...
(Foto: Pedro Pérez)

El sábado 18 de julio comenzó a circular un trabajo escrito por un grupo de cientificxs y el mismo Ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires. En el mismo se muestra un análisis epidemiológico sobre el Barrio 31 Múgica, donde, entre otras cosas, se apunta a explicar que la razón de la caída de los contagios en las últimas semanas en aquella población era producto de una posible «inmunidad del rebaño».

Desde RAIIS queremos expresar nuestra preocupación, pues este trabajo fue difundido por las mismas autoridades del gobierno, a efectos de demostrar que la intervención sobre el citado barrio resultó ser una estrategia exitosa.

Lejos de poder afirmar algo así, debemos ver con preocupación que esto signifique una política pública exitosa, pues el saldo ha sido el de muchas muertes tristemente evitables, como la de Ramona y otrxs vecinxs del barrio. Y más aún, de haber sido efectivamente una política pública definida como se la presenta, esto resultaría aún más preocupante ya que implica que fue premeditada.

Nuestra intervención no busca reemplazar la revisión de pares, aún pendiente para este trabajo, pero no obstante ello, no queremos dejar pasar inadvertidas algunas cuestiones metodológicas, como la selección de factores que influyen en el modelo, que se alinean a una peligrosa intencionalidad de legitimar una política sanitaria sumamente riesgosa.

También podés leer: Estudio de seroprevalencia: por cada caso confirmado podría haber otros nueve

La metodología del trabajo expresa una concepción política donde se deja ver una suerte de cientificismo que evita todo tipo de análisis social, plasmada en la utilización de una técnica estadística denominada «análisis multinivel», que incorpora variables propias de los individuos y de distintos niveles grupales y del contexto. Vale aclarar que la selección de tales “variables” por parte de lxs investigadorxs, toma muy poco en cuenta las condiciones de vida del barrio, recuperando sólo lo biológico y lo numérico.

¿Cuál termina siendo la razón que explica con mayor fuerza el hecho de tener anticuerpos? ¿Está en las personas, o en sus formas de vida determinadas por las políticas de exclusión que «arrastra» la Ciudad de Buenos Aires? No podemos esperar que solo con números y gráficos se pueda comprender la realidad que la pandemia generó en los barrios populares de la ciudad.

¿El marcado descenso del índice R0 (número básico de reproducción) en la transmisión que se observó simultáneamente con la ejecución del plan DETeCTAr, realmente habla de un éxito en su implementación? De hecho, el alto porcentaje de personas del barrio con anticuerpos contra el virus (53%) habla de todo lo opuesto y más bien refleja una implementación tardía de esta estrategia de detección y rastreo de contactos, probablemente iniciada en un momento en el cual la transmisión comunitaria ya se había disparado.

Para colmo, en el mismo día, el diputado nacional de Juntos x el Cambio Fernando Iglesias publicó un mapa epidemiológico de la ciudad diciendo que éste coincidía con el mapa electoral, mostrando cómo los sectores que se opusieron a su proyecto político hoy son los más golpeados por el virus, en otro de sus tantos gestos de desprecio hacia los sectores más humildes.

La realidad demuestra que efectivamente existe una asociación entre desigualdades sociales y desigualdades en salud, desde la tasa de mortalidad hasta una baja percepción de la salud propia. Más aún, el artículo relaciona el alto número de “asintomáticos” a algún tipo de desvío debido a que las personas no recordaban, o no notaron, haber tenido algún tipo de síntoma compatible con la enfermedad. Más allá de esta explicación por un “sesgo de recuerdo” de las personas afectadas, deberían incorporarse en el análisis otros importantes factores potenciales asociados al hecho de una detección del virus en una persona, tales como: la imposibilidad de autoaislarse, la de percibirse enfermx,…