La segunda ola arranca desde un punto de partida diferente al de la primera. Tenemos una circulación comunitaria muy importante, que puede significar, como sucedió en otros países, que el pico o la velocidad sea mayor. Y encuentra una situación sanitaria diferente también, con un sistema agotado, fundamentalmente con un personal que ha soportado una carga muy grande durante mucho tiempo, con mala remuneración en algunos casos, y una sobrecarga diaria. 

Y además, el sistema de salud mismo se encuentra en un estado diferente porque está ocupado atendiendo muchas patologías no Covid, relegadas en la primera ola, y que se volcaron al sistema muy fuerte de noviembre en adelante. Esto nos hace pensar que el impacto puede ser mayor que en la primera. 

A su vez, es importante mantener la atención de esas patologías. En todo el mundo surgen estadísticas claras de que el año pasado hubo un exceso de mortalidad de pacientes por causas no Covid, por haber dejado de atenderse apropiadamente. Hay que hacer las dos cosas, por lo que el sistema de salud tiene que ampliar su capacidad. Las otras patologías no pueden esperar seis meses, como ocurrió en 2020. Entonces, el estrés sobre el sistema es doDoble estrés para el sistema de salud OPINIÓN Alejandro Chirino Asociación Argentina de Medicina Respiratoria* ble, y los recursos son escasos. 

Las enfermedades respiratorias, por ejemplo, circularon muy poco en 2020, por fuera del Covid. Por todo esto, es importante continuar ampliando la capacidad de vacunación, continuar testeando masivamente para detectar casos, aislar a pacientes y escudar sus contactos; seguir con el distanciamiento social; haciendo todo lo que se pueda online, incluyendo consultas médicas; y con la ventilación de los ambientes y el uso de barbijos, sobre todo en pacientes sintomáticos. 

Hoy, los síntomas respiratorios que tomamos como habituales del invierno, por ejemplo cualquier resfrío, pueden ser Covid.