El Plan Qunita, a mi modo de ver, constituye una muy loable iniciativa que se lleva a cabo en varios países y que ha demostrado disminuir la mortalidad post neonatal.

El colecho –que tiene una fuerte asociación positiva con respecto a la lactancia– aumenta el riesgo de muerte súbita en lactantes pertenecientes a familias vulnerables con hijos prematuros y/o nacidos con bajo peso, en situación de hacinamiento habitacional, y cuando hay padres fumadores, que ingieren drogas ilícitas, sedantes o alcohol. También aumenta el riesgo cuando la cama se comparte con múltiples personas (otros hermanos, parientes, etc.) En los casos donde el colecho es consecuencia de falta de espacio, condiciones adversas o hacinamiento, el Estado debería garantizar un programa integral de promoción de la lactancia y del sueño seguro que incluya la entrega de cunas a las familias que las necesitan.

Los médicos y las instituciones que representan a los niños se expidieron en forma unánime en el sentido de que el Ministerio de Salud debería proceder a la inmediata entrega de los kits, considerando dos advertencias concretas:

1. No usar la bolsa de dormir que se incluye en el kit: tiene un cuello por el que puede pasar la cabeza del bebé, configurando la posibilidad de que la cara quede cubierta con riesgo de sofocación.

2. Hacer hincapié en que es un moisés y no una cuna, debido al tamaño y resistencia. «