La polémica en las redes sociales suele ser encarnizada y, por supuesto, nunca tendrá un ganador definitivo. Es que la disputa entre el “team” verano y el “team” invierno enfrenta a fanáticos del calor con “hinchas” del frío y se reaviva ante cada jornada en la que se registra una temperatura extrema, ya sea por lo alta o por lo baja.

En ese escenario, podríamos decir que el pronóstico climático trimestral desarrollado por un amplio grupo de profesionales de diversas instituciones (el Servicio Meteorológico, Conicet, INTA, la UBA, entre otros) no plantea un panorama alentador para los adoradores del fresco e incluso desafiará a los más fanáticos amantes del calor. Es que, de acuerdo con las previsiones para esta temporada estival, se espera una mayor probabilidad de ocurrencia de temperaturas medias superiores a las normales en buena parte del país. Sobre todo en la zona centro y en el oeste de la Patagonia. Particularmente, la Provincia de Buenos Aires y el este de La Pampa es donde esas probabilidades son mayores.

Por otro lado, el mismo informe estima para diciembre, enero y febrero un déficit de precipitaciones para amplias zonas de la Argentina, que abarcan parte de la Provincia de Buenos Aires, el oeste de la Patagonia y todo el NEA. Específicamente, las mayores probabilidades de que haya lluvias por debajo del nivel normal se concentran en la Mesopotamia. De concretarse este vaticinio podrían agravarse las condiciones actuales de sequía que afectan a amplias regiones del país.

“Estamos frente a un déficit importante de precipitaciones y, lamentablemente, seguimos bajo la influencia de un fenómeno Niña que se va a extender, por lo menos, hasta el final del verano. Se trata de una Niña muy rara, justamente se la llamó la ‘triple Niña’ porque nunca se había dado durante tres años seguidos como viene ocurriendo ahora. Habrá que tener mucho cuidado ante la posibilidad de que se produzcan nuevos incendios”, alerta la climatóloga Matilde Rusticucci, quien forma parte del grupo de especialistas que elaboró el informe.

Este pronóstico se realiza sobre la base del análisis de las previsiones numéricas experimentales de los principales modelos globales de simulación del clima y modelos estadísticos nacionales, sumado al análisis de la evolución de las condiciones oceánicas y atmosféricas. El resultado final refleja un consenso consolidado a partir de esas diversas fuentes.

De extremo a extremo

Como si todo esto no fuera suficiente, otro informe confeccionado por la propia Rusticucci y Soledad Collazo, desde el Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, le pone más presión aún a la olla y al sistema eléctrico nacional que va a tener que soportar más acondicionadores de aire prendidos durante más tiempo.

Es que, el “Pronóstico de extremos de temperatura”, indica la probabilidad de una mayor ocurrencia de extremos cálidos de la temperatura máxima en toda la región de estudio -que abarca el centro y norte del país-, con excepción de una parte de San Juan y el norte de Jujuy.

“Este pronóstico otorga una alta probabilidad de tener temperaturas máximas muy extremas y temperaturas mínimas muy altas. Muy altas las dos, es decir, mucho calor. Esto significa que, si bien en algunos casos el aumento de la temperatura media puede no ser tan significativo, sí vamos a tener días con temperaturas máximas y mínimas muy superiores a lo normal”, detalla Rusticucci.

Si bien la presencia del fenómeno de La Niña, que tiende a jornadas de bajas precipitaciones y humedad, podía hacer suponer que vendrían días con una amplitud térmica marcada, no es eso lo que anticipa el informe. “Es cierto que en esas condiciones podría darse una mayor amplitud térmica, de hecho, es lo que vino ocurriendo en los meses anteriores. Sin embargo, ahora los cálculos nos dan muy altas tanto la mínima como la máxima”, sostiene la investigadora del CONICET.

Casi todo el país, con excepción de la Patagonia, fue puesto bajo este análisis en base a los registros de temperaturas máximas y mínimas recolectados a lo largo de tres décadas. Estos datos, junto con modelos computacionales, ciertos algoritmos y predictores, arrojaron este pronóstico probabilístico. Ahora bien, ¿tiene alguna relación este pronóstico extremo con el fenómeno del cambio climático? Para Rusticucci si bien no se puede adjudicar de manera directa al cambio climático lo que ocurra puntualmente este verano en Argentina, “sí es cierto que estamos en el marco de una tendencia a que las temperaturas aumenten cada vez más y cada vez más rápido. Por lo tanto, si uno lo mira en el largo plazo, sí  está relacionado con el cambio climático”, sostiene y completa: “Al analizar lo ocurrido en los últimos 50 años, está claro que antes estas temperaturas no eran tan frecuentes y que ahora hay una mayor probabilidad de que ocurran este tipo de eventos extremos como las olas de calor”.

*Artículo publicado en NEXCiencia, el sitio de divulgación científica de la Facultad de Exactas de la UBA.