Todos los días entra a las 9 de la mañana, abre la cantina, acomoda los productos y espera a que se acerquen los primeros estudiantes al local. “El jueves me llamaron a las 6 de la mañana para venga rápido a la escuela porque habían robado todo, y hoy a la misma hora me llamaron para decirme que se llevaron lo que quedaba”, cuenta a Tiempo Martín Vega, que hace varios años trabaja en la cantina de la Escuela Normal Superior N° 1 “Presidente R. Sáenz Peña”, donde cursan miles de estudiantes en todos los niveles: inicial, primaria, secundaria y terciario.

“Me encontré con la cerradura y la puerta de la cantina toda rota, varias puertas de diferentes grados también, es incalculable lo que se llevaron. En el local todo revuelto. Con mucha violencia. Ayer vinimos temprano a acomodar todo y hoy a la mañana también”, agrega Vega, quien aseguró que, pese a que las puertas quedaron destrozadas, la policía sólo tomó declaración y no dejó ninguna guardia nocturna en el lugar. “El edifico ocupa toda una manzana y tiene apenas dos caseros que no dan abasto. Es muy grave que cualquiera entre a una escuela pública, destroce todo, robe y no pase nada. Esta es la cuarta vez que éste año roban acá, y jamás recibimos asistencia del ministerio de Educación porteño ni siquiera una respuesta”, termina.

Desde hace años, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no designa personal para que habite las escuelas de grandes dimensiones: Casero que se jubila o fallece no es reemplazado por otro. Esto trae varias complicaciones en los edificios escolares, más allá de los cuidados constantes que requieren los grandes establecimientos. Las escuelas quedan vacías ante cualquier emergencia cuando no rige la jornada lectiva. En el Normal 8, hace aproximadamente siete años, la casera de la Escuela «Alte. Ramón González Fernández» se jubiló y el ministerio de Educación de la Ciudad, ante el reclamo de la comunidad educativa, se niega a designar su reemplazo.

Robos en escuelas: «Ya perdimos la cuenta»

En muchas ocasiones, Tiempo se hizo eco de varios hechos delictivos que ocurren en las escuelas porteñas. Situaciones que se dan en el marco de un reclamo histórico de la comunidad educativa que exige mayor seguridad en los edificios escolares. Tras los robos, los equipos de conducción ponen en marcha un protocolo: la denuncia como primera medida, la elevación a la supervisión y en paralelo la notificación al Ministerio de Educación de la Ciudad.

La Escuela Normal Superior N° 1, activó el  protocolo en tres oportunidades durante la semana. El miércoles a la tarde ingresaron al edificio y sustrajeron una bicicleta y por la noche se llevaron decenas de computadoras, tablets y micrófonos. No conformes con lo robado, el jueves a la madrugada volvieron a irrumpir en la escuela y se robaron el resto de las computadoras. “Seguimos haciendo el relevamiento de todo lo que se llevaron y ya van más de cien computadoras”, cuenta a Tiempo un maestro de 7° grado del Normal 1, una de las víctimas que sufrió en dos oportunidades el robo de su bicicleta dentro de la escuela.

“Ya perdimos la cuenta de todo lo que se llevaron en pocas horas. Es una locura, en menos de 24 horas volvieron a entrar y se robaron prácticamente el resto de las computadoras que no se pudieron llevar el miércoles a la noche”, agrega el docente

El miércoles, mientras toda la docencia estuvo de paro, al Normal 1 se acercó personal del ministerio de Educación porteño para constatar si los dos docentes que se negaron a realizar la medida de fuerza estaban en el lugar. “La verdad es una vergüenza, no vinieron por el robo del miércoles, sino para tomar lista a ver qué colegas estaban en la escuela para saber si les descontaban el día de trabajo o no”, agrega el maestro.

Tiempo se puso en contacto con el Ministerio de Educación de la Ciudad para indagar sobre el hecho. Aún no brindaron respuesta.