Este sábado en el barrio Costa Esperanza de San Martín, los chicos de los merenderos de la zona se juntaron para quemar los muñecos de trapo que ellos mismos hicieron. Todos los años se reúnen para tomar chocolate caliente, comer galletitas y homenajear a San Pedro y a San Juan. Es la mezcla de dos fiestas, por un lado culto católico, y por otro, las creencias paganas.

“Es una herencia que recibimos en América Latina de los europeos. Quiero aclarar que cuando hablamos de creencias paganas no lo hacemos en términos peyorativo, se debe a que son previas al catolicismo, solo eso. En el norte de nuestro país hay muchas fiestas de similares características. Los chicos empiezan con el armado de los muñecos dos semanas antes a que se concrete el encuentro, escriben sus peticiones y se las meten adentro. Piden que se termine la injusticia, que sus padres tengan trabajo, el cese de los crímenes, entre otras problemáticas que suceden todo el tiempo en los barrios de la zona. Luego proceden a quemarlos para que se vaya todo lo malo, es una fiesta que está llena de símbolos”, explica Adolfo, el cura de Costa Esperanza.

Alrededor de 500 niños participan del evento todos los años. Se divierten y esperan la fecha para pedir que se vayan las cosas malas porque quieren vivir alegres. Están cansados de padecer las injusticias sociales a diario.

“Lo más importante de todo esto es el encuentro, la purificación para traducir todo la tristeza en alegría. Esto es como un bautismo, un renuevo espiritual. En Bolivia y Perú se hace la fiesta del fuego, allí comparten el mismo significado. Se reúnen para tomar algo caliente y compartir un momento en paz y armonía. En el litoral está la leyenda de que en el día de San Juan el fuego no quema y por eso caminan sobre las brazas. Son distintas actividades que tienen que ver con el encuentro, la purificación y la fe”, cuenta el cura Adolfo.

Las mujeres del barrio se reúnen para preparar comidas y repartir a los vecinos. Lo hacen porque pretenden construir una sociedad más justa. Consideran que las cosas malas que suceden en el bario son producto de las desigualdades.

“Hace tres años que venimos trabajando en los merenderos de la zona y realizamos una articulación para que una vez por años se realice esta fiesta. Hace dos semanas que nos pusimos en campaña para conseguir el chocolate y las galletitas. Esta actividad también sirve para conocernos entre todos los que trabajamos en los barrios, así generamos lazos más fuertes”, Roxana Rolón, del frente de mujeres del Movimiento Evita.

Parece ser que la economía actual azota en gran manera en los sectores populares. Las personas que trabajan con los niños hoy también atienden a los mayores y adultos. Esta iniciativa de las madres recibió el apoyo de la Municipalidad de San Martín que les brindaron los equipos de sonido.

“En los merendero de Costa Esperanza empezamos brindando una copa de lecha a los chicos, hoy cada uno atiende a 100 y 150 niños. Pero en los últimos tiempos se sumaron sus hermanos más grandes, los padres y en algunos casos hasta los abuelos. Por eso tuvimos que empezar a dar desayuno, almuerzo, merienda, y viandas para la cena. En los últimos tiempos se sumó muchísima gente”, explica Roxana.

Y finaliza: “Nos juntamos en la casa de una compañera y hacemos pan dulce para repartirle a la gente. Estamos articulando con las cooperativas para que nos ayuden porque la situación empeora y no podemos suplir todas las necesidades de los vecinos”.