Habitó en la Tierra hace casi cien millones de años y era dueño de una masa corporal de aproximadamente 6000 kilos. La revista científica Nature lo reconoció como el mayor carnívoro de la historia, superando al Tyrannosaurus Rex, que hasta ese momento ocupaba el trono. Su enorme cabeza de reptil, con pequeños brazos colgantes y garras filosas, se complementan en una perfección mecánica con sus piernas de gran masa muscular y una cola ágil y certera como un látigo para golpear fuertemente a sus víctimas. Y además de todo eso, su lugar en el mundo fue la Argentina. A poco de cumplirse 30 años de su hallazgo, el Giganotosaurus Carolinii, descubierto en El Chocón, Neuquén, llegó finalmente a la pantalla gigante de la mano de Jurassic World, aunque gran parte del público nacional lo desconozca. Se convirtió así en el primer dinosaurio que vivió en nuestras tierras en aparecer en la saga producida e ideada por Steven Spielberg. Sin embargo, para su descubridor, Rubén Carolini, no todo es alegría: «El Giganotosaurus que descubrí no es como el de la película», sentencia.

La historia de Rubén merece una película aparte. Mecánico y herrero de profesión, durante toda su vida sintió una fuerte motivación por investigar el origen de las cosas. Se reconoce como autodidacta, no llegó a terminar la primaria pero siempre lo impulsó la curiosidad, esa que lo hizo descubridor de una pieza fundamental para estudiar ese mundo tan fascinante como enigmático que habitó la prehistoria.

El 25 de julio de 1993 Rubén tenía 48 años. Subió a su buggy, y comenzó el andar cotidiano en busca de restos fósiles. “Aquel día estaba andando por el desierto con mi vehículo que construí para ir a hacer mis recorridos. Me encontraba a más de 2000 metros de la ruta que va hacia San Carlos de Bariloche”, recuerda en diálogo con Tiempo. “Era una zona muy escarpada pero no de difícil acceso y anduve un buen rato hasta que me encontré con algo que tenía forma de bocha. Empecé a excavar y encontré un hueso de más de 1,10 metros: era una tibia”. En ese momento Rubén buscó entre su bibliografía y comparó las medidas de esos huesos con los depredadores más grandes encontrados hasta el momento, por ejemplo el del Tiranosaurus Rex, que tenía alrededor de 90 centímetros. Ahí lo vislumbró: había encontrado algo que quedaría en la historia. Carolini nunca recibió subsidios para sus trabajos de exploración, siempre puso dinero de su bolsillo. “Este es mi hobby, mi pasatiempo. Es algo que seguiría haciendo por el resto de mi vida”, enfatiza. Con este hallazgo cambiaban varias teorías que afirmaban que los depredadores carnívoros  no superaban las medidas del T–Rex.

La aparición del Giganotosaurus Carolinii en la sexta película de la saga de Parque Jurásico viene a cerrar un ciclo. El primer film se lanzó en 1993, el mismo año en que el Giganotosaurus fue descubierto por Carolini. “Oportunidades tuve, pero no la vi ni la voy a ver porque hicieron muchas cosas que no me gustan”, exclama Rubén al ser consultado acerca de qué le pareció la película. Esperaba con mucha emoción el día del estreno y se imaginaba una previa donde, por lo menos, lo citen para dar una especie de charla sobre su gran descubrimiento. Nada de eso ocurrió. «Los yanquis no se molestaron en llamarme ni siquiera para decirme que iban a usar el dinosaurio que descubrí para hacer la película. Ni siquiera me invitaron a verla».

Cuenta que las ganas de mirar la película que tuvo en un momento «fueron desapareciendo» cuando vio los adelantos del film: «El Giganotosaurus que yo descubrí no es como el de la película; por ejemplo, no tiene aletas en el lomo y tampoco lo llaman como corresponde con el nombre de su especie: Giganotosaurus Carolinii«, explica.

El nombre se traduce como “lagarto gigante del sur”, y homenajea a su descubridor. A la primera persona que llamó Rubén ni bien encontró parte del esqueleto fue al paleontólogo Leonardo Salgado, que es licenciado en Biología de la Universidad de La Plata y doctor en Ciencias Naturales. “Apenas lo vimos sabíamos que era un bicho importante, quizá no tanto por el tamaño, pero mientras realizábamos la excavación junto a Rodolfo Coria con quien trabajo desde hace años, nos dimos cuenta de que era una especie que pertenecía a un linaje totalmente desconocido”, recuerda Salgado. Estudios posteriores al hallazgo advierten que esta especie se encontraba en África y en Sudamérica, con el actual territorio argentino como uno de sus epicentros. “En esa época, a mediados del Cretácico, ambos continentes se estaban despegando dándole lugar al Atlántico Sur –explica Salgado–. Si bien del Giganotosaurus tenemos la mayoría del esqueleto, hay partes que no tenemos ni idea, por ejemplo el pie o la mano; quizá para las próximas películas donde aparezca el Giganoto podrán afinar la reconstrucción a medida que aparezcan los restos que faltan”. «

El más grande también es argentino

En nuestro país no solo se encontraron los restos del mayor carnívoro del planeta. También del dinosaurio de mayores dimensiones, que no comía carne sino plantas. Diego Pol es doctor en Ciencias de la Tierra, investigador de Conicet en el Museo Paleontológico «Egidio Feruglio», ubicado en la ciudad de Trelew, Chubut. Él fue parte del equipo que descubrió el Patagotitan, el dinosaurio más grande hallado hasta la fecha. “A diferencia de los depredadores carnívoros, como el Giganotosaurus Carolinii, que llegaban a pesar entre 6 y 8 toneladas, los herbívoros como el Patagotitan pesan alrededor de 50 o 60 toneladas”, detalla a Tiempo. Esta especie pertenece a la gran familia de Titanosaurus, que se destacan por sus grandes dimensiones, entre los que se encuentran el Argentinosaurus y el Puertasaurus, todos de la Patagonia, una de las zonas con mayor riqueza paleontológica del mundo. “La diferencia con el Patagotitan es que de los otros gigantes se conoce muy poco, debido a la carencia de restos fósiles encontrados. En cambio el nuestro encontramos más del 65% del esqueleto, entonces las estimaciones son muy superiores”, suma el especialista, y añade: “el Patagotitan medía unos 37 metros de largo y el lomo estaba a más de seis metros de altura”.