Los trabajadores del Teatro Nacional Cervantes denunciaron una serie de falencias y de decisiones políticas dentro de la gestión del director del teatro Alejandro Tantanian quien en los últimos días intentó despegarse del gobierno nacional y buscó el aval de colegas y artistas para renovar su cargo frente al teatro.

El Cervantes es el único teatro nacional en todo el país y durante los últimos cuatro años tuvo en lo que respecta al cuidado edilicio solamente refacciones en la fachada y un proyecto de reformas que desde hace tres años no se concreta. Por dentro, el teatro tiene roturas en las cañerías de los baños, tiene que instalarse una bomba (que está en el edificio) para las cloacas y no se instala. Tampoco se hizo mantenimiento en el sectores de trabajo ni en las oficinas del personal.  

“La fachada del teatro existe y estamos todos contentos de que brilla por fuera, pero tiene que brillar por dentro. Y por dentro no es ese el reflejo real. Lo real es que tenemos bombas cloacales que no las cambian porque nadie se hace cargo o quien se hace cargo no lo acciona. Eso hace que suban las napas donde tenemos compañeros trabajando y tienen que sufrir haciendo su laburo sin el equipamiento adecuado, sin guantes. Una situación nefasta. Brilla por un lado pero hay un opacamiento para los trabajadores”, denuncian a Tiempo Argentino Rodolfo Cagnetta, Ailén Garelli y César Lemo, delegados de la junta interna del teatro.

“Para el director, los trabajadores y las trabajadoras no existimos, somos fantasmas que pasamos desapercibidos por la historia del teatro, cuando el mecanismo y la mano de obra, la mecánica del Cervantes es a través de los trabajadores. Las dos partes son importantes, con la fachada pintada y el resto deteriorado: los trabajadores y el edificio, esto no funciona”, agregan.

Lo que sucede con lo edilicio también se reproduce con los trabajadores del lugar. Desde septiembre están en asamblea permanente y desde el 7 de noviembre con cese de actividades. Entre septiembre hubo varias reuniones pero sólo en tres ocasiones participó el director del teatro, y se llegaron a acuerdos que no se cumplieron y que tuvieron que ver con reacomodamientos salariales y recategorizaciones. “En la asamblea hubo compañeras que llorando nos contaron que no les alcanza para comer”, cuentan los delegados. “Muchos tenemos sueldos por debajo de la línea de la pobreza”, detallan.

Cuando arrancó esta gestión hubo también problemas en cuanto a los mecanismos de trabajo. “Se duplicaron algunos cargos porque había gente que ya cubría los puestos que él traía. No sabían cómo programar el armado de una obra. Teníamos un protocolo de trabajo que tiene una parte vinculada a la maquinaria que monta una parte de la escenografía, luego el montaje de luces, etcétera. Entonces había compañeros que colgaban luces mientras otras secciones montaban el escenario. Eso es un riesgo de trabajo y eso logramos frenarlo en ese momento”, recuerdan.

En octubre hubo una conciliación obligatoria pero no se destrabó ninguno de los conflictos. Se intentaron solucionar algunos de los problemas, pero, de acuerdo a lo que denuncian los delegados, en muchos casos las resoluciones estaban mal hechas por lo que no se modificó ninguna de las situaciones que urgían ser resueltas.

El teatro está sin funciones de corrido desde el 7 de noviembre y por ahora no hay un panorama que plantee soluciones. “Continuamos en cese de actividades como medida de fuerza por reclamos varios sobre condiciones laborales que se vienen arrastrando desde hace tiempo y no están siendo atendidos. La última respuesta recibida en la mesa de conciliación de parte de Alejandro Tantanian fue: ‘el diálogo está cerrado’”.

Un teatro concurrido desde hace años

La gestión anterior del Teatro Nacional Cervantes estuvo a cargo de Rubens Correa y Claudio Gallardou. Esa dupla asumió la dirección del teatro en 2007 en una crisis que parecía no tener solución. Ambos permanecieron hasta 2016 cuando realizaron una ordenada transición con Alejandro Tantanian.

El año que asumió la dirección Correa, el teatro venía de estar parado por conflictos entre los trabajadores. Él decidió no aceptar el cargo de director hasta tanto el teatro empiece a funcionar normalmente. Finalmente, la Secretaria de Cultura encabezada por José Nun logró trabajar en el conflicto y recién entonces Correa asumió la dirección. Durante ese año, sólo hubo 5000 espectadores, mientras que en 2016, cuando dejó su cargo el público del teatro Cervantes con todos los programas federales que funcionaban por entonces había alcanzado más de 220 mil espectadores. Ese número le permitió completar el millón y medio durante los casi diez años de gestión. (Leer: El Teatro Cervantes presentó su balance anual)

La cifra, en 2017 descendió a la mitad, según consigna el informe de gestión (todos los informes desde 2011 a 2018 están en la web del teatro ). Ese año, las entradas que eran accesibles aumentaron su precio más del 50% y se tercerizó la compra de tickets a través de una plataforma web especializada en teatro. Durante 2018, siempre de acuerdo al informe oficial de la web, la cantidad de espectadores en las diferentes acciones llegó a 110 mil.

El escenario del Cervantes servía también para que algunos cuerpos estables como del Ballet Folklórico Nacional, el Ballet Contemporáneo o la Orquesta Filiberto puedan realizar sus espectáculos. Estos dos últimos años no se permitió la inclusión de estos espectáculos en su programación porque la dirección prefirió que no haya espectáculos musicales.

Una curiosa solicitada

A pesar de todos los problemas internos que este año tuvo el Teatro Nacional Cervantes, la semana pasada comenzó a circular una solicitada que lleva la firma de grandes referentes del mundo de la cultura donde se pide que Tantanian continúe en su cargo. A raíz de ese petitorio, los trabajadores redactaron un comunicado para informar cuál es la verdadera situación del teatro.

“Habiendo tomado conocimiento sobre la circulación de un texto que busca adhesiones en apoyo a la gestión del Sr. Alejandro Tantanian dentro de la comunidad de artistas y trabajadores de la Cultura, cuyo contenido manifiesta la valorización del trabajo realizado en el marco de su dirección durante el período 2017/2019, y en representación del personal artístico/técnico y administrativo del Teatro Nacional Cervantes nos vemos en la necesidad de refutar dicha valorización e informar brevemente lo que durante este período se ha vivido hacia el interior de este Teatro”, afirma.

“Esta gestión no ha escapado desde su inicio y conformación de su equipo de gestión, a los cánones establecidos por el gobierno al cual ha representado en referencia al demérito de los empleados del Estado desvalorizando la capacidad del personal en todas sus áreas puertas adentro como también lo ha evidenciado en cada expresión y manifestación pública que ha realizado al referirse a ‘su equipo de gestión’ sin reconocer que un teatro funciona, también, gracias al acompañamiento y la labor de su personal especializado. ‘Ellos y nosotros’ ha sido su posición desde el primer día y esa línea de pensamiento ha marcado la comunicación que el Sr. Tantanian utilizó e implementó a su equipo, como metodología de trabajo”.

Y agregan “muchos de los logros que el texto circulante manifiesta como méritos de esta gestión existían ya, en algunos casos con otro formato; como por ejemplo la articulación con la comunidad educativa con los programas El Cervantes en las escuelas y Las escuelas en el Cervantes; la implementación del TNA Produce en el País, anteriormente Plan Federal, que acompañaba la producción integral en todo el territorio Argentino. Tampoco es real que se haya incrementado el volumen de público asistente y de ello pueden dar veracidad las estadísticas”.

Al cierre de la nota, el director Alejandro Tantanian no respondió los mensajes de este diario.

Comunicado de los trabajadores.