Fue uno de los símbolos de la pandemia. Lo que nos hizo dar cuenta en la cotidianeidad de que estábamos viviendo algo excepcional. Y es, entonces, el que puede decretar el fin de esos años de Covid que nunca olvidaremos. A partir de la resolución número 1849/2022, publicada este miércoles en Boletín Oficial, el Ministerio de Salud de la Nación eliminó «el carácter obligatorio del uso del barbijo como medida preventiva en la población general».

Según afirman, la medida fue tomada «a partir de las altas tasas de cobertura de vacunación contra la COVID-19 alcanzadas en la población y al actual escenario sanitario y epidemiológico». Los contagios siguen bajando por quinta semana consecutiva, al igual que las internaciones y la mortalidad.

A la par, se registran altos índices de vacunación: la Argentina es el país con más de 30 millones de habitantes con mayor tasa de cobertura del mundo. Claro que eso en cuanto a primeras dosis. Los refuerzos no tuvieron la misma respuesta: de 40,9 millones de personas que se dieron la primera aplicación, 27,3 millones se aplicaron la tercera o la cuarta.

Hasta el 6 de septiembre, la vacunación contra el Covid-19 alcanzó una cobertura del 82,5% en población general y 81,7% en mayores de 3 años. Además, cuentan con el primer refuerzo el 46,7% en población general y el 73,5% de los mayores de 60 años.

Así lo explicó la cartera sanitaria: «otro factor que se consideró para eliminar el uso obligatorio del barbijo son las altas coberturas de vacunación en los grupos de edad que presentan un mayor riesgo a contraer una enfermedad grave. Además, nuestro país ha comenzado tempranamente con la vacunación de las personas menores de 18 años, incluyendo en el grupo objetivo a todas las niñas y niños desde los 6 meses de edad».

Los números de infectados son mínimos comparados con meses atrás, aunque siguen contados en miles: en la última semana (los partes ya son semanales y no diarios) pasaron de 7902 a 6175. Buenos Aires, CABA, Córdoba y Corrientes (que tiene altísimos niveles de contagios en promedio, casi la mitad que todo el territorio bonaerense), son las que registran más casos. Mientras que hay trece jurisdicciones que no presentan nuevos registrados.

Hay una realidad: casi no se testea. Solo a mayores de 50 años o con factores de riesgo. Pero aún con el subregistro, si hubiese gravedad se vería en muertos o internados. En cuanto a fallecidos, en siete días bajaron de 61 a 25. Hay 308 personas internadas en camas de Unidad de Terapia Intensiva (UTI). Actualmente, el 41% de las UTI están ocupadas, pero sumando todas las patologías.

«La medida se basa además en la tendencia estable de ocupación de camas de terapia intensiva por COVID-19 y que la cantidad de pacientes en Unidades de Terapia Intensiva (UTI) reportados por las jurisdicciones refleja un descenso continuo en las últimas 4 semanas. En tanto, en los hospitales nacionales es de 5% en pacientes pediátricos y de 1% en adultos en la última semana», sostuvieron en Salud.

«A esto se suma también un menor impacto en la mortalidad, registrándose en los últimos 5 meses una tendencia sostenida a la baja en la cantidad de fallecidos. En ese sentido, la efectividad de las vacunas, principalmente en poblaciones vulnerables, ha demostrado ser muy alta para prevenir la enfermedad grave y mortalidad, independientemente de la variante circulante», agregaron.

Ahora es el turno de las provincias: cada autoridad jurisdiccional podrá adaptar también las recomendaciones necesarias para la prevención «en función de la situación epidemiológica provincial y la estrategia sanitaria planificada».

De todas maneras, la cartera sanitaria nacional mantiene las recomendaciones de cuidado «durante momentos de alta circulación tanto de SARS-CoV-2 como de otros virus respiratorios»: asegurar la ventilación de los ambientes; mantener la higiene frecuente de manos; usar en forma adecuada el barbijo en espacios cerrados, incluyendo los ámbitos laborales, educativos, sociales y el transporte público; y ante la presencia de síntomas, evitar el contacto con otras personas y la asistencia a actividades laborales, sociales o educativas.

Además, resaltaron que el Ministerio de Salud de la Nación «continuará fortaleciendo la vigilancia epidemiológica para poder detectar de manera temprana el eventual surgimiento de nuevas variantes en Argentina o en el mundo, que puedan requerir cambios en las recomendaciones».

¿Qué sigue? Las autoridades sanitarias planificarán en los próximos meses el plan para el año próximo, pero la idea más repetida entre las jurisdicciones es que pase a tomarse como la gripe: una dosis anual. Ya se vio que más de una aplicación cuesta que la población se aplique. Sobre todo si no se tiene la dimensión del riesgo, y que en muchos casos prefieren no dársela para no estar uno o dos días de cama, con dolores. Dosis sobran: en el país hay más de 8 millones de vacunas que aún no se aplicaron. Y posiblemente el año que viene sea aún más fácil la adquisición, y los laboratorios sigan actualizando el compuesto cada temporada de acuerdo a las mutaciones del virus. Además, avanzan las producciones locales de vacunas, que en 2023 seguramente generan grandes novedades a nivel nacional. Lo cierto es que en la Argentina una nueva etapa de la vida post pandemia ha comenzado.