Después de sus primeras imágenes que mostraron galaxias lejanas, planetas inhóspitos y agujeros negros, el telescopio espacial James Webb siguió su trabajo. Las nuevas revelaciones hicieron foco en dos planetas conocidos y atrapantes: Marte y Neptuno.

En cuanto al primero, las tomas proporcionan información sobre el relieve del planeta rojo y las diferencias de temperatura en su superficie.

Además, el James Webb (que opera en el rango del infrarrojo) obtuvo el espectro del planeta: una curva característica que permite estudiar, por ejemplo, la composición química de la atmósfera marciana.

“El no sólo es capaz de registrar imágenes en el infrarrojo para determinadas longitudes de onda, tal como en las instantáneas anteriores: también puede obtener valores de la radiación en un rango de longitudes de onda (el denominado espectro). El instrumento del James Webb encargado de dicha tarea es el NIRSpec”, sostiene un artículo del sitio de divulgación científica The Conversation. Y acotan que “las curvas espectrales nos permiten identificar los compuestos químicos presentes en la atmósfera marciana”.

“Estos prometedores resultados sobre el espectro de Marte serán de gran utilidad a la hora de buscar trazas de otros gases menos abundantes en la atmósfera marciana (como, por ejemplo, el metano o el cloruro de hidrógeno). Además, y dada su privilegiada ubicación, el James Webb podrá estudiar diferentes fenómenos como tormentas de polvo o determinados patrones climáticos en el planeta rojo”, completan. 

Foto: NASA

Marte, con su rojo característico por la gran cantidad de óxido de hierro en su superficie, es el segundo planeta más pequeño del Sistema Solar, detrás de Mercurio. Tiene un período de rotación similar al terrestre (24 horas y 39 minutos), y tarda unos 23 meses en completar una vuelta alrededor del Sol. Como explican en The Conversation, la gravedad marciana es unas 2,6 veces menor que la de nuestro planeta: “si usted consigue saltar hasta una altura de medio metro en la Tierra, alcanzaría los 1,2 metros en Marte”.

Algunas características del relieve marciano son únicas en nuestra galaxia: el Monte Olimpo, de 22,5 kilómetros de altitud y con una extensión que abarca gran parte de Francia continental; grandes extensiones de terreno rocoso formadas por colinas de menor elevación; la Cuenca de Hellas (una llanura de unos 2300 kilómetros de diámetro en el hemisferio sur formada tras el impacto de un meteorito, con el cráter que alcanza una profundidad máxima de unos 6 kilómetros); y el sistema de cañones más largo del Sistema Solar: el Valle Marineris. Se trata de una gigantesca depresión de 4800 kilómetros (casi la distancia entre California y Nueva York) y 11 kilómetros de profundidad. Es diez veces más largo que el Gran Cañón de Arizona.

Foto: NASA

En una de las imágenes del Webb se pueden distinguir detalles del relieve marciano como el cráter Huygens, el volcán Syrtis Major y la cuenca de Hellas. 

La presencia de rocas y minerales en la superficie, cuya forma fue moldeada por la acción de agua líquida, hace factible la creencia de que Marte pudo contener agua líquida en su superficie hace millones de años, formando antiguas redes fluviales y deltas. De hecho tiene dos casquetes de hielo permanente en sus polos, tanto hielo seco (formado por dióxido de carbono) como hielo de agua.

Por último, la presión atmosférica en Marte es cien veces menor que la nuestra, lo que tiene consecuencias concretas. Por caso, no existen grandes cantidades de agua líquida en la superficie, porque sufriría una rápida evaporación o congelación. Y además, el sonido en el planeta rojo sería muy diferente al que percibiríamos en la Tierra.

El planeta helado

James Webb
Foto: NASA

Pocos días después de las nuevas imágenes de marte, el James Webb sorprendió con Neptuno.

Este planeta helado se caracteriza por el intenso color azul con que se lo ve, por la presencia de metano en su atmósfera. El compuesto químico absorbe gran cantidad de luz roja procedente del Sol.

Se lo descubrió el 23 de septiembre de 1846 cuando el astrónomo alemán J.G. Galle lo encontró en la posición exacta donde el matemático francés Le Verrier había predicho mediante cálculos matemáticos. Un día en Neptuno tiene una duración de unas 16 horas, debido su alta velocidad de rotación. Sin embargo, completar la órbita alrededor del Sol lleva 165 años terrestres: esto quiere decir que Neptuno sólo completó una revolución en torno al Sol desde que fue descubierto en 1846.

Eso sí, la imagen de Neptuno tomada por el James Webb no es azulada debido a que este telescopio capta la radiación infrarroja emitida por dicho planeta.

La luz solar tarda unas 4 horas en alcanzar a este gigante helado, que se encuentra 30 veces más alejado del Sol de lo que lo está la Tierra. Y recibe muy poca cantidad de radiación solar, por lo que es relativamente oscuro: “el mediodía en Neptuno sería equivalente a un tenue atardecer en nuestro planeta”, grafican en The Conversation.

Tiene un volumen de casi 58 tierras, y su densidad media es 3,4 veces menor que la de nuestro planeta (similar a la del azúcar de mesa). Su atmósfera está compuesta principalmente por hidrógeno (84 %), helio (12 %) y metano (2 %), además de otros compuestos como el amoníaco. Presenta una estructura de bandas similar a la de Júpiter o Saturno, y también dispone de un sistema de anillos, formados por partículas de hielo y silicatos. Hasta la fecha se le conocen 14 satélites. Tritón es el de mayor tamaño.

En cuanto a las imágenes del James Webb, se distinguen algunaas características de Neptuno: las nubes de hielo de metano a gran altura que se muestran como las rayas y puntos brillantes; la circulación atmosférica que genera los vientos y las tormentas en Neptuno (se puede apreciar una tenue y delgada línea brillante rodeando el ecuador del planeta); las bandas de nubes altas alrededor del polo norte neptuniano mostradas en un tono azulado; los anillos de Neptuno. El Telescopio también capturó siete de las 14 lunas conocidas de Neptuno: Náyade, Talasa, Despina, Galatea, Larisa y Proteo. El punto de luz brillante en forma de estrella de ocho puntas es Tritón. “En el caso del planeta Neptuno los anillos más tenues habían permanecido prácticamente ocultos durante más 30 años (cuando la sonda espacial Voyager 2 se aproximó a este gigante helado)”, concluye The Conservation.