidad en este contexto de crisis económica y sanitaria”, cuenta el coordinador de Ciclo Positivo.

¿Qué hacer si te despiden por vivir con VIH?

“Lo que recomendamos es que procedan a notificar fehacientemente para que si los despidan puedan decir que fue por su condición de salud”, explicó a Presentes Fabio Núñez, Coordinador de Derechos Humanos de la Dirección de Respuesta al VIH, ITS, Hepatitis y Tuberculosis del Ministerio de Salud.

La Dirección de Respuesta al VIH no interviene jurídicamente, pero hace un asesoramiento inicial (a través del mail [email protected]) y después la articulación con los patrocinios jurídicos de la UBA o colegios de abogados, o de los CAJs (Centros de Acceso a la Justicia), hasta la Defensoría del Pueblo y el Inadi.


*La nota fue publicada originalmente en Presentes como parte de la alianza entre Tiempo y la agencia de comunicación feminista con base legal en Argentina y alcance regional.