Hasta ayer, la Ciudad de Buenos Aires vacunó contra el coronavirus en solo 200 de los 498 geriátricos y residencias para adultos mayores del distrito. Esto implica que 6180 residentes recibieron su dosis, sobre un total de aproximadamente 17 mil ancianos y ancianas. Y no hay plazos para completar la inoculación de este sector, el más vulnerable de la pandemia.

“Dependemos de tener esas vacunas destinadas. Las que estaban destinadas a geriátricos hasta ayer fueron aplicadas todas”, aseguró a Tiempo Paula Zingoni, directora general de Planificación Operativa, a cargo de brindar los datos sobre adultas y adultos mayores en las conferencias de prensa del ministro de Salud, Fernán Quirós.

Según Zingoni, la Ciudad tiene capacidad para vacunar a “800-900 personas por día” en geriátricos, mediante sus ocho dispositivos móviles. La vacunación en geriátricos comenzó el 22 de febrero, por lo que deberían estar vacunadas según ese cálculo más de 13 mil personas. La responsable del área argumentó que todo depende de la disponibilidad de dosis de la vacuna Covishield, elaborada por el Instituto Serum, con transferencia de tecnología de AstraZeneca y la Universidad de Oxford. ¿Por qué no se usa la Sputnik-V? “Por el mecanismo de frío. La Covishield la estamos usando para hacer vacunación móvil, porque trasladarla a menos 20 grados (requisito para la vacuna rusa) requiere una logística compleja”.

Mientras siguen las repercusiones por el caos de la vacunación a mayores de 80 en el Luna Park y en San Lorenzo, se difunden con más sigilo las quejas de familiares y trabajadores de residencias. Samuel Laíño, trabajador de la salud, aún espera la vacunación para su mamá de 89 años, Valentina, en el geriátrico Vida Plena, de Flores. “La encargada nos envió mensaje diciendo que habían avisado que iban a pasar un lunes hace 15 días. Imaginate las expectativas de los pacientes internados. Mi madre de 89, con certificado de discapacidad, me pregunta por qué no vacunan. Y yo tratando de decirle que hay que esperar”, contó. El aviso y la cancelación posterior también se dieron en otros geriátricos, como en Villa Urquiza y Caballito. Tras las suspensiones, no hubo nuevas fechas establecidas.

Según Zingoni, esto puede deberse a un esquema que incluye geriátricos ‘suplentes’ en las listas que arman los equipos técnicos, organizadas –según la funcionaria- en función de cantidad de residentes y coordenadas geográficas. Cada equipo tiene a su cargo vacunar a entre 100 y 120 personas por día. “Tenemos la estrategia de vacunación planificada y luego a la tarde, a fines de eficientizar las dosis de Covishield, si a lo mejor en una posta quedaron 10 dosis, decimos ‘bueno teníamos geriátricos avisados que estaban en lista’, y se les explica a los administradores. De repente a lo mejor se habló con dos o tres para tenerlos como suplentes y finalmente si el ausentismo fue bajo finalmente no estaban las dosis”, justificó.

La previsión, en muchos casos, fue escasa: hubo geriátricos que recibieron la notificación y dieron aviso a las familias apenas horas antes de la llegada del operativo de inoculación. ¿Cómo se establece el orden entre los geriátricos? Tampoco está claro. “No hay una determinación de mayor o menor riesgo que otro. Todos tienen el mismo grado de vulnerabilidad”, dijo Zingoni.

“Ven en la televisión sobre la vacuna y preguntan cuánto les toca”

“Autorizamos por mail al geriátrico. Cualquier vacuna, la que llegara primero. Hasta ahora no habíamos tenido ninguna noticia. El dueño del geriátrico, que tiene seis instituciones, me dijo que habían ido a dos. Y que en uno faltaba que fueran a completar”, contó Silvana. Su mamá, de 92 años, reside hace un año y medio en un geriátrico de Caballito. “Ayer mandan un audio a la mañana diciendo que les prometieron ir ayer mismo. Ante mi repregunta, al mediodía me dijeron que ya no los esperaban, que pasaría para hoy. Que en este geriátrico sólo tienen que vacunar a ocho -sobre 15- porque los demás consiguieron por su lado. Ayer no fueron, se supone que irían hoy, pero todo sin ninguna comunicación formal”, cuestionó la mujer.

También ayer, mientras se multiplicaban las imágenes de ancianos y ancianas esperando bajo el sol, sin sillas ni agua, que llegara su turno de vacunarse, hubo cancelaciones en otra residencia para mayores de Flores. Lo contó una médica que trabaja allí, quien prefirió mantener en reserva su identidad: “Tenían fecha para ayer 9 de marzo y me entero que no iban. Cuando veo la televisión, lo que pasó en el Luna y San Lorenzo, entiendo que habían destinado todo a esos centros y dejado de lado a geriátricos. Eso me generó mucha indignación, tuve que responder llamados de familiares y quejas de los propios residentes. Ellos se sienten discriminados al estar confinados en un geriátrico”. La profesional recordó que “desde el 19 de marzo han quedado confinados en las residencias. No han salido, van a cumplir un año de un encierro. Hace poco más de dos meses recibimos un protocolo de visitas con distanciamiento de cinco metros en un lugar ventilado. No más de media hora, con barbijo y máscara. Esto ha generado cantidad de situaciones de angustia y mucha desolación. Ahora esto de la vacuna les genera mucha expectativa, sobre todo a quienes tienen capacidad de escucha, de conversar, a quienes ven en la televisión sobre la vacuna y preguntan cuánto les toca”. La médica advirtió también que en algunas instituciones se vacuna sólo a parte de las y los residentes, sin fecha para el resto: “Eso también genera mucha incomodidad”.

Zingoni, responsable del área en el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, afirmó que el porcentaje de adhesión en residencias para mayores ronda el 70-75%. Si bien tenían estimado un 80% de aceptación, la funcionaria aseguró que “está siendo menos”. En cada institución, se dio aviso hace alrededor de dos meses para que pidieran autorización a familiares, sobre todo en casos de ancianos y ancianas que no están en condiciones de decidir. En función de esas respuestas se aplican las dosis.

El personal que trabaja en residencias para mayores, considerado esencial y en la primera línea de batalla ante el coronavirus, tampoco está vacunado en su totalidad. Hubo geriátricos donde llegó antes la vacuna para residentes que para trabajadores. Según Zingoni, entre el personal recibieron la primera dosis 4300 personas, y 2100 la segunda.