Cada anochecer el país espera ansioso el número de los contagios y fallecidos diarios por covid–19. Sin embargo, los especialistas remarcan que esas cifras no son siempre certeras de la realidad porque tiene en cuenta sólo a quienes se testea, y que hay que prestar atención a otras variables como las camas de Unidad de Terapia Intensiva (UTI) ocupadas, incorporadas por el Ministerio de Salud de Nación al parte diario en las últimas semanas, y especialmente el índice de positividad: se trata de un aspecto clave para conocer a cuánta población se está llegando a alcanzar y cómo se comporta el virus. La OMS recomienda que esté por debajo del 10%, Chile lo logró bajar a un 18%, pero en CABA supera aún el 45% y en Provincia ya ronda el 40%.

«El porcentaje de positividad se calcula con el número de casos confirmados y el número de test realizados. Lo que indica este porcentaje es si estamos pudiendo encontrar adecuadamente a las personas infectadas en la población y para eso es mucho mejor indicador que la variable de test por millón de habitantes», explicó el bioinformático de la Universidad Nacional de Córdoba e investigador del Conicet, Rodrigo Quiroga.

El último reporte de Ciudad, de este lunes, informa que se registraron 1039 casos positivos, con un índice de positividad del 45,9%. Es decir, de cada 1000 hisopados, 459 dieron positivo. Unos 147 fueron en barrios populares, y otros 14 son profesionales de la salud. La franja de los 20 a los 39 años se llevan casi el 40% de los casos porteños, aunque apenas tienen el 0,2 de letalidad. En cambio, el sector mayor a 80 años no significa ni el 10% de los casos totales del distrito, pero la tasa de letalidad llega al 15 cada cien mil.

En la última semana, el índice de positividad de Ciudad no tuvo demasiado descenso. El 7 de julio fue del 43,3%, el 8 de julio el 46,7%, el 9 de julio un 41,8%, el 10 y 11 de julio un 45%, el 12 de julio un 42,5%, y ayer un 43,5%. En Provincia de Buenos Aires indicaron que se realizan un promedio de 5400 hisopados, y este martes registraron 2200 positivos. El índice de positividad, que hace dos meses era inferior al 30%, hoy es del 40%. A nivel nacional, el lunes fue del 32,3%, diez puntos porcentuales menos que en el AMBA: de 11266 muestras se obtuvieron 3645 positivos.

Chile, en cambio, a medida que achica su curva de contagios hasta 1836 casos en un día, también baja su tasa de positividad, que cayó al 18%. Fue «la baja más importante en los últimos siete días», aseguró el ministro de Salud del país trasandino, Enrique París. Tasas de esa cifra alcanzaron los principales países europeos a medida que veían descender sus curvas.

La OMS recomienda hacer foco en esta variable para evaluar si la definición de caso sospechoso y la cantidad de rastreos de contactos es suficiente y sugiere mantenerla por debajo del 10%. Quiroga enfatiza que, más allá del discurso del gobierno porteño de una curva controlada, el alto índice de positividad refleja que sólo están testeando a personas con síntomas evidentes: «Está el tema de cómo maneja cada distrito su definición de caso sospechoso. Si sólo hisopo personas con síntomas fuertes, respiratorios o cardiológicos, encontraré menos positivos, y es lo que pasa en CABA, por eso su positividad es tan alta, del 50%. Sugiere que solamente detectan casos muy enfermos con alta probabilidad de covid–19».  

Correr de atrás

Quiroga acota que cuando la positividad empieza a subir significa que no se mantiene constante el porcentaje, y el número oficial deja de ser una buena medida de lo que está ocurriendo, porque a medida que se pierden casos positivos, se pierde a su vez la posibilidad de aislar a los contactos estrechos: «Se vio en todo el mundo, no sólo acá, cuando la positividad se disparó, el sistema de testeos ya estaba saturado, y los hospitales explotaron al poco tiempo. Eso sucedió en Brasil, Chile, México y Estados Unidos. A esta altura es imposible aumentar demasiado la cantidad de testeos para que la positividad, que en CABA llega al 50% y en Provincia se va acercando a ese número, baje al 10%. Necesitaríamos 6 o 7 veces más test, llegar a 50 mil por día, y es imposible por infraestructura, personas especializada, equipos de seguridad. Por eso debemos usar como parámetro las camas de terapia intensiva. Y el testeo no disminuye la circulación de virus, como se vio en Chile. Testeemos lo que podamos, pero aislemos de manera temprana a los sospechosos y a sus contactos, y ahí nos adelantaremos al virus, sino siempre vamos corriendo de atrás».

Para avanzar en una mayor capacidad de testeos, y no sólo en las personas con síntomas evidentes, Provincia ya utiliza la técnica de pool en sectores cerrados, como geriátricos o áreas de servicios médicos. Testean en el mismo PCR a diez personas que estuvieron en contacto. Si alguna da positivo, deciden un testeo individual para averiguar cuál fue, o directamente aíslan a todos. Sirve para poblaciones cerradas, como por ejemplo un grupo que viajó en un transporte o el personal de una unidad de salud que comparten el día a día.

El químico Roberto Etchenique, del Instituto de Química Física de los Materiales, Medio Ambiente y Energía de la Facultad de Exactas de la UBA y el Conicet, uno de los desarrolladores de esta técnicas, explica que “en poblaciones con baja prevalencia del virus, supone una fuerte reducción del costo. Se usa en los países del primer mundo, y en Provincia nos está dando muy buenos resultados para evitar que se expandan focos. La extracción de ARN está generando un importante cuello de botella, demandando de 60 a 100 personas por laboratorio con cabinas de bioseguridad 2 para trabajar alrededor de mil testeos por día en cada caso, por eso el test tiene que ser utilizado cuando no se ve el covid, para encontrar asintomáticos, que son alrededor de un 40% de los infectados, u oligosintomáticos, que tienen síntomas muy leves. Hacer visible lo invisible».