Un sector de la comunidad china se movilizó a los Tribunales de Morón para exigir la libertad de Zeyi Huang, detenido hace un mes tras degollar a un presunto delincuente que habría intentado llevarse una bebida alcohólica sin pagar del supermercado de su familia. Mañana miércoles, la jueza Lucía Casabayó decidirá la suerte del joven migrante de 19 años. Por un lado, la fiscalía quiere que permanezca en la cárcel porque entiende que puede entorpecer la causa; en tanto, la defensa busca que el imputado sea beneficiado con la prisión domiciliaria.

Huang está preso desde la tarde del 17 de mayo, cuando dos muchachos se presentaron en la caja del supermercado Luna, en Mitre 846, a media cuadra de la comisaría primera de Morón para pagar una cerveza. El ciudadano chino, que estaba a cargo del negocio, acusó a uno de los dos clientes, Brian Ezequiel Godoy, de esconder otra botella entre sus ropas. Ante esto, la víctima se ofuscó, bajó sus pantalones y le mostró sus genitales. Poco después, Godoy yacía en medio de un charco de sangre degollado.

Por estas horas, se cumple el plazo de la prisión preventiva dictada por la justicia. Hoy al mediodía, se llevó adelante una audiencia entre la jueza Casabayó, el fiscal Fernando Siquier y los abogados defensores Ignacio De Franco y Juan Carlos Epifani. Además, estuvo presente el imputado y una traductora oficial.

“Es una persona de bien, honesta, un trabajador. Ese 17 de mayo, al igual que todos los días de su vida, se levantó para trabajar”, dijo De Franco durante la audiencia, a cuyas actas tuvo acceso este diario. “Nuestro defendido es una persona totalmente ajena al mundo delictivo, carente de antecedentes penales que en lo que va del año ya sufrió tres intentos de robos”, agregó. Según explicó y documentó la defensa, en uno de esos episodios, Huang sufrió una paliza y estuvo varios días internado.

En este sentido, los abogados defensores pidieron una “medida de coerción alternativa o morigerar los efectos de la prisión preventiva”.

El fiscal Siquier piensa diferente. Para él, el acusado actuó con “desprecio” por “la vida humana”, intentó fugarse del lugar, cambiarse la ropa y esconder el arma homicida, por lo que buscó “entorpecer la investigación”. Más allá de esta pretensión, el fiscal dejó la puerta abierta: en caso de que “se le otorgue algún beneficio, que sea prisión domiciliaria con tobillera magnética o la presencia de personal policial en su domicilio”.

El abogado De Franco cerró la audiencia aclarando que su cliente, el día del hecho, no quiso fugarse, sino que se fue a la planta alta del supermercado, donde vive, y luego se puso a disposición de la investigación.